CAPÍTULO 3

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Mientras Amaia estaba en el ejército viviendo aventuras, en la ciudad de "Los Santos" las cosas no estaban nada bien, el CNP sufría atentados por parte de una mafia que solo atormentaba a la policía.

La muerte de alumnos subió a una cantidad notablemente alta, el superintendente disconforme con su malla, y decidió ir a entrenarles al cementerio de aviones de "Los Santos" ubicado en el norte de la ciudad, dejando en comisaría al comisario Ivanov y pocos oficiales que según los altos cargos no necesitaban entrenamiento.

Ese mismo día del entrenamiento llegó a la ciudad de "Los Santos" la Coronel Amaia Conway con la idea de darle una sorpresa a su familia.

Amaia llegó a comisaría y lo primero que vio fue un hombre bastante atractivo con una placa que colgaba de su cuello, Amaia intuyó que era comisario y decidió acercarse a él.

Amaia: ¡Hola! ¿Se encuentra el Superintendente Jack Conway?

El chico le miró con desconfianza y después de unos segundos decidió contestarle.

¿?: Actualmente no se encuentra, ¿Quién lo busca?

Amaia: Soy su hija, me presento, Coronel Amaia Conway a su servicio. Preferiría que no le diga nada a mí padre de que estoy aquí, quiero sorprenderlo con mi llegada.

Amaia quedó unos segundos en silencio cuando decidió preguntarle al chico su nombre.

Amaia: Lo siento pero no pregunte tu nombre, ¿Cómo te llamas?

¿?: Me llamo Alexander Ivanov, comisario de "Los Santos", a sus ordenes señorita.

Si cuando lo vi me pareció atractivo con su forma de tratarme me pareció más, pensó Amaia mirando a Alexander fijamente.
Luego de platicar un rato con el comisario, este alejó a hablar por radio y volvió a mirarle con una sonrisa encantadora en su rostro.

Ivanov: Tu padre me acaba de avisar por radio que requiere mi presencia en el entrenamiento ¿Quieres ir conmigo?

Amaia: Claro!- Le respondí con gran entusiasmo.

Amaia junto con Ivanov fueron al zeta que estaba aparcado en estacionamiento de los altos cargos y fuimos hacia el lugar del entrenamiento. En el camino Ivanov se dedicó a hacerle preguntas sobre su vida a la chica, después de un rato comenzaron a hablar sobre banalidades.

(Acá empieza a narrar Amaia en primera persona)

Cuando llegamos solo veía a muchas personas que parecían desmayarse debido al calor infernal que hacía ese día. A lo lejos pude ver a mi padre vestido de militar y a mis dos hermanos a punto de morir del calor, lo primero que pensé es que si mamá los ve así seguramente mataría a papá por hacerlos sentir así.

Bajamos del auto y le dije a Ivanov que iba a ir detrás de él para darle una sorpresa a mí familia, él claramente aceptó.

Después de unos minutos en los que veía cómo mi padre gritaba a la malla decidí bajarme.
Apenas bajé del auto todos se giraron a verme y luego de unos minutos de asombro por parte de mí padre y mis hermanos les hablé.

Amaia: ¡Hola! He vuelto.- Exclamé con una sonrisa

Esperé unos segundos y recibí un gigante abrazo por parte de mis hermanos, pero uno de los grandes ya que terminamos en el suelo, no se si por la emoción de verme o porque estaban tan cansados que necesitaban descansar unos minutos. Pero cómo no todo nuestro amor se cortó gracias a un grito de papá, les gritaba a los chicos que se levantasen y se pusieran en fila rápidamente, los chicos se levantaron a regañadientes y papá me ayudó a levantarme a mí, sacudí mi ropa y papá me dio un abrazo de bienvenida. Luego del cariño papá me hizo preguntas y una de ellas fue que si me quería quedar en el entrenamiento a lo que yo asentí rápidamente y dije que sí.
Llegué dónde estaba Ivanov y más personas y los saludé con asentimiento de cabeza recibiendo la misma respuesta de ambos hombres. Uno era un hombre alto aproximadamente de 1.80, con un cuerpo delgado pero muy bien trabajado, cabello gris claro perfectamente peinado y con un semblante serio. El otro era un hombre también alto aproximadamente de 1.75, con una barba abundante y con un cuerpo de buena musculatura, en su rostro mostraba preocupación por una persona la cual seguía con su mirada, cuando me fijé en quién era, me di cuenta que a quien miraba era nada más ni nada menos que mi pequeño hermano Gustabo. Mire a Gustabo y me di cuenta que estaba mirando en nuestra dirección, bueno más bien al hombre de barba, mire a mí hermano con una sonrisa pícara haciéndole entender que los había visto a ambos, cuando Gus se dio cuenta rápidamente miró al suelo sonrojado.
Mientras Gustabo miraba al suelo sonriendo miré a Horacio el cual miraba discretamente en nuestra dirección, más bien parecía que me miraba a mí, pero luego me di cuenta que miraba al hombre alto detrás mío. Por lo visto mis hermanos se habían enamorado de dos de los comisarios de mí padre y para cerrar el cuento a mí me atraía el tercer comisario, esto va a ser cómico, pensé mientras soltaba una risa con mi mirada en el suelo, algo que no pasó desapercibido por papá que me miró con el ceño fruncido pero no me dijo nada.

Amistad Engañosa? (Spain Rp×Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora