Abro mis ojos como platos en el momento que me doy cuenta que los había cerrado quizás por impulso, me topo con los de él cerrados, sus parpados sellados por completos mientras sus labios se posesionan de los míos, se lo comen a su antojo. Miro vagamente su perfil que parece cincelado por algún dios siendo iluminado por los focos de mi cocina. Mi mano acaricia el mantel mientras los de él se colocan en mi cintura dándome un fuerte apretón para seguidamente sus dedos juguetones buscar su camino prohibido por debajo de mi polo, la yema de sus dedos tocan mi piel desnuda por debajo de mi polo causando que confundibles sentimientos estallen en mi interior, se bombeen de mi corazón. Le sigo al beso distraídamente, le sigo al beso como si fuera un principiante muy por el contrario a lo que él hace pues parece todo un experto mientras me come los labios. Mis manos arañan la madera de la mesa conforme me trago un gemido sin ser capaz de volver a cerrar los ojos por miedo a lo que vaya a pasar si lo hago. Solo pestañeo aceleradamente sintiendo como me muerde el labio inferior elevando más la calentura en el ambiente. El aire que ingresa no llega muy bien su frialdad o más bien no lo siento, no siento la frialdad ya que mi cuerpo sigue quemando.
Me alejo de él, lo alejo mejor dicho de un empujón en sus pectorales cuando él abre sus verdes ojos como los platos vacíos que reposan en la mesa. Me mira sin poder correr lo que acabo de hacer y para ser sincero yo tampoco me lo creo, no me creo que haya rechazado a un hombre que cualquiera –hombre o mujer- mataría por estar tan solo unos segundos en mi lugar, disfrutando de sus atenciones cariñosas, de su amabilidad, de sus labios, de sus manos. Cualquiera pero yo no puedo seguir cometiendo más errores por esta noche, nuca más, ni una sola noche más.- Es mejor que te vayas, Mariano. –
Me duele hablarle así, me duele tratarlo como si no significara nada en mi vida pero es lo mejor que puedo hacer para que se decepcione de mí, es lo mejor que seguir alimentando falsas ilusiones que son reflejadas en esos verdes ojos aún abiertos por la sorpresa. Su manzana de Adan se mueve al él tragar un nudo de su garganta. Me pongo de pie tratando de parecer lo más firme posible sin intimidarme por la sensualidad que su cuerpo emana, por la atracción que está palpable en el aire. Sin intimidarme por los sentimientos que siento por su persona, sentimiento que me quieren consumir pero no permitiré que lo hagan.- No podemos seguir haciendo esto. Entiendo que no estamos seguros de lo que queremos. –
-Yo estoy seguro de lo que quiero. –me habla en un tono seguro.- Te quiero a ti, a mi lado. De la manera que sea. –gruñe, nunca lo había visto frustrado, nunca lo había yo frustrado. Sus manos se entierran en su cabello tan negro como la noche que se refleja por la ventana abierta pero él se pone de pie rápidamente, quedando a mi altura consiguiendo que en mis venas una corriente se instale. Ambos nos retamos con la mirada, ambos parecemos molestos, ambos mentimos con la falsa molestia pues eso no sentimos.- ¿Tan difícil te es entender que te quiero, joder? Me he enamorado de ti como un idiota. –sus palabras estrangulan mi corazón que está a punto de matarse con una cuerda, da un paso adelante pero yo retrocedo otro esquivando la silla, alejándome de él.- Me importa una mierda lo que diga la gente, me importa un huevo que nos critiquen. –está histérico.- Todo vale la pena por estar contigo, por amarte, por verte despertar cada día a mi lado. –es una petición, prácticamente ahora me ruega.- Quiero que te vayas a vivir conmigo, quiero pasar cada momento de mi vida a tu lado. –pestañeo espantando la picazón que siento, pestañeo como un idiota al verme aprisionado por la pared a mis espaldas mientras él acaricia mi mejilla haciendo que los sentimiento hagan erupción nuevamente generando que mis mejillas se tiñan.- Me encantan tus lunares. –esas palabras, esas palabras traen tantos recuerdos.- Solo pido que me ames. Por favor hazlo.–
Es una súplica, me lastima verlo así, me lastima saber que eso causo yo, me lástima no poder hacer lo que me pide, me lastima tener que mentirle pero simplemente no puedo hablar con sinceridad con nadie, no puedo confiar en nadie. Sus labios se acercan de a los míos de una manera peligrosa, cortando con la distancia al igual que corta el latir de mi corazón pero lo detengo ante de que me bese.- No te puedo amar. Nunca lo podré hacer. –

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Solo una Noche (Gay)
Romance¿Quién diría que todo cambiaría en una sola noche? Era solamente una noche de sexo, nada más, nunca se me cruzo por la cabeza que le gustase. Era mi cumpleaños número 18 y quería descontrolarme por un solo día así que entre a aquella discoteca...