Multimillonario Playboy.

1.4K 163 7
                                    

Dejo que Gail hable con Jason con algo de intimidad. Cojo mi chocolate caliente y me dirijo hacia la chimenea. Está encendida y el calor que desprende se agradece.
Me siento en uno de los sillones que rodean la chimenea y suspiro de placer mirando por la ventana como los enormes árboles que componen el alrededor del Steele House están cubiertos por nieve. Desde mi posición veo la entrada al sendero del Roble marcado.
¿Qué? Creéis que hay un roble marcado, ¿verdad?
Bueno, pues sí lo hay. Hace muchos años los habitantes y turistas de esta ciudad ponían sus nombres en la madera y poco a poco se convirtió en leyenda. La ruta de senderismo pasa por un enorme roble y como era de esperar, alguien dispuesto a no quemarse mucho la cabeza, la bautizó con ese nombre.
Somos una cuidad pequeña, de antiguas costumbres, nuestra gente es tranquila y entre nosotros reina una cordial solidaridad.

—¿Me puedo sentar contigo? —Giro lentamente la cabeza, buscando temerosa al portador de tal impresionante barítono ronco, sexy y muy sosegador.
Y lo que veo... hay madre lo que veo.
Me levanto de golpe casi derramando el chocolate.

—Su alteza. —Como manda el protocolo hago una reverencia.
Aquí nos hemos criado con la familia real desde que éramos pequeños y estamos muy familiarizados con el protocolo a seguir.

—Déjate de alteza, aún no soy rey y me gustaría dejar a un lado al príncipe —me pide dedicándome una sonrisa traviesa de hoyuelos sexys.
¡Por el amor de Dios deja de calificarlo como sexy!
—Nos conocemos desde pequeños, Ana. Hemos estudiado juntos. Para ti soy Christian.
Asiento con una sonrisa más relajada.

—¿Sabes?, se me suele olvidar que eras un pijo superdotado cuando te veo en las fotos de Navidad con el uniforme civil y todos esos galardones. —Se ríe.
Tiene la risa más bonita que haya oído en mi vida.

—A mí me cuesta creer que seas la mejor diseñadora de tacones con esas botas de borrego. —Bajo la mirada a mis simples y funcionales botas UGG de color negro y le vuelvo a mirar con una sonrisa burlona.

—Nada vuelve a ser lo mismo cuando te calzas unas de estas —comento encogiéndome de hombros sin poder dejar de sonreír ni de mirarle.
Va vestido informal, con unas botas de piel, unos vaqueros, un jersey de lana gris oscuro y un forro polar. Guapo, guapísimo a rabiar, con un gorro negro, su preciosa cara pálida del frío y esos ojos grises chispeantes de vida.

—Entonces, ¿me puedo sentar contigo y hacerte compañía? —pregunta con burla de nuevo.

—Claro, estás en tu casa —ofrezco y le señalo el sillón individual que yo ocupaba.
Me sorprende cuando me sujeta con suavidad del codo y tira de mí para situarme junto a él en el sillón de dos plazas.
Le miro perpleja a su sonrisa traviesa y nos insta a sentarnos. Su rodilla roza la mía y dentro de mí, un estallido de mariposas revolotean en mi vientre.
Ahora el calor del fuego me parece demasiado.

—Cuéntame, ¿cómo te trata la vida? —pregunta.
Se pone de nuevo de pie y se quita la chaqueta, el gorro y los guantes.
El pelo cobrizo y despeinado le da un toque aún más desaliñado y juro por lo más sagrado que casi se me para el corazón.
Se lo peina con las manos a un lado y yo me muero por hacerlo.
Se vuelve a sentar a mi lado y levanta una ceja interrogante.
Ah. Sí.

—Bien. Muy bien. Genial. —Me daría de tortas.
Parezco lela.

—Yo diría que más que bien, te veo en muchas revistas y tú nombre está entre los mejores diseñadores del mundo. A mi madre le encantan tus colecciones —me halaga mirándome con firmeza, tranquilidad y un aura inmensa de poder.
Aquí tenemos al futuro rey.
El cargo le va que ni anillo al dedo.

—Le he visto alguno de mis diseños. Es un honor que los lleve —digo sinceramente intentando sentirme más normal y no tan intimidada por él.
Bajo la mirada a mis manos entrelazadas en mi regazo y me tenso cuando una de las suyas las cubre en su totalidad y me da un suave apretón.
Le miro y echo un vistazo a nuestro alrededor. Afortunadamente no hay nadie.

Una princesa para un príncipe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora