Capítulo 17- Eureka

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El toldo del puesto tenía un diseño de franjas amarillas y blancas, la comida que se vendía ahí emanaba un agradable aroma que llegaba hasta el mexicano, quien estaba esperando no muy lejos del puesto a que su novio saliera de la fila. Era cerca del mediodía, se encontraban en una amplia y concurrida plaza, en la parte sur de esta, había diversos puestos, uno al lado del otro, que ofrecían diferentes tipos de alimentos y bebidas. Minutos después, el castaño finalmente salió de la fila con dos envoltorios en mano.

-Aquí tienes, una auténtica empanadita de pino- dijo tendiéndole una al pelinegro

-Gracias, no pensé que hubiera tanta fila, al parecer son famosas

-Es porque te traje a uno de los mejores puestos de mi ciudad, ahora vamos a buscar una banca para sentarnos antes de que se enfríen

Caminaron hacia una zona un poco más tranquila del parque, un poco alejada de los puestos de comida y llena de árboles que proporcionaban sombra a quienes circulaban ahí, ambos se detuvieron cuando encontraron un lugar vacío y tomaron asiento. Missa removió parte del papel que envolvía la empanada y le dio un mordisco, tomó su tiempo saboreándola mientras el otro chico lo miraba expectante, cuando terminó el primer bocado volteó hacia Phillip.

-Esta buena

-...¿Solo eso?

El pelinegro asintió, pero cuando vio que el chileno frunció el ceño y abrió su boca para decir algo comenzó a reír.

-Es broma Phillip- dijo intentando controlar sus carcajadas- estabas a punto de hacer un debate para defender las empanadas, ¿no es así?

-Estaba a punto de correrte del país si es que ibas enserio- contesto dándole un leve golpe en el costado del brazo

-¡Auch!, a decir verdad saben bastante ricas, me agrada la mezcla de sabores, y la masa tiene una buena textura, quizá no se hayan convertido automáticamente en mi comida favorita pero ahora entiendo porque te gustan tanto

-Sabía que las apreciarías- luego de esas palabras el castaño finalmente dio un bocado a su comida, pasaron unos segundos, una expresión de disgusto apareció en su rostro- Ugh, olvide que ahí las vendían con pasas

-¿No te gustan?

-No, supongo que puedo tolerarlas, pero le bajan puntos a esta empanadita

-Pensé que habías dicho que era el mejor puesto de la ciudad

-Lo es en cuanto a opinión general, pero nunca dije que era mi favorito

-En ese caso deberíamos ir al lugar donde venden las que prefieres, me gustaría más conocer algo que realmente te guste

-¿Enserio?, está un poco más lejos, y como dijiste que había otro lugar al que querías ir hoy

-Aún es muy temprano para eso, tu confía en mí, tenemos tiempo

Ambos se dirigieron al auto que habían rentado, algunas personas los reconocieron en el camino y tuvieron que pararse para tomarse fotos o firmar algo, no era algo nuevo para ninguno de los dos, pero ocurrió algo que llamo su atención con la última persona que se acercó a ellos en esa plaza, era una chica que preguntó por lo que había pasado con Mafer y que si el pelinegro tenía pareja actualmente.

Hace unos meses Missa ya había mencionado en uno de sus directos que él y Mafer ya no eran pareja, pero que continuaban siendo buenos amigos y esperaba que la siguieran apoyando. El mexicano todavía prefería mantener más detalles de su ruptura como algo privado, y le dijo eso a la chica directamente, sin embargo, eso no respondía su segunda pregunta, el mayor volteó a ver a Felipe con el pánico visible en su rostro, tratando que le indicara como contestar a eso.

Mi rosa blanca (Mr phissa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora