Los días se convirtieron en semanas las semanas en meses y para cuando Nick se dio cuenta ya llevaba tiempo en el Polo Norte. La navidad se acercaba y él no podía estar mas que maravillado porque lo que en un principio creyó que se trataba de algún tipo de broma por parte de su mente, resultó ser real. Durante casi treinta años se preguntó por qué no parecía encajar en ningún lado, por qué se sentía como un extraño en un mundo que a veces se le antojaba demasiado despiadado. Pero con todos esos meses viviendo en el Polo Norte se dio cuenta de que quizá nunca estuvo donde se supone que debería. Ahora lo estaba y todo era genial.
Al menos casi todo, porque en serio le gustaba el Polo Norte y la villa navideña. Le gustaba que al fin seria de utilidad haciendo algo tan magnífico como asegurarse de hacer felices a muchas personas a lo largo del mundo. Le gustaba saber que por fin era bueno en algo y su trabajo era bien recibido. Además de que por primera vez en su vida se sentía apreciado y tenía amigos. Bernie y Gertrudle eran muy amables con él. También estaban todos estos elfos navideños que lo trataban como parte de la familia. Los renos eran realmente geniales y Rudolph se había vuelto alguien muy cercano; Ahora bien, si tan solo pudiera ganarse la aprobación de ese hermoso ser de ojos que eran casi violetas...
No importaba de que manera intentara agradarlo, Norién solo lo veía como si fuera el tonto más grande del planeta y Nick no podía evitar sentirse un poco bajoneado por eso, porque a veces lo veía sonreir escuetamente, pero no estaba seguro de que esas sonrisas estuvieran dirigidas a él. Suspiró un poco desalentado. No era justo porque por primera vez en mucho tiempo se sentía realmente interesado en alguien y no tenía miedo de que lo trataran como una basura por ser gay. Estaba seguro que todos en el Polo Norte sabían de su orientación sexual y ninguno lo había tratado diferente por eso.
El problema era que Norién no le prestaba la más mínima atención y Nick empezaba a creer que el chico lo odiaba o algo así. Pero es que no era su culpa siempre terminar haciendo el ridículo frente a él. Como hace unos meses cuando asistió a aquella cena en la que le presentaron a los demás seres mágicos. Todo fue relativamente bien aquella noche porque todos fueron muy amables. Nick logró hacer buenas migas con muchos de los "seres festivos" . Por ejemplo, con Malik O'Lantern, el encargado de Halloween, se llevó de maravilla; y luego estaba Lucy Rabittson, la adorable conejita de pascua. Todo fue bien, hasta que apareció ese tipo, Eros Valentine. Fue verse y detestarse, Nick no sabía decir la razón, quizá fue cuando el tipo abrió la boca y dijo:
"-Vaya, creí que conocería al próximo Santa. ¿En dónde está? ¿y quién ese leñador al fondo del salón? ".
Ugh, el tipo le cayó como patada en el hígado y durante toda la velada no hicieron más que lanzarse comentarios ácidos entre sí. Eros era simplemente demasiado arrogante para su propio bien y no era el único en pensarlo puesto que la conejita de pascua estuvo a nada de tirarle su vaso de ponche a la cara cuando dijo que la única razón por la que las personas aun recordaban la pascua era por los huevos de chocolate, porque...¿a quién no le gustaba el chocolate?. Había sido un comentario bastante odioso aun si no fue hecho con esa intención.
El asunto es que la rivalidad de Nick y Eros llegó al punto en que terminaron afuera listos para tener una guerra de bolas de nieve. Bernie y su esposa solo se rieron porque esa era una manera no tan violenta de resolver sus diferencias. Obviamente Nick ganó y Eros tendría que lidiar con eso, pero aun si salió vencedor, la sensación de triunfo no le duró mucho al ver la expresión irritada de Norién. El chico ni siquiera se le acercó por una semana entera después de eso.
En fin, habían sido muchas las razones por las que Norién parecía estar perpetuamente enojado con él y una de sus últimas meteduras de pata fue que en su último viaje con Bernie, se detuvieron en un pequeño poblado de suiza y a Nick se le ocurrió conseguir dulces de menta rellenos con chocolate para los renos. Eso los activo como cohetes y terminaron corriendo por todos lados en un repentino brote de hiperactividad causado por el azúcar. Norién estaba más que furioso por eso. ¿Pero qué iba a saber Nick que los renos se tragarían las seis bolsas extra grande de una sola vez?
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El Turno de Cupido
RomanceHISTORIA CORTA Si el año anterior leíste "Querido Santa", quizá quieras disfrutar de una nueva historia navideña en donde lo inesperado, el amor y la cursilería son los principales protagonistas, así como dos hombres encontrando el amor en donde men...