Capítulo 11- Retorno

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Durante las siguientes semanas el tiempo aparentaba ser una ilusión, en ocasiones parecía que faltaba una eternidad para que llegara diciembre, mientras que otros días el castaño sentía temor de no poder terminar de arreglar la papelería a tiempo, o de acabar de poner en cajas todo lo que planeaba llevarse; para su suerte unos pocos días antes de partir, lo único que le quedaba por hacer era enviar aquellas cajas por paquetería hacia México. Y quizás fue hasta el momento que se encontraba en la central de correos registrando el destino de dichos paquetes con la dirección de Missael, quien se había mudado de casa a una más espaciosa, que realmente sintió que iba enserio la propuesta de meses atrás, el entusiasmo lo cegó un poco y los siguientes días fueron una especie de ráfaga, hasta que llegó el día de salir de su país para llegar al aeropuerto donde era esperado por el pelinegro.

Tomó su maleta y se dirigió algo nervioso fuera del área de equipaje, no tomo mucho para encontrar al mexicano, se encontraba cerca de una máquina expendedora, con lentes puestos y su cabello un poco despeinado, el menor pensó que quizás apenas se había levantado antes de venir, después de todo las siete de la mañana no era la hora más favorable para llegar. Al observar que el chico no había quitado la vista de su teléfono, el chileno decidió caminar hacia él, tocando su hombro ligeramente una vez que estaba lo suficientemente cerca.

-¡Phillip!, estas aquí, estaba esperando que enviaras un mensaje- dijo el mayor sin dudar en abrazarlo- acabas de llegar ¿cierto?

-Si, no te preocupes por eso; lo siento si hice que te levantaras muy temprano

-Incluso si hubieras llegado a las cuatro de la mañana hubiera venido a recogerte, además tu viajaste por la noche de seguro estas más cansado

-Algo, pero tambien tengo hambre, en el avión apenas dieron una bolsa de maní

-Es horrible cuando pasa eso, vayamos por algo entonces, se que es temprano pero conozco un buffet que esta abierto a esta hora, ¿te gustan los hot cakes?

-Seguro- asintió el castaño al tiempo que seguía a su amigo fuera del aeropuerto hasta el auto, después de dejar su maleta en la parte trasera se dispuso a entrar, cuando Missa lo detuvo

-¿Esta vez no te iras pronto verdad?- la pregunta en si podría servir para iniciar una conversación amistosa, pero el tono con el que lo dijo dejaba ver que le preocupaba que sentir ese mismo vacío que tuvo hace semanas de nuevo

-Nada pronto, eso es seguro- le contesto Felipe para luego ser correspondido con una sonrisa

-Sube en ese caso, no es muy lejos


Después de haber desayunado se dirigieron a la casa del mayor, una vez que se estacionaron frente a esta, el castaño pudo apreciar lo que le había sido descrito por llamadas anteriormente con sus propios ojos; la casa tenía dos pisos y las paredes exteriores estaban cubiertas de un color blanco, además los arbustos adornando la entrada le daban una apariencia cálida.

-Tu casa es bonita- soltó el chileno

-Es agradable por ahora, pero no dejes que el exterior te engañe, me mude hace poco y adentro es un desmadre

-No lo dudo- le contesto con una pequeña risa, aunque se dio cuenta que Missa hablaba enserio cuando llego a lo que parecía ser la sala, se pregunto si siquiera se podía caminar por ahí

-No te preocupes por eso- dijo al ver la expresión sorprendida del otro- llegaron unas cajas tuyas ayer pero las deje en tu habitación

-¿Mi habitación?

-Exacto, está al lado de la mía; tiene una cama, armario, repisas, ya sabes, lo básico; pero podrás decorarla como tú quieras- le comentó mientras hacía una seña para que lo siguiera al segundo piso- justo aquí- anunció mientras abría la puerta del cuarto

-Gracias- contesto mientras pasaba su mirada por el lugar, puso su maleta cerca de las cajas que supuso tendrían el resto de sus cosas para luego recostarse en la cama

-¿Dormirás un rato?- preguntó el pelinegro

-Si, estoy cansado

-Estaré abajo arreglando unas cosas, llama si necesitas algo- dijo para luego salir de la habitación cerrando la puerta tras él

~

Cuando Phillip volvió a abrir sus ojos observo el cielo oscuro por la ventana, después de encontrar su teléfono vio que eran casi las diez de la noche así que decidió bajar para encontrar al otro chico, quien se encontraba acomodando algunas cosas en los estantes, seguía habiendo múltiples paquetes en el suelo, pero a comparación de hace unas horas estaba más ordenado.

