I'll Be Back; McLennon

VII

— Buscaré acá, solo aguarda un poco —dijo John mientras revisaba una caja con recuerdos de el.

— A ver, quiero ver —Paul se sentó al lado del castaño y observó el interior de la caja—. Yo también tengo una así, guardo cosas de valor sentimental en ella, y cigarros.

— No deberías fumar tanto Paul, puedes enfermarte

—Johnny, tu no sabes lo estresante y abrumante que es ser un príncipe sensual y joven, a veces necesito un poco de calma —se excusó Paul.

— Exacto; calma, no cigarros. Si necesitas verdadera calma puedes hablar conmigo o no lo sé... salir por ahí si necesitas

McCartney sonrió mientras miraba los ojos cafés de John y como estos estaban totalmente enfocados en los recuerdos.

John sacó una fotografía en blanco y negro; se trataba de una foto tomada por el a un pequeño y tierno gato; el animalito estaba

— Aww ¿Quién es? —dijo enternecido Paul mientras tomaba la fotografía con sus manos.

— Se llamaba Moon, fue mi gata hasta que tuve quince años. Siempre me quejaba del nombre que le habían puesto, pero cuando la perdí comprendí lo maravilloso que le quedaba —dijo de manera melancólica.

Al instante Paul sintió como John se había entristecido, pero no pudo evitar la curiosidad.

— ¿Qué sucedió con ella? —indagó el chico.

— No tuvo un buen final, tenía un año y creo que ocho meses —respondió John mientras sacaba otra fotografía que le había tomado a la gata.

En la mente de Lennon pasaron todos esos oscuros y tristes recuerdos de cuando perdió a su amiga Moon.

— Yo la amaba, y no pude despedirme de ella —dijo John con tristeza.

Paul dejó la foto a un lado y abrazó a John fuertemente mientras que acariciaba la espalda de este. El castaño contuvo las lágrimas porque no le gustaba que nadie lo viera llorar.

— Pasó hace casi seis años, ya está superado —dijo el mayor mientras se separaba del abrazo.

— Siento y sé que fuiste el mejor padre humano para esa gatita —dijo McCartney.

— Eso espero. Ahora ten esta foto y llévala al jueguito ese, pero la traes de inmediato al terminar o te mato

— Claro, nos vemos

Paul sonrió e iba a besar la mejilla de John, pero por error este se movió y los labios de ambos chicos terminaron unidos en un corto beso de apenas un segundo. Al instante el pelinegro salió rápidamente de la habitación y se dirigió con sus conocidos.

John estaba aún sentado en la cama tratando de procesar todo lo que había sucedido en unos cuantos minutos, y Paul por otro lado iba por los pasillos corriendo con sus mejillas un poco sonrojadas por el pequeño accidente.

— Y el ganador es... ¡El príncipe Paul McCartney! —dijo el que había tomado el lugar de anfitrión.

— Cuarta vez consecutiva —dijo victorioso el chico—. Ahora todos ustedes páguenme, idiotas.

Los chicos sacaron cierta cantidad de dinero de sus bolsillos y se la entregaron molestos a Paul; era la cuarta vez que lo hacían en cuatro meses.

***

— ¿Qué quieres comer? Hay pan, ensaladas, queso, tortas... Lo que quieras te serviré —dijo dulcemente la chica.

El grupo de jóvenes estaban bajo la sombra de dos árboles grandes, sobre el césped había un mantel a cuadros blanco con rojo, más lejos se encontraban los autos en los que habían llegado.