Capitulo 2: Un amor débil

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Atravesé los pasillos del Moby Dick rápidamente con un destino, la habitación del primer comandante.

Entre sin tocar la puerta y el rubio estaba sentado en su escritorio, usando un par de lentes y llenando papeleo.

-Ace yoi ¿Qué necesitas? - Me dijo tranquilamente mientras dejaba su papeleo de un lado.

-Teach es un traidor. - Lo dije sin más, no quiero tener que andar por las ramas en un asunto tan delicado.

Marco me miro en silencio por un momento. No mostraba sus emociones y yo empecé a sentirme inquieto. El rubio se levantó de su silla y rápidamente con fuerza agarro mi brazo con una presión despiadada y me inmovilizo en contra de la pared. Pude ver que sus ojos azules mostraban una frialdad y desconfianza que nunca había visto.

-Esto es caer completamente bajo Ace. Si no puedes ganarle a Pops pensé que pelearías justamente. No así, intentando sembrar desconfianza. Es por eso que te acostaste conmigo ¿verdad? Pensabas que podrías manipularme para que me volviera en contra de mi familia.

Yo lo mire con los ojos muy abiertos ¿tan mal pensaba de mí? Tragándome el nudo en mi garganta le hice frente y le di la mirada más seria que pude reunir. - ¿Por qué demonios haría algo así? ¿Es que no confías en mi Marco? Nunca mentiría con algo tan serio.

El rubio no cambio su expresión y simplemente contesto. -pues no te creo yoi

Maldita sea, quería llorar. Por supuesto que Marco no me creería. Pensé que lo haría porque me abrí con él y le mostré como era en realidad. Parece que me equivoque.

-Entonces, ¿esto no significa nada? El estar contigo ¿no importa?

-Ace, nunca desconfiaría de mi familia. Ni siquiera por ti.

Sus palabras me lastimaron más de lo que creía posible. Si así es como me ve, nunca podrá confiar en mí.

-Marco, te lo ruego... créeme. Te juro que nunca bromearía con algo así. - Aun me aferraba a que confiara en mí. No quería soltarlo aún.

-Ace, yo te amo. En serio lo hago, pero no me pidas que te crea... simplemente no puedo... Teach ha sido familia desde siempre. Los lazos no se borran.

-Entonces ¿entre nosotros no hay nada que nos una? - Murmure. Y sentía que mi corazón seguía quebrándose cada vez más.

Vi los ojos de Marco. Y lo único que encontré fue desconfianza y una ira creciente. No el amor que miraba cada vez que despertábamos juntos, no el cariño que podía ver cuando coincidíamos en el pasillo. No veía nada de eso.

Marco presiono incluso más fuerte mi brazo, su mano impregnada con haki hasta el punto de hacerme sangrar. -Lo sabía. Estas usando nuestra relación como una excusa para que te crea. - Dijo de una manera tan fría y tan cargada de odio. -Si así es tu verdadero yo, que tiene que recurrir a este tipo de trucos sucios para ganar no podemos ser nada.

Joder, duele. Nunca había sentido algo así. Se siente como si mi alma se estuviera partiendo.

Marco me soltó y se dio la vuelta dándome la espalda, pero yo simplemente estaba congelado en mi lugar. El rubio volvió a hablar, cada palabra llena de desprecio. -Vete del barco. Olvídate que incluso tuvimos algo que ver. No quiero volver a saber más de ti... en dos días llegaremos a una isla... vete y no le diré a nadie el truco tan sucio que quisiste hacer.

En ese momento, encerré todas mis emociones. Sabía que nunca tendría un lugar al cual pertenecer. Yo me engañe por mi cuenta, creyendo que me amaban, que Marco me amaba... soy tan estúpido.

-Espero que nunca te arrepientas de lo que me acabas de decir Marco. Y si llegas a hacerlo, espero que nunca se te pase por la cabeza ni siquiera la idea de volver a buscarme.

Sali de la habitación antes de que pudiera contestar.

Entre a uno de los cuartos de almacenamientos vacíos y en ese momento libere todas mis emociones. Me deslice por la puerta hasta quedar sentado con mis rodillas en el pecho mientras con mis manos presionaba mis ojos... pero simplemente las lágrimas no se detenían.

Esa noche hable con Barbablanca. Le dije que me iba.

Dos días más tarde me baje del barco. Dándole una mirada. No me encontré con los ojos de Marco. Los comandantes con los que logre crear un pequeño lazo se miraban tristes por mi partida, pero nadie me detuvo.

Esa noche en la posada me contacte con los revolucionarios. Llame a mi hermano.

Un día más tarde Sabo llego por mí. Nos fuimos esa misma noche. Pero antes de abordar el submarino le di una última mirada al Moby Dick que aún seguía en el muelle del otro extremo de la isla. Sintiendo que dejaba una parte de mi alma en ese lugar, lo último que vi fue un destello azul volando encima del barco antes de partir a Baltigo. 

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Marco estúpido :(

¿Por qué no crees en mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora