VIII

41 3 0
                                    

— Papi, ese plebeyo me molestó durante toda mi cita con Paul —acusó la joven.

Aaron miró de pies a cabeza a John, quien se encontraba de pie junto al auto esperando a Paul. Le dio una mirada de desagrado y entró a su hogar, no sin antes dirigirle la palabra a McCartney.

— Escúchame; mi hija es tu futura esposa y yo tu futuro suegro, así que más te vale decirle a ese desubicado de Lennon que se comporte, o si no luego verá las consecuencias —entró a su hogar y los guardias cerraron la doble puerta.

John abrió la puerta del auto para Paul y cuando este ya estaba adentro, la cerró de golpe.

McCartney iba en el asiento trasero y Lennon era el conductor, iban los dos solos.

— ¿Qué te dijo ese viejo? se veía muy molesto —preguntó el castaño.

— Me dijo que te dijera que fueras más "decente" con la princesa —hizo las comillas con sus dedos.

— Ajá si, como no —respondió sarcásticamente con sus manos sobre el volante.

Al cabo de un rato los dos se encontraban en la oficina del rey James, aunque este aún no llegaba.

— No pensé que un rey fuera impuntual —musitó John.

— Lo sé Johnny, tampoco lo sabía... hasta ahora

Se escuchó abrir la puerta y se trataba del rey James. Ambos supieron que algo andaba mal cuando vieron al rey Aaron detrás de el y seguido de este; Lizbeth.

Los tres recién llegados se sentaron en los sillones y el silencio cundió unos minutos por la habitación.

— Como nadie empieza... lo haré yo -dijo Lizbeth mientras se ponía de pie—. Hoy sucedió algo que puedo calificar de humillante para mi. Este empleado —apuntó a John—- Me trató como si fuera su amiga, peor aún; una de su clase.

Al instante las miradas penetraron en Lennon, quien se encontraba de pie acomodando su ropa interior. Paul no pudo contener la risa y miró a John y luego al bulto entre sus piernas.

— Ajám... —carraspeó el rey James—. John es uno de mis mejores empleados hasta ahora, y al parecer es cercano de mi hijo Paul, le pediré a el que hable con Lennon

La muchacha y su padre miraron insatisfechos al padre de Paul, entonces este se puso de pie y se acercó a Lennon.

— Arrodíllate y pídele disculpas a la princesa Lizbeth —ordenó secamente.

John dudó unos segundos en hacerlo porque uno de sus principios era exactamente no arrodillarse ante nadie, y menos ante alguien que le desagradaba. Sin embargo, sabía que si el no cumplía podía perder su trabajo y eso arriesgaría a Mimi.

Caminó firmemente ante la joven y se arrodilló en frente, ella se puso de pie y estiró una de sus manos.

— Lamento mi comportamiento tan inmaduro la tarde de su cita con el señor Paul, le pido disculpas si la ofendí —besó la mano de la chica.

Por otro lado Paul miraba estupefacto la escena desde atrás, ver de esa forma a alguien que consideraba un amigo le daba pena, y más porque si trataba de hacer algo su padre no dudaría en castigarlo duramente.

— Está bien, acepto tus disculpas —dijo con una expresión egocéntrica—. Con una condición.

— ¿De qué estaríamos hablando? —inquirió Lennon.

— No te meterás ni le hablarás nada a Paul sobre nuestro futuro matrimonio, y lo digo porque sé que ustedes dos hablan de mi a mis espaldas

— Está bien, no le diré nada al señor Paul

I'll Be Back; McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora