Capitulo 5

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Siento mucho más calor de lo normal al despertarme, desde ya sé que este día va ser muy especial. Conforme me desperezo de mi profundo y calmante sueño me doy cuenta de que el sol me da directo a la cara molestando un poco mi visión, no puedo moverme mucho pues mi cuerpo lo estoy sintiendo como si estuviera aprisionado una segura prisión que me gusta mucho; siento pequeñas cosquillas en mi espalda desnuda provocado por el roce de algo áspero y duro, mi culo se ve perfectamente pegado y encajado con una parte mucho más dura y larga que está perfectamente colocado en la línea que separa mis nalgas, he de reconocer que ahora estoy mucho más cómodo que días anteriores, mucho más cómodo y seguro.

Abro los ojos lentamente ante el trinar de unos pájaros dándome el aviso del inicio de un nuevo día donde el sol está mucho más fuerte que los días anteriores como si este hombre con su sola presencia otorgara más luz a mí vida. Al estar completamente consciente luego de segundos de los que he disfrutado enteramente y al fin con mis cinco sentidos me logro dar cuenta del porque de mí comodidad. Sí, el adonis