Capítulo 14: Primeros amigos.

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«Donde mentes sanas descansan, otras vagan en eterno dolor, lugar de pena y descanso, lugar de eterno esplendor. Aquel que invocase sus almas, pena lloverá sobre él, ¿pues no sabes qué es? El Penthenium Solum abre sus puertas también

—Libro de sombras»

Weiss.

Tal y como habíamos quedado Airis y yo, nos acercamos al pueblo que resulto ser una aldea. Demonios, de verdad debo aprender como leer mapas. Con ese pensamiento en mente, y un poco ansioso y temeroso, entable mi primera conversación con los aparentes guardias de la aldea. Tenia miedo, no lo puedo ocultar, pero, ¿Cómo no tenerlo? Hace ya mucho que reencarne como un dragón, y en estos últimos años jamás había visto semejante cosa como un humano, de hecho, quien mas se acerca a esa descripción es Airis... y no es ni tan humana como aparenta.

Recuerdo una vez durante un combate, que Airis en su forma humana combatió con alas, una cola, y cuernos que salieron de su cabeza. Cuando pregunte mas tarde, esta me respondió informándome que, en realidad, la "forma demihumana" no te transforma en humano, sino que mas bien, comprime la fuerza de un dragón en un cuerpo similar al humano, con cola, escamas, alas, etc... de paso. Según ella, se sorprendió al ver que podía controlar mi transformación al punto de ocultar dichas partes draconianas, cosa que no supe responder puesto que en realidad no sé qué pedos estoy haciendo.

En fin, como dije antes, mi mayor miedo al llegar a la aldea era comportarme extraño. Y de verdad que estuve impresionado al ver por primera vez en este mundo a un humano. De alguna forma me esperaba que la tecnología no estuviese muy desarrollada, esto gracias a la magia que ayuda en todo. ¡Pero jamás me imagine que los humanos estuviesen en una especie de era medieval! Los dos sujetos protegiendo el puente, que era la entrada de la aldea, lucían una especie de armadura, con algunas partes metálicas, y muchas otras de cuero tachonado. En sus cinturas ambos cargaban una espada, al igual que en su espalda llevaban un largo arco de madera.

¡Ah! ¡Debí imaginarme esto al momento en que tomé la espada! Digo, ¿Por qué no sospeche de esto cuando el padre de Airis me entrego tantas armas? ¡¿Por qué no sospeche cuando escuche que había cosas como gremios y otras cosas?! ¡¿Qué pasa con mi vida?! Bien, modo serio.

Suspire una vez la conversación con los dos guardias termino.

«Aunque... me molesto mucho la manera en que ese humano veía a Airis...» pensé frunciendo el ceño.

—Oh vaya, ¿cariño? Estas haciendo una expresión tenebrosa —me señalo la divertida Airis que desde hace rato no soltaba mi brazo... vaya, sus pechos están muy bien desarrollados. ¡Una mierda!

—Mmm... me molesto como ese chico te veía —no espera, ¡¿Qué acabo de decir?! ¡Estaba tan sumido en mis pensamientos que hable inconscientemente! ¡Ah! ¡Ya lo veo! ¡Su rostro burlón!

—Jejeje, ¿es así? Oh... me siento muy feliz...

¿Eh? Extrañamente no se burló de mí, viéndolo bien, ¡esta sonrojada y viendo hacia abajo! ¡Tan tierna! Incluso su agarre en mi brazo incremento un poco, al igual que su cercanía.

­Se ve linda y todo, pero... — ¿Airis? N-no puedo caminar bien... y las personas nos están viendo raro —le comenté un poco nervioso, ¡no soy un cobarde! ¡¿sí?!

Luego de haber pasado por la entrada, lo que nos recibió fue una pequeña aldea con algunas casas en fila, y otras hechas aleatoriamente por lo que puedo ver. Todas las casas compartían un estilo, ¿alemán? En sus construcciones. Todas y cada una están hechas de madera oscura que seguramente proviene de los pinos del bosque, sus bases, techos, todo, todo está hecho de madera. Son pocas las casas que poseen ventanas de cristal, y las pocas que las poseen son de un cristal bastante... feo.

Juego de Héroes: La venganza del Dragón Blanco ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora