Nadie sabía cómo, pero siempre aparecían... Desde que volvió a la vida las encontró, amontonadas en una caja, cubiertas por el polvo de la melancolía, el pasado las envía como un aura de advertencia que él ignoró. Estaban allí, en el pequeño ático que había junto a su habitación. Se quedaron allí, perdidas en el olvido por él y por su familia... ¿Las recordaba? Si ¿Les había prestado la atención que se merecían? No, siempre pensó que se trataba de un juego de niños, uno que se prolongó en sobremanera. Un día las recuperó, siendo invadido por la melancolía al ver la caligrafía en letra rosa, acompañada por garabatos divertidos y corazones en color rojo, algunos con su nombre dentro.