-Hey, ¿tienes hambre?, compre alitas para cuando despertaras- mencionó el de cabellos oscuros para luego dejar una de las figuras que tenía en el estante

-Podría comer algo, ¿tú ya lo hiciste?

-En realidad te estaba esperando, aunque si hubieras tardado más hubiera comido tu orden y la mía- lo ultimo lo agrego en forma de broma pero eso no redujo la preocupación del menor por haberlo hecho esperar tanto

-Lo siento, debí haber puesto una alarma

-Deja de preocuparte por todo lo que hagas, ya estás aquí así que vayamos a comer algo, creo que podría descansar de acomodar todo esto


-Hiciste bastante avance, todo lo mío sigue en cajas- comentó el chileno mientras comían

-Puedo ayudarte mañana con eso

-Creo que yo debería ser quien ayude con lo tuyo, son más cosas y...

-O podríamos hacerlo juntos- lo interrumpió- mañana podemos ordenar tu cuarto y luego continuaremos con la sala. Pero cambiando de tema, casi es navidad, ¿algo que te gustaría de regalo?

-No tienes que comprarme nada, el hecho de que me dejes quedarme en tu casa y me hayas pagado el viaje es más que suficiente

-Te sorprenderé con algo en ese caso, de todas formas tengo que hacer algunas compras mañana, regalos, cosas para la cena, y se supone que...

-Te estas estresando un poco- lo detuvo viendo como las palabras del contrario salían cada vez más apresuradas- las cosas saldrán bien, además solo han de ser unas pocas compras

-De hecho, la reunión será en mi casa, entonces tengo que terminar de arreglarla toda y...

-La ordenaremos a tiempo- le aseguró el castaño- y lo que quede podremos meterlo en un cuarto y listo, nadie lo notará

-Gracias Phillip, realmente te extrañaba- detrás de esas palabras había una conexión peculiar que les permitía inconscientemente saber que hacer o decir para calmar al otro, aquel gracias tenía más emociones de las que esperas de una palabra tan corta



Una vez que regreso a su cuarto, el menor no podía dormir aunque lo intentó, así que comenzó a desempacar, decidió que podría dibujar algo para matar el tiempo, saco su tableta y comenzó con algunos trazos de un paisaje sin estar seguro de a donde llevaría, poco después las líneas fueron cobrando forma, planetas en un cielo de atardecer, más cercanos de lo que se verían normalmente en la tierra, un campo verde desde el que un chico apreciaba aquel panorama, su cabello a la altura de los hombros siendo movido por el viento. Mientras coloreaba la imagen se dejo llevar, llenando el fondo de vida con tonos verdes en el pasto; anaranjados, azules e incluso rosas en el cielo, pero cuando estaba pintando al chico que observaba todo puso sus cabellos de color negro lo que le dio un mayor contraste, una vez que termino el dibujo no pudo evitar pensar en Missael, si bien el chico de la obra estaba de espaldas, el cabello oscuro y brillante lo hizo conectar todo en su cabeza, podía imaginarlo fácilmente viendo todo eso con fascinación, como lo hacía con el mundo, viendo ideas de lo más disparatadas en cualquier lugar, oportunidades para reír un poco, algunas cosas que apreciaba acerca de él.

Guardo la imagen para darse cuenta de que habían pasado unas horas, pero solía ser así cuando dibujaba, le gustaba perderse en plasmar aquellas ideas que surgían en su cabeza, entre trazos y colores, era algo que disfrutaba hacer. Luego de apagar el dispositivo se recostó en la cama, si bien estaba lejos de su país natal no sentía que estuviera lejos de algo a lo que llamar hogar.

Mi rosa blanca (Mr phissa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora