𝐄𝐋 𝐇𝐔𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃 || timothée chalamet

10

El día que nuestros tíos salieron de la estancia fue cuando llevamos a cabo el plan. Para ese entonces ya todo me resultaba cansador, la situación en si era desgastante.

Los últimos días había estado de mal humor, enojada, a pesar de que me habían enseñado que las mujeres siempre debían estar siempre con una sonrisa, dispuestas y amables hacia el resto, pero no me sentía así. Quizás no era del todo una mujer, porque mis sentimientos parecían ser lo opuesto a lo que debía ser. Llegué a tal punto que me vi obligada a hablarlo con alguien mayor, y quién mejor para eso que Luisa, ella me había dicho que estaba bien tener estas emociones, que tenía derecho a sentirme así, enojada. Era algo humano y que por ser una niña no debía reprimirlo. Mientras que Emily lo único que había hecho fue regañarme por no tener la mejor cara, o no responder de la mejor manera, como si fuese normal que a mi hermano alguien lo estuviese acechando y que hubieran matado a dos personas.

—¿Estás lista?—mi hermano se encontraba ya listo para partir, nos habíamos encargado de ver que nuestros tíos se encontraban yendo a Londres, Harry estaba en la cama siendo cuidado por Luisa, mientras que los tutores no habían aparecido confirmando que habían recibido bien las cartas.

—Si, es mejor que nos marchemos cuanto antes así podremos regresae más rápido—contesté poniéndome la capa que utilizaría, era lo único que me faltaba. Arthur también utilizaba una, ya que no sólo nos protegería del frío si no que también llamaríamos menos la atención, si alguien nos veía no reconocería nuestras caras y eso era lo más importante.

Nos escabullimos por el ala de la casa que no se usaba tanto, donde estaba todo lo que ya no servía o no se utilizaba. Al salir por la puerta, ésta daba a un costado del jardín delantero, justo para el mismo lado que teníamos que dirigirnos. Nos concentramos tanto en no hacer ruido para no llamar la atención que pasamos por alto que Timothée estaba allí, tomando aire.

—¿Qué están haciendo? ¿No deberían estar en clase?—se cruzó de brazos caminando en nuestra dirección, inmediatamente todo mi plan se había derrumbado en menos de un minuto. Al igual que mi humor.

—Señor Chalamet haga como que no nos ha visto, es un asunto muy importante para nosotros—Arthur se adelantó a hablarle, notaba como se obligaba a él mismo a ser amable para que pudiera hacerle el favor de guardar el secreto.

Todavía no sabía como todos mis planes salían uno peor que el otro.

—No diré nada—le respondió a lo que mi hermano abrió sus ojos sorprendido—. Sólo si los puedo acompañar, no es seguro que anden solos por ahí.

—¿Acaso usted nos protegerá?—se burló el más joven de los tres, por mi parte seguía en silencio, no tenía ganas, ni intenciones, de hablar.

—Está bien, si no quieren que los acompañe iré a buscar a Anabelle, seguramente le encantará oír como se han escapado...—dijo dando unos cuantos pasos hacia atrás, estaba amenazándonos. No sabía si era capaz de delatarnos, pero estaba segura de que si era nuestro cómplice no diría nada.

—Timothée está bien, puede acompañarnos, sólo no le dirá a nadie ni una palabra de esto—hablé por primera vez, el sonrió satisfecho. No sabía que era lo que buscaba, pero lo había conseguido.

—¡Liz!—susurró Arthur para mi, de todas maneras era bastante tonto ya que él podía escucharnos—, ¿qué crees que estás haciendo?

—Salvar el plan—contesté para comenzar a caminar, me adelanté un poco así podía ir tranquila y en silencio.

Pude oír como me seguían, a su vez intercambiaron varias palabras donde Arthur se quejaba de la presencia del huésped, y Timothée lo ignoraba. Rodeamos el río donde había encontrado el cuerpo del chófer, la casa de Matthew estaba sólo a treinta minutos a pie.