Capítulo 38

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«No quiero hablar nunca más contigo, Zayn»

«Eres un falso»

«Vas a Australia a seguir con tu vida y te olvidas de mí. Pasas de mí y tienes la cara de hablarme después de todo lo que has hecho»

«Ni se te ocurra hablarme de nuevo. Se acabó»

Leo estos mensajes una y otra vez sin entender absolutamente nada.

No he hecho nada. ¿Cómo que paso de ella? Eso es imposible. Hemos hablado todos los días y todo ha ido de maravilla, pero desde ayer, ha dejado de hablarme.

¿Qué está pasando?

Alzo la vista y encuentro a Robert pasando por delante de mi oficina. Me mira con asco. Niega con la cabeza y sigue caminando.

Me levanto rápidamente y corro detrás de él. Lo cojo del brazo y tiro de él antes de que pulse el botón del ascensor.

—¡No me toques, Zayn! —grita y me empuja con mucha fuerza. Mantengo el equilibrio para no caerme al suelo. Suspiro y lo miro con furia.

—¿Qué pasa? —pregunto bastante confundido—. ¿Por qué te comportas así conmigo?

—¡Haces daño a Giselle! —grita haciendo que seamos el centro de atención en esta planta—. ¡Sólo te interesa tu vida! ¡Bájate el puto ego!

Intento agarrarlo por el brazo y él se mete en el ascensor rápidamente. Se cierran las puertas mirándome.

—Eres un monstro —hace una pausa mirando mi mano para después ver mi rostro—. Te he dicho que no me toques.

Desaparece de mi vista y me quedo allí sin saber qué hacer.


Camino cerca de mi casa o eso me lo parece a mí. No sé ni qué rumbo he tomado, pero ni me importa.

Pateo las piedras que me encuentro en mi camino y veo cómo saltan de un lado al otro. Con la manga de mi chaqueta, seco una lágrima que acaba de abandonar uno de mis ojos.

He intentado llamar a Robert numerosas veces, pero no me ha respondido. Bueno sí, me respondió una vez gritándome. Me gritó diciendo que lo dejase en paz y que era un completo inmaduro. Obviamente no me enteré de nada. No entiendo porqué me dice estas cosas que me hacen daño.

No he hecho nada y ahora veo como rápidamente pierdo a Robert y a Giselle. Mi futura mujer... ¿debería seguir llamándola así? Ya no sé ni lo que somos, pero seguro que hemos acabado con nuestra relación. Sus mensajes decían todo esto.

Se acabó. Eso es lo que dijo y sé perfectamente lo que significa. Es el final de nuestra relación.

La he perdido y duele muchísimo, pero estoy preocupado por ella. Quiero saber si está bien.

Pienso en la única persona que puede saber sobre ella, pero sé que llevan un tiempo sin hablar.

Llamo a esa persona y espero a que coja la llamada.

Pasan segundos que me parecen muy largos. Siento mi corazón latiendo rápido. Tengo un nudo en la garganta esperando una respuesta.

—¿Diga? —responde y me relajo un poco—. ¿Eres tú, Zayn?

—Sí sí sí —digo rápidamente antes de que cuelgue. Aclaro mi garganta—. Soy yo.

Escucho un silencio en la otra línea. Seguramente está pensando en su hija y en mí. Preguntándose qué hago llamándolo a estas alturas cuando ni siquiera habla con su hija.

Joe, el padre de Giselle, no ha tenido una buena relación con su hija porque ella nunca quiso estudiar una carrera "decente", como él la llama. Quería que su única hija estudiara medicina o fuese abogada, pero desde pequeña siempre ha querido ser parte del mundo de la moda.

Nunca le ha gustado imaginarse a Giselle entre telas y diseños. Realmente no sé porqué no le gusta, pero seguro que no le gusta porque él es abogado y quería que su hija hiciese lo mismo que él. Familia de abogados, supongo.

El día que me conoció, me miró bastantes veces en silencio. No dijo nada, solo me miraba. Y desde ahí, supe que es un hombre muy serio.

Tengo que reconocer que me ha dado miedo varias veces. ¿Quién no se asusta cuando el padre de tu novia te ve de esa manera y es realmente serio?

Así que, cuando Giselle se mudó conmigo, la relación con su padre empeoró.

—¿Sabes algo sobre Giselle? —le pregunto y tarda un tiempo en responder, pero por fin responde.

—No, ¿por qué? —miro de un lado al otro y me siento en un banco.

—No sé nada de ella desde ayer. No sé qué ha pasado, pero me ha dejado —digo casi en un susurro mirando mis piernas.

—¿Estás bien? —pregunta susurrando y frunzo el ceño. ¿Por qué está susurrando cuando tiene una gran casa para él solo?

—Bueno... No mucho —me encojo de hombros sin saber qué decirle. No dice nada.

Miro el cielo y veo un pájaro volando. Se me hace bastante familiar. Los pájaros se me hacen familiares... ¿Qué digo? Desde el coma, tengo pensamientos muy raros.

—Si sabes algo de ella, ¿puedes llamarme? —digo esperando que me diga que sí—. Por favor.

—Claro. Te llamaré, Zayn.

Y en ese momento, cuelga.

work |zayn malik|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora