Corriente

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Hace sólo unos minutos ella recordaba haber estado cómodamente sentada en su lugar dentro del bus, hasta había conseguido que Annabeth le dijera que si. Se habían dado su primer beso, de manera accidental, pero contaba de todas formas.

Y ahora, ahora ella luchaba por mantenerse a flote, sus manos se movían a sus lados estaba desesperada, tenía frío, estaba empapada hasta decir basta. Estaba segura que había perdido sus zapatos cuando el río los tumbo cerca de los buses, había chocado quizá contra algo cuando eso sucedió, sentía algo arder en la parte trasera de su cabeza, quizá alguien estaba cerca y le golpeó, no lo sabía con exactitud.

Sólo estaba consciente de que el río se la estaba llevando, de que no había orillas cerca de dónde se hallaba y que no veía mucho más allá de unas cuantas ramas.

—¡Ayuda! —Intento gritar por encima del ruido que causaba el río, pero sabía que no vendría alguien pronto a sacarla de ahí.

Hasta que lo sintió, algo la arrastró, el agua le entró por la boca y la nariz, trato de pelear. Su instinto decía que luchara, porque estaba ansiosa y desesperada, si era una rama o el mismo bus, la hundiría, no quería hundirse, no quería morir.

—Tranquila, tranquila te tengo —La voz de un chico, un chico la estaba arrastrando.

—¡¿Percy?! ¡¿Percy?! —Intento voltearse, pero el brazo que el tenía contra su pecho y cuello se lo impedía.

—¡Vamos! —Le dio un último jalón hacia un árbol y le dio la vuelta.

Ella se aferro a las ramas del árbol con toda la fuerza que pudo, ahí pudo verlo. Percy estaba sucio, mojado, no traía puesta su chaqueta, esta estaba atada a una rama del árbol, como una cuerda de seguridad de la que el se aferro para poder volver al árbol. Ella no había estado muy lejos.

—¡Sube! ¡Tienes que subir! —Indicaba el tirando de su brazo. Sólo atinó a asentir y obedecer a ciegas lo que el decía, se estaba congelando. —Sujetate duro —

—Si, eso, eso —Estaba tiritando de frio mientras se abrazaba al árbol.

A lo lejos se logró oír un grito, Percy volteo enseguida hacia donde creyeron que provenía. Muchos gritos se oían más lejos que ese.

—Iré a ver, quédate ahí —El sonaba tranquilo, aunque la situación no era la mejor para ello.

—No, Percy, no —Ella estiro su mano hacia él, no quería quedarse sola en aquel árbol.

—Volveré, sujeta las chaquetas y lanzalas cuando esté cerca —El salió de ahí.

Piper lo vio desaparecer, hundirse en el agua, lo perdió de vista por un momento y comenzó a llorar, no quería estar sola. No deseaba morir y menos ver a su amigo morir delante suyo.

Luego de unos minutos vio que el agua arrastraba algo, dos cabezas flotaban sobre el agua. Una rubia y una pelinegra, Piper se sacó la chaqueta sin pensarlo y la ató a las que Percy tenía en la rama, el pronto se cansaría, necesitaba ayudarlo.

Cuando el estuvo lo más cerca posible, pues estaba luchando contra la corriente por no ser llevado por esta, ella lanzo las chaquetas, el no las logró alcanzar a la primera. La otra persona que llevaba parecía estar inconsciente. La lanzó una vez más con todas las fuerzas que pudo casi cayendo de la rama en la que estaba sentada, pero esta vez Percy las tomó, ella bajó a ayudarlo, arrastrando con toda su fuerza las chaquetas y asegurándose que no se suelten.

Se podía sentir la tensión en la tela, el como por partes se comenzaba a rasgar, sin embargo Percy ya estaba ahí, Piper le dio la mano para que termine de llegar.

Un gran viaje [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora