Capítulo 25: Vamos a México

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Capítulo 25: Vamos a México

Dedicado a mi bebé Andrés porque por fin comenzó a leer mis historias (:

[Y porque gracias a él, los jamones lloran.]

Eran las diez de la mañana y, por primera vez, no había sido despertada por gritos, agua fría, cornetas o algún otro tipo de instrumento musical, como aquella vez en la que los gemelos y Caleb entraron a mi habitación con tambores africanos, realizando un ritual vudú. Me duché y me vestí rápidamente, pues me estaba muriendo de hambre. Sin embargo, cuando entré a la cocina, me encontré con una escena que me hizo olvidar el rugido de mi estómago por un momento.
-Lo único que le estoy pidiendo es que hagan a los dinosaurios mirando para lados diferentes porque si todos miran en la misma dirección, no se pueden pelear entre ellos.-dijo Mike.
Él, Trent, Calum y Mauricio se encontraban reunidos alrededor del teléfono, sentados en la barra de la cocina.
-Exacto. ¿Usted cree que mis mañanas son divertidas si no puedo pelear con las galletas de T-Rex de mi hermano? Pues no.-lo apoyó Mau.
-Lo lamento, señor, pero me temo que no puedo hacer nada para arreglarlo.-habló la voz de un hombre a través del altavoz.
-¿Cómo que no puede hacer nada? ¿No se supone que el cliente siempre tiene la razón?-Calum frunció el ceño.
-Sí, pero...
-¡Pues entonces volteen a los pinches dinosaurios y ya!-gritó Trent y colgaron.
-Ehh... ¿qué están haciendo?-titubeé antes de dar otro paso.
-Ejerciendo nuestros derechos como clientes interesados en la mejoría de las galletas de dinosaurio.-soltó Mauricio con indignación y los cuatro se retiraron con aire solemne.

Aún confundida por lo que acababa de pasar, me dirigí a la alacena, miré a mi alrededor para asegurarme de que nadie me estuviera viendo y saqué la caja de Cinammon Toast Crunch, el cereal de Jace. Estaba a punto de servírmelo cuando una naranja golpeó la caja y la arrancó de mis manos. Solté un gritito de sorpresa y me giré para ver quién había hecho eso.

-¡Jace!

El chico sonrió y se acercó a mí.

-Para que aprendas a no robarte mi comida, enana.

Tomó la naranja y la caja de cereal y salió de la cocina.

Bufé y saqué un paquete de galletas. Poco a poco, los demás fueron entrando para sentarse a desayunar, mientras la televisión situada sobre la pared transmitía Elastic Heart de Sia en MTV Hits.

-Es lo más extraño que he visto en mi vida.-comentó Damen, mientras masticaba un trozo de tocino.

De repente, la televisión se apagó y Fireball de Pitbull comenzó a sonar, al tiempo que entraban los gemelos vestidos graciosamente con muchas telas de colores y colgantes dorados. Los seguían dos mujeres semidesnudas y demasiado maquilladas, ataviadas con trajes diminutos llenos de piedras brillantes y cadenas y enormes penachos de plumas llamativas. Meneaban las caderas y movían los brazos al son de la música, sin quitar nunca su enorme sonrisa y dejar de batir sus pestañas postizas.

-¡Dama y caballeros,-exclamó Trent a través de un micrófono.-presentando al sensual, rubio, apuesto e inteligente Seth Butler!

Seth apareció por la puerta con una mueca de fastidio. Hubo un gran estallido y confetti de colores comenzó a caer sobre nosotros.

-Dios mío, ¿cómo accedí a hacer esto?-susurró Seth, antes de formarse junto a los gemelos y las dos bailarinas.

Empezaron a realizar una coreografía con entusiasmo, moviendo el torso, las caderas, las piernas y los brazos con rapidez y al ritmo de la canción. Todos menos Seth, quien hacía todos los movimientos con cara de pocos amigos y con gran flojera.

-¡De acuerdo, suficiente!-gritó y le quitó el micrófono a Trent.

Los gemelos lo abuchearon pero les lanzó una mirada asesina que los hizo callar.

¡En problemas! (Otra vez) [MSHYY #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora