Noche Roja [Todobaku]

Capítulo XXII - Vampiresa y lobo

Hace tres días

Había pasado alrededor de unas tres horas desde que su hijo se había marchado seguido de aquel hombre lobo. Al momento de que los vio desaparecer de su vista quiso ir tras él también, sin embargo, tenía que darles su espacio, aunque eso quitaba la preocupación, poco tiempo de que se fueron sintió magia alrededor Bakugō, gracias al hechizo que le había hecho antes, por no decir que la demonio que se encontraba en la cueva empezó a sentirse mal, diciendo que habían roto a la fuerza uno de sus tratos, aun sin necesidad de que digiera con quien era que lo tenía, era evidente deducir que fue con el hombre lobo. Eso para Rei estaba claro, pues sabía que cuando sintió esa magia fue al mismo tiempo que lo sucedido con Yaoyorozu y eso no podía ser coincidencia.

Quiso ignorarlo, no tenía caso que ella interviniera, o eso pensaba hasta que más noche sintió algo diferente, a diferencia de la magia de antes, esto era algo más oscuro y dañino, tenía un mal presentimiento al respecto, por lo que, seguir esperando ya no era una opción

— Inko, Izuku, vengan conmigo — ordenó, ambos la vieron extrañados, pero tampoco mostraron indicios en que desobedecerían.

— ¿Qué sucede Rei? — se acercó Mitsuki, intrigada por la repentina reacción.

— Es algo que debo atender de inmediato, nada de que preocuparte — ocultó la verdad, no quería angustiar más a la mujer lobo — Por favor espera aquí.

Los tres salieron a gran velocidad con Rei a la cabeza, sabía el camino gracias al hechizo, sin embargo, cuando ya se acercaban alcanzaron a ver a un vampiro, parecía llevar a alguien. Gracias a que iba escapando no lograban distinguir exactamente quien era, pero tenía el aspecto de ser una chica de cabellera oscura. Creyeron por instante que era humano, pero rápidamente y por el olor que alcanzaron a percibir supieron que era una bruja.

— Izuku, ve y rescata a esa bruja — señaló la peliblanca, a lo que el joven vampiro asintió, se separó de ellas y persiguió al vampiro — Vamos Inko, hay que seguir, tu hijo estará bien.

Ambas siguieron corrieron, pero una vez más algo captó su atención deteniéndolas, era un lobo que llevaba en su hocico a un joven al cual tenía aferrado su hombro entre sus fauces. La peliblanca por su lado iba a decir algo, pero no hubo necesidad pues la peliverde adivino sus intenciones — Ya lo sé Rei, iré por él — acto seguido se separó de ella.

La reina no es que rescatara a cada ser que estuviera en peligro, pero particularmente en aquellos dos pudo observar parte del aura de su hijo y del hombre lobo y eso solo demostraba que se habían cruzaron con ellos en algún momento.

A ella le costaba ver un poco las auras debido a su transformación, pero el aura que distinguía al bicolor era algo que no podía confundir por nada.

Decidió continuar su camino sola, era verdad que se había debilitado con los años, no obstante, todavía sabía luchar y si lo necesitaba lo haría. Luego de haber corrido un rato más, observó como parte del bosque estaba completamente quemado, el fuego había arrasado con todo, no le puso mucha atención, no tenía tiempo para ello.

Antes de que siquiera viera algo, sintió como un hechizo de teletransportación se activo y uno poderoso, luego de ese hecho repentino, pudo escuchar como unos quejidos de dolor salían del que pudo reconocer el hombre lobo. Al avanzar más vio al pelicenizo tirado y justo a su lado se hallaba un vampiro, que había visto antes, era un fiel seguidor de su marido, o eso creía, pues algo no andaba bien con esta situación.

— Victor ¿Qué haces aquí? — habló mientras se dirigía hacia ellos. Bakugō solo levanto la vista y al verla, pasó de su ceño fruncido a una expresión sorprendida, al parecer le era extraño que ella apareciera en el lugar.