-Capítulo 3-

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Cuando los primeros rayos del sol comenzaron a iluminar la habitación, desperté completamente empapada en sudor y con mi corazón latiendo super rápido, tuve una de las pesadillas más horrorosas de toda mi vida, mientras Mateo aún estaba durmiendo aproveche para cepillarme los dientes y limpiarme un poco debido al sudor. Mientras estaba en el baño, me puse a pensar que hubiera pasado de Agnes si no hubiéramos llegado para ayudarla, hay tantos padres abusivos en este mundo que con solo pensarlo me rompe el corazón, logré ayudar a mi amiga, pero hay tantos jóvenes que no reciben ayuda y viven con miedo todo el tiempo. Mis pensamientos fueron interrumpidos al escuchar que Mateo me estaba llamando.

- ¿Afra estás en el baño? -preguntó medio dormido.

- ¡Buenos días! -dije sonriendo mientras abría la puerta.

- ¿Qué hora podré ir a casa? Ya quiero irme de este hospital. -dijo con su voz ronca por haberse despertado recién.

- Aún no hable con el doctor ya que me estaba bañando. -dije imitándolo.

- ¿Enserio sueno así? He oído que a las chicas les encanta, dicen que las vuelve locas.

- No tengo la mínima idea, pero dejemos de hablar sobre esto que ahora iré a buscar al doctor.

Fui a la recepción y pregunte por el doctor, me dijeron que ahora estaba ocupado así que tendría que esperar máximo una hora. No había desayunado así que fui a la cafetería para comprar algo de comer, cuando llegué pedí un té helado con un sándwich de verduras, me senté a comer y me di cuenta que el chico que estaba sentado en la mesa de al lado me parecía muy familiar; no lograba ver su rostro ya que traía puesta una gorra, cuando termine de comer mi sándwich solo me faltaba beber todo mi té helado, me puse de pie para arrojar el papel que envolvía el sándwich y me choqué con ese chico extraño.

- Perdón, no estaba viendo por donde caminaba. -dije amablemente.

- Al parecer nunca lo haces, siempre eres distraída. -me respondió de una manera un poco burlona.

- ¿Disculpa? No sabes quién soy como para opinar sobre mí. -dije un poco irritada.

- Digamos que sí. -se quitó la gorra para que yo pueda ver quien era.

- ¡Sergio! Perdóname por haber respondido de esa manera, es que estoy un poco cansada.

- No te preocupes Afra, además sé muy bien que eres un tanto distraída. -dijo riéndose.

- Bueno eso no lo voy a negar, pero dime ¿Qué haces aquí?

- Solo vine a acompañar a Valentín a una consulta.

- Ahh está bien, no me cae bien, pero espero que se encuentre bien.

- Tranquila, está muy bien, solo vino a hacerse un chequeo anual.

- Pues entonces todo está bien. -sonreí.

- ¿Y tú qué haces aquí? Ahora yo también lo quiero saber.

- Te lo contare, pero prométeme que no se lo dirás a nadie.

- Te lo prometo, mi boca es una tumba.

- Bueno, lo que pasa es que Mateo fue apuñalado por el padre de Agnes.

- ¡Que! ¿Pero ya se encuentra bien verdad?

- Si, ya está mucho mejor ahora. Pero aun así estoy asustada, casi pierdo a mi mejor amigo.

- Pero no pienses mucho en eso, porque no quisiera verte llorar, eso me rompería el corazón. -me dio un abrazo.

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