VI

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— Debes invitarme a uno de esos bares para ampliar mi conocimiento del rock n' roll —dijo Paul recostado en el césped.

— Hmh... no lo sé, ahí veo. No digas boberías, estás demasiado borracho —lo golpeó suavemente en el hombro.

Habían bebido más de lo que debían, pero era evidente que Paul no estaba acostumbrado a los tragos más fuertes. Mientras que John estaba un poco mareado, Paul podía apenas caminar, entonces el castaño se vio obligado a llevarlo en sus brazos hasta un lugar donde sus padres no lo pudieran ver.

— Si de por casudilal... casua...

— Casualidad —corrigió Lennon.

— Eso, si de por eso me ve un periodista no dudará en ponerme en la portada de un diario —murmuró.

— Es por eso que te traje hasta este lugar, creo que es lo más apartado que estamos de la residencia sin salir de ella

— Gracias Johnny —recostó su cabeza en las piernas del otro y suspiró—. Hazme cariñitos.

Lennon soltó una pequeña risa la cual silenció con la palma de su mano para luego con la misma acariciar los oscuros cabellos de McCartney suavemente. 

Al cabo de un corto rato se dio cuenta de que el chico se había quedado dormido y estaba hasta babeando su pierna. Era una imagen bastante tierna.

— Demonios... —levantó cuidadosamente la cabeza de Paul para no despertarlo, pero fue en vano.

— ¿Hmm...? —preguntó con su borracho rostro.

— Te llevaré a tu habitación, está demasiado frío acá afuera

John se pasó el brazo de Paul por la nuca para poder afirmarlo y caminar. Como pudo esquivó a los guardias para que no notificaran al rey nada de lo que ocurría. 

Llegó a la habitación de McCartney y ya no aguantaba el peso, entonces lo tiró contra la cama y este ni se inmutaba. Le quitó los zapatos y el chaleco incomodo que llevaba, lo metió dentro de la cama y salió cuidadosamente de la habitación.

— ¿Lennon? ¿Qué hacías ahí? —interrogó Sterlin, la mano derecha del rey.

— Oh, señor —hizo una pequeña reverencia— Me pidieron que viniera a verificar si el príncipe Paul estaba efectivamente en su habitación

— ¿Y lo está? —preguntó extrañado levantando una de sus cejas.

— Si, de hecho estaba profundamente dormido —miró el reloj que se encontraba en un mueble frente a la puerta de la habitación de McCartney y volvió a hacer una pequeña reverencia—. Con su permiso señor, ya es tarde, debo ir a la cama

Se retiró rápidamente y mientras caminaba a su habitación Sterlin observó extrañado su peculiar forma de vestir.

— Ay, los jóvenes de hoy en día —suspiró.

***

— Ouch... mi cabeza... —se quejó con su ronca voz de recién despertado— ¿Qué hora es?

— Las doce en punto, su alteza —respondió la criada.

— ¡Mierda, debía estar hace dos horas con mi padre afuera! —exclamó preocupado.

Se desvistió rápidamente y fue corriendo desnudo a la bañera, terminó en casi cinco minutos y volvió al lado de su cama.

— Lia, rápido, ayúdame —dijo apresurado

— Señor, no creo que sirva de algo que vaya ahora, han pasado dos horas —dijo la mujer mientras buscaba ropa para Paul.

— Lo conozco, deben seguir esperando por mi

I'll Be Back; McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora