Capitulo 9

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Carlos se metió por el otro lado, era imposible no tocarse en tan poco  espacio.

Camila se estremeció al sentir los fríos pies de Carlos tocar los suyos.

Él se giró de forma que quedó tendido de costado mirando hacia Camila.

Ella estaba tiesa, no quería moverse porque cualquier cambio de postura supondría prácticamente echarse sobre él.

-No te preocupes, nos arreglaremos...- dijo Carlos

Cami sonrió- Y yo que te había dicho que mi madre no nos dejaría dormir juntos hasta que nos casáramos... A resultado ser más abierta de lo que pensaba. Eso, o el alivio de ver que por una vez he podido traer una pareja a casa jajaja.

Gustavo la miraba serio- ¿Y por qué?

-¿Por qué qué?

-¿Por qué nunca has traído una pareja?- Cami se tensó, Carlos no dejaba de ser un compañero de trabajo y no le gustaba la idea de que su vida personal circulara por la oficina- Perdóname, he sido indiscreto... Es que no puedo imaginar que te cueste encontrar pareja...

Cami lo miró, empezaba a sentirse más incómoda de lo que la situación en sí de lo que creia- Bueno, ya sabes, soy muy independiente...

-Eso tiene más sentido, ya te imagino rechazando a todos tus enamorados...

Cami se limitó a sonreír de una forma un tanto forzada.

Carlos sacó una mano de debajo de la almohada y le apartó un mechón de la cara.

Cami pensó en alejarse, pero se caería de la cama, intentó mostrarse “natural”- Espero que mi familia no te asuste, lo mejor será descansar porque seguro que mañana será un día muy largo...- Carlos no dejaba de mirarla- Y gracias otra vez por todo... Eres un buen amigo- quizás así quedara claro, aunque Cami ya se lo había explicado todo en la oficina, no quería ninguna confusión.

Cerró los ojos con fuerza intentando quedarse dormida. Pero de pronto sintió la mano de Carlos rodeando su cintura, abrió los ojos y se asustó al comprobar que Carlos estaba a punto de besarla.

Antes de que se pudiera dar cuenta sintió su lengua dentro de su boca y su mano siguió ascendiendo hasta tocar su pecho por encima del pijama pero con clara intención de deshacerse de él en segundos.

Camila intentó apartarlo pero no era fácil moverse en ese espacio y la sorpresa la había paralizado por unos segundos.

Empujó a Carlos posando sus manos en el pecho del chico y se levantó de la cama, controlándose para no gritar, no quería que nadie se enterara de lo que acababa de pasar.

-¿Qué haces?- le dije irritada

Carlos se sentó en la cama- Cami... lo siento, es que... creo que siempre me has gustado y...

Cami le miraba atónita, nada justificaba que la hubiera abordado de esa forma, era una situación muy violenta...

-Escucha Carlos, yo te agradezco mucho que hayas venido pero esto no va a funcionar.

-Camila, perdona, sé que no debería haber cruzado la línea, pero no he podido evitarlo.

-No hace falta que me expliques nada, pero esto se acaba aquí.

-¿Y qué les vas a decir a tus padres?

-Eso es cosa mía, soy mayorcita para salir de los líos en los que me meto.

Carlos se levantó de la cama- Perdóname, por favor... Te prometo que no volveré a intentar nada. Reconozco que pensé que si te ayudaba tú...

-¿YO qué? ¿Qué me estás llamando?

-Nada de lo que estás pensando, por favor... Es sólo que pensé que me verias ante tus ojos y... qué sé yo... ya había agotado todas las formas de acercarme a ti... Escucha, eso da igual, yo dormiré en el suelo ¿sí? Mañana seguiremos con esto y pasado mañana me iré a mi casa, sólo es un día y no podría perdonarme si te complicara todo por mi salida de lugar.

Cami le miró dubitativa, sabía que no debía ceder, que había sido un error meterse en ese juego, pero había visto la cara de sus padres al conocer a una supuesta pareja, y antes su padre se había mostrado preocupado por eso mismo, él que nunca hablaba de esos temas con ella... Estaba harta de que la vieran como una solitaria, como si nadie pudiera quererla... Hacía tiempo que la excusa de ayudar a su hermano se había quedado atrás, esto lo hacía por ella, porque, aunque nunca hubiera hablado de ello en serio, realmente estaba harta de todo eso. Y si ahora reconocía que todo había sido mentira aún sería más patética su imagen...

-Vamos, déjame que te compense... Por favor- dijo Carlos sacándome de mis pensamientos

Cami seguía con el semblante preocupado- Está bien...

Carlos sonrió- Estupendo, no te arrepentirás. Agarró un cojín y la manta y lo dispuso en el suelo.

Camila no le paró, estaba claro que él era el que no podía reprimir sus impulsos así que ella no tenía porque cambiar su cama por el suelo.

Se acostó de nuevo y trató de dormirse... pero no era fácil, escuchaba su respiración, lo sentía al lado y recordaba el momento en que él había invadido de esa forma su intimidad.

Si antes se sentía tranquila en una situación poco común, esa tranquilidad se había perdido...

Pronto adivinó por el sonido de su respiración que Carlos se había dormido, pero ella no podía. No le tenía miedo pero cerraba los ojos y se lo imaginaba invadiendo su espacio, así no había quien durmiera.

Mejor sería que saliera del cuarto, haría lo que fuera hasta que se encontrara tan cansada como para dormirse sin darle vueltas a nada...

Bajó las escaleras a oscuras, no quería encontrarse con nadie y tener que dar explicaciones incómodas.

Abrió la heladera y curoseo un poquito entre los potes, no era plan de picar algo que guardaban del menú del día siguiente, pero nadie se iba a dar cuenta si faltaban algunas gramos de chocolate.

Sacó la tableta y se dirigió al salón, donde se tiró sobre el mullido sofá, mirando por la ventana a oscuras mientras empezaba a degustar el chocolate.

No quería pensar en nada, sólo esperaba a tener sueño para volver a su habitación...

Porque el día había sido demasiado intenso y si se ponía a darle vueltas a las cosas podía crearse más problemas de los que ya tenía...

El salón estaba invadido de papel de regalo... pero hasta ese momento no se dio cuenta de que los únicos regalos para ella habían venido de manos de Carlos y Benjamín.

Sus padres hacía años que optaban por darle x cantidad de dinero, pero era raro que su hermano no se hubiera acordado, él era de los que siempre regalaban... Aunque quizá se hubiera olvidado de dárselo, como estaba en plena reconciliación.

Empezó a revolver entre los envoltorios y las cajas vacías y entonces vio la bolsa de chicles.

Sonrió, ese regalo la había matado y sabía que el que viniera de Benja sólo conseguía hacerlo más especial, no podía engañarse.

Abrió otro de los chicles y le quitó la calcamonía, ella quería habérsela puesto al lado del ombligo, por más que fuera un dibujito animado, pero no quiso decírselo a Benja por miedo a que éste lo interpretara como un coqueteo.

No quedaba agua en la mesa, se levantó calcamonía en mano y abrió el grifo del fregadero.

Xxxx: ¿No puedes dormir?



Continuará....


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Quien se habrá levantado también?

Espero que les haya gustado el capítulo

Besitos nos estamos leyendo

Una Loca NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora