𝐄𝐋 𝐇𝐔𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃 || timothée chalamet

9

Me desperté debido a unos golpes en la puerta. Abrí lentamente mis ojos, la habitación estaba iluminada por la luz solar.

—Liz, ya es hora de bajar a desayunar—Arthur apareció en mi al lado de mi cama.

Intente enfocar mis vista en él acostumbrándome al brillo, había dormido tan poco que sentía mis ojos pesados.

—Bajaré en un minuto—murmuré tapándome con las cobijas por encima de al cabeza.

—Te espero aquí afuera—respondió, escuché como cerró la puerta. Quejándome me levanté, tomé la ropa que había preparado antes de dormir, un vestido rosado de mangas largas. Era simple pero no tenía ninguna ocasión especial.

Intenté estar lista lo más rápido posible, aunque seguramente había tardado unos cuantos minutos, al abrir mi puerta vi como mi hermano me estaba esperando.

—¿Qué sucede Arthur?—le pregunté, todavía seguía un poco dormida y de mal humor por tener que despertarme.

—Ha venido Matthew ayer por la noche, intenté despertarte llamando a tu puerta pero no has respondido—al escucharlo todo desapareció, sentí mi corazón frenarse y un vacío en mi estómago apareció.

—¿Has estado en mi habitación?—dudosamente pregunté, necesitaba saberlo a pesar de que podría arrepentirme al saber su respuesta.

—No he entrado si es lo que quieres saber—respondió frunciendo su ceño, mis pulsaciones volvieron a un ritmo más cercano al normal—. De todas formas lo importante es que Matthew estuvo aquí, Liz.

—Y..., ¿qué quería?

—Quería hablar con nosotros pero como tú no estabas me ha dicho que fuéramos a su casa cuando encontráramos el momento, él estará disponible todos los días—explicó entusiasmado, sabía lo importante que era para él Matthew, habíamos crecido juntos y lo veía como un ejemplo a seguir.

—Eso es imposible, ¿cómo saldremos sin que se den cuenta?—pregunté, estábamos parados en el borde de la escalera.

—Necesitamos un plan, pensaré en algo y tú también, quizás logremos uno bueno entre los dos—dijo mientras comenzaba a bajar las escaleras, lo seguí sin volver a hablar.

(...)

Luego de aquella conversación con Arthur comencé a pensar, capaz estaba analizando todo por demás pero sentía que había sido tan irresponsable.
Pude entender que Matthew no había querido verme cuando lo vi en el bar ya que sabía acerca de mi mentira, y el hecho de pensar que todos se podrían enterar si él abría su boca me aterraba, y también me enojaba. Estaba furiosa conmigo misma, por permitir que esto haya pasado. Tuve mucha suerte de que Arthur, y nadie, haya descubierto que me escapé, pero todavía mi secreto no estaba a salvo. Podía perder mi única oportunidad de estudiar, de llegar a ser algo en esta vida, la oportunidad de salir de esta casa y la oportunidad de no ser simplemente la esposa de alguien más.

Por esto mismo tenía una guerra interna de sentimientos. Fue como un balde de agua fría que me trajó de nuevo a la realidad, ya que esa noche que había pasado con Timothée fue como una fantasía. Arthur se había tomado la molestia de recordarme cada hecho extraño que sucedió, desde la persona que Harry había visto en su cuarto hasta los inexplicables comportamientos que tenía el huésped junto a mis tíos. No podía confiar en nadie ciegamente.

Durante el día siguiente a la noche del bar notaba las miradas que Timothée me daba, pero ya no estaba segura si quería devolverselas. Me había dejado llevar por mis sentimientos cual una niña pequeña, creyendo que no era malo cuando todo apuntaba a que sí, por lo que le evitaba a toda costa. Para mi suerte sólo nos habíamos visto durante el desayuno y la cena, provocando que sea un poco más fácil no observarle. Me encontraba tan confundida respecto a que pensar y que creer, así comence a a buscar respuestas desesperadamente.