IX

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Lennon se encontraba en su habitación mirando por el pequeño balcón que tenía. Este daba a la parte trasera de la residencia y al bosque de los McCartney.

Estaba por acostarse y recordó que cuando limpió la habitación de Paul se le había quedado su corbata encima de la mesita de noche que estaba en el cuarto. Se la había quitado por ese rato debido a que apretaba mucho su cuello y quería sentirse cómodo mientras hacía el aseo, pero luego la olvidó.

— Dudo que esté durmiendo a esta hora —dijo mientras se ponía una ropa casual; o sea, una camisa blanca mal abrochada y pantalones negros un poco sueltos—. De hecho... dudo que esté en su habitación, con lo desordenado que es

Se dirigió con un candelabro pequeño en la mano directo a la habitación del pelinegro. Al llegar tocó despacio la puerta, pero como nadie dijo nada desde adentro, el solo ingresó.

— Oye Paul, en el día se me quedó una...

Pero no pudo terminar de hablar porque al dirigir su vista a la cama se encontró con una muchacha desnuda sobre Paul y gimiendo como loca.

— Oh por dios Paul ¡quiero más!

— Mierda, yo... —musitó Lennon mientras dirigía su vista al suelo un tanto perturbado.

— ¿John? —Paul procesó unos segundos lo que sucedía mientras afirmaba a la chica de su cintura—. ¡John!

— Soy... Tracy, no John... oh mierda ¡Si! —gimió la chica mientras apoyaba sus manos a los costados del rostro de Macca.

Pero Lennon solo se limitó a dar la media vuelta con la boca abierta y salir de la habitación casi corriendo con rubor en sus mejillas.

Para suerte de McCartney la joven no se percató de lo que pasaba y esta siguió como si nada el acto. Pero Paul ya no sentía placer, solo pensaba en lo tierno que se veía John cuando estaba avergonzado y lo vergonzoso que seria verlo al día siguiente.

— ¿¡Paul!? —exclamó nuevamente la joven—. Ya terminé.

— Oh claro, claro —se acomodó y posicionó a la muchacha en cuatro—. Espera... un poco

— Mierda mierda mierda mierda —repetía John incontables veces en su cama y cubriendo su sonrojado rostro con ambas manos.

No le avergonzaba o algo por el estilo ver a alguien en pleno acto sexual, si no que estaba confundido por haber sentido celos repentinos cuando vio a una chica en la cama de Paul, y follando con el.

— Bien John, son celos de amigos, todos hemos tenido alguna vez —dijo riéndose solo—. ¿Por qué hablo de Paul conmigo mismo?

***

— Johnny —se escuchó desde atrás.

— Paulie —el castaño volteó con una leve sonrisa.

— ¿Podemos hablar?—carraspeó.

— Seguro, termino con esto y vamos —dijo John mientras pasaba un paño para quitar el polvo de los muebles de una de las tantas oficinas del lugar.

Ambos chicos se dirigieron al interior del bosque —perteneciente a los McCartney—, caminaron unos minutos hasta llegar al lado de un gigante árbol de manzanas el cual tapaba los rayos del sol de la tarde con sus hojas. Ahí se sentaron sobre el césped y se miraron nerviosos mutuamente. No sabían qué decir, pero sabían de lo que tenían en mente.

— Lamento que me hayas visto teniendo sexo con una chica —dijo Paul avergonzado mientras jugaba con el pasto para evitar la penetrante mirada del otro.

I'll Be Back; McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora