Capítulo 16- Reunión

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 -¿Estás seguro de que están bien con que nos quedemos aquí?

-Por supuesto; avise que vendría, además, el que solía ser mi cuarto fue convertido en uno para huéspedes, lo que significa que está libre

El mexicano asintió, aún un poco inseguro, estaban frente a la casa de los padres de Phillip. Al tiempo que el castaño tocaba la puerta, el mayor sostuvo con más fuerza su maleta, intentando que su cuerpo no temblara; por fin comprendía porque su novio había estado nervioso en aquella cena de navidad frente a sus padres, si bien su relación no necesitaba el permiso de alguien externo, el deseo de causar una buena impresión en las personas que son importantes para quien significa tanto para ti se hacía presente.

La entrada fue abierta, dejando ver a una mujer con una cabellera marrón, ligeramente más oscura que la de Felipe, su cara se ilumino, y sin perder tiempo dio un abrazo a su hijo, para luego soltarle una pequeña reprimenda que el pelinegro no logro escuchar con claridad, segundos después el menor volteo con una sonrisa en su rostro y los presento a ambos. Missael se acercó a la mujer, diciendo que era un placer conocerla y extendiendo su mano a forma de saludo, ella solo soltó una pequeña risa y rodeo al chico con sus brazos, agregando que no había necesidad de formalidades.

Los tres ingresaron a la casa momentos después, la madre de Felipe les dijo que dejaran sus cosas en la habitación de huéspedes y ella los llamaría cuando la comida estuviera lista, por lo que ambos chicos subieron las escaleras para luego entrar a una habitación algo simple; las paredes eran de color blanco, justo al lado de la puerta había un armario, seguido de un espejo de marco dorado; en la pared contraria se encontraba la ventana, pegada a esta, un escritorio con una pequeña lampara encima; en medio de la habitación se hallaba una cama, la cual lucía lo suficientemente grande para dos personas, y frente a esta, un pequeño televisor sobre un librero vacío.

-¿Este solía ser tu cuarto?- soltó el mexicano al tiempo que dejaba su maleta cerca del escritorio

-Sí, aunque estoy igual de sorprendido que tú por como se ve ahora, la última vez estaba lleno de cajas y tenía unos cuantos muebles más, supongo que algunos están en otra habitación y el resto los vendieron. ¿Decepcionado de que mi casa no tenga letreros de neón por todas partes?

-Para nada, es solo que pensé que vería un poco más, algo que dijera que estuviste aquí

-Bueno, hay muchos cuadros en el piso de abajo, y mi mamá de seguro sigue guardando álbumes con fotos de cuando era pequeño, aunque preferiría que no viéramos las ultimas

-Que lo pongas así solo hace que tenga más curiosidad, me serviría de material para hacer bromas más específicas contigo

El chileno solo suspiro, acercándose a la cama, tomó una de las almohadas y dio un golpe a la cabeza del otro chico.

-¡Auch!, ¿por qué siempre me tienes que golpear con algo?- cuestiono con fingida indignación mientras ponía su mano donde recibió el golpe

-Lo mismo podría preguntar sobre ti soltando bromas en cualquier momento

-Sabes que es parte de quien soy, además, aunque parezca que te molesta al principio siempre terminamos riendo, me gusta verte feliz

-Dices que es natural para ti hablar sin ningún tipo de seriedad pero dices cosas así seguido, más cuando se trata de mí

-¿Algo te molesta en eso?, lo hago solo porque me gusta decir lo que pienso sin darle tantas vueltas, las cosas son más sinceras de esa forma

-De hecho, me gusta que seas así- le contesto Felipe con un tono dulce y la mirada hacia abajo

Mi rosa blanca (Mr phissa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora