Capítulo 15.

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Aún seguía allí, a pesar de que podía escaparse, seguía esperando que llegara. La noche anterior él se había ido tan rápido que ni siquiera se había dado cuenta de que la había dejado desatada de manos y sí ella hubiese en realidad querido, ya estaría muy lejos de allí, pero ella, como la masoquista que era, no lo había hecho.

Había intentado ponerse la blusa echa pedazos, buscando así recuperar la poca dignidad que le quedaba, pero no pudo, la blusa solo era un trapo.

Por otro lado Ellien iba en dirección a la bodega cómo cada día después de salir de la universidad, su vida había con cambiado totalmente, hace unos meses era solo una persona normal que pasaba casi todo su día en la facultad, y ahora era cómplice de un asesinato y autor principal de cuatro secuestros.

La noche anterior había sido verdaderamente difícil, no pudo dormir, y no era del todo temor, sino por el incomodo lugar donde trató de hacerlo, tubo que dormir en el sofá porque Megan ocupaba su cama.

Había tenido que llevársela a su departamento, hasta que se calmase por completo, no podía arriesgarse que fuese a su casa en el estado que estaba, y echara todo a perder.

Aunque esa no fue la única razón de su insomnio, también lo era ella, aquella chica de baja estatura, ojos ámbar y pelo negro azabache.

Lo estaba jodiendo y no podía permitirlo, agradecía que solo faltara un mes para que todo acabase, se encargaría de terminar con lo planeado y luego olvidaría todo aquello.

Ella lo vio entrar por la puerta de la bodega y trato de cubrirse con sus manos, él al notar aquello se quedo sorprendido, no por su practica desnudez, sino por sus manos cubriendo estas.

¿La había dejado suelta?

Y más importante aún, ¿Y no había escapado?

Rápidamente se acercó a ella con la intención de atarla nuevamente, pero su voz lo detuvo.

--- No hace falta, no escaparé --- dijo con cansancio, podía jurar que vio sus ojos ámbar brillar --- No sé qué es lo que quieres conmigo, pero estaré aquí el tiempo que quieras.

Èl la miro incrédulo, ¿De verdad había dicho eso? Para el aquellas palabras fueron una evidente declaración, sino ¿Por qué se quedó? Teniendo la oportunidad más fácil de escapar, sin ningún tipo complicaciones.

--- Claro, y yo te creo --- respondió buscando que admitiera lo que él ya sospechaba --- Algo quieres, o algo estás tramando.

Ella rio con amargura. Quiero que te enamores de mi, pensó, pero no se arriesgaría a que la humillara más.

--- Es tu problema --- respondió con seriedad --- He pasado toda la noche y la mañana desatada y no he escapado, tampoco he hecho algo contra ti, así que no estoy tramando nada, pero y si así fuera, creo que estaríamos a mano.

--- Por tu bien, espero que de verdad no estés tratando nada, porque de otra manera te iría muy mal --- la amenazó, pero siendo sincera le importaba una mierda.

--- ¿Qué harás, me mataras? --- contestó --- Puede hacer lo que se te de la puta gana, después de todo es lo que estas haciendo desde el principio --- mientras le reclamaba todo aquello, no dejaba de pensar en todo lo que había detrás de esas palabras, se le escuchaba apagada --- Has lo que quieras, aparentemente no importa lo que hagas, nunca dejare de sentir esto.

Susurro lo ultimo, pero el logro escucharlo con claridad, ¿Había escuchado bien?

Su única reacción fue acercarse y desatar sus pies mientras ella lo miraba con atención.

Cuando terminó la sujetó de los hombros y la puso de pie frente a él.

--- ¿Qué has dicho? --- le preguntó queriendo que por fin lo dijera sin rodeos.

--- No voy a repetirlo —- dijo, pero sintió un fuerte apretón en el brazo que él sostenía, haciendo que de se quejara en una mueca de dolor —- Que estoy sintiendo cosas que no debería sentir por ti --- confesó y podría jurar que vio un destello de emoción en los ojos de él.

Las manos de Ellien viajaron a las mejillas de Maggi y la vio disfrutar de su contacto a pesar de tener los guantes.

--- ¿Te gusto? --- la volvió a cuestionar --- ¿Es lo que acabas de decir Maggi?

Fue tan satisfactorio escucharlo decir su nombre, que asintió sin tan siquiera pensarlo. No le importaba lo que pasara después, iba a disfrutar de ese momento el tiempo que durase.

--- Me gustaría que sintieras lo mismo --- se estaba exponiendo demasiado, pero no le importaba --- Me gustaría que...

--- ¿Y quién dijo que no lo siento?--- la cuestionó y ella lo miro asombrada, ¿Había dicho que ella también le gustaba? ¿A qué estaban jugando? ¿Debía creerle?

Quizás no debía, pero en eso momento iba hacerlo, lo necesitaba.

Él se había quitado los guantes de ambas manos y ahora disfrutaba de su cálido contacto. Por si mismo subió su pasamontañas hasta mas abajo de sus nariz y eso solo significaba una cosa.

Iba a besarla, y ella no se lo impediría.

Mas allá cualquier cosa, lo hacía porque de verdad lo deseaba. No podía nadar contra la corriente, desde hace tiempo deseaba besarla, acariciarla y poseerla como nunca lo había hecho con alguien, estaba violando todas las reglas del plan, pero para nadie era un secreto que él era el único que tenía la situación mas o menos bajo control.








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Estocolmo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora