¿Quién diría que todo cambiaría en una sola noche? Era solamente una noche de sexo, nada más, nunca se me cruzo por la cabeza que le gustase. Era mi cumpleaños número 18 y quería descontrolarme por un solo día así que entre a aquella discoteca que sería el lugar que marcaría el inicio del cambio en mi vida. Estaba ahí, sentado tomando un trago sin despegar su mirada de los movimientos que hacia en la pista de baile. -Es el actor porno mas reconocido. -me susurró mi amigo.- Y no despega los ojos de ti. -si estuviera en mi sano juicio le hubiera preguntado como sabe que era un actor de esos, pero con el alcohol en mi sangre ya nada tenía sentido. Al momento de guiñarme un ojo y levantar su copa en señal de brindis no lo dude más y me encamine hacia él, que me sonreía haciendo que se vea endiabladamente sexi.- Mucho gusto g...- seguro me diría guapo para poder llevarme a la cama pero no hacia falta que mintiera. Coloque mi mano sobre su gran hombro y aspire su embriagador aroma que opacaba al de el alcohol que reinaba en el ambiente, le sonreí ladeadamente.-¿Tienes sitio? - él asintio con la vista fija en mis ojos.- Pues vamos. - Caminamos entre la multitud de la gente que bailaba pegadamente, paso su mano por mi cintura atrayendome a su cuerpo, su cuerpo fornido que emanaba mucho calor, mis ojos se posaron por un momento en su entrepierna donde un bulto atrajo toda mi atención que se hizo más visible al él acariciar la parte baja de mi cintura.-¿Todos los actores de porno gay, la tienen tan grande? - en definitiva el alcohol ya estaba haciendo estragos en mi cerebro, pues en mi sano juicio nunca le preguntaria eso a un hombre. Él me sonrio triunfante y mi corazón comenzo a latir agitadamente al él pronunciarse con su lengua acariciando cada palabra.- Soy el más dotado. - Y así comenzo toda está extraña historia de amor... Que se inicio en, solo una noche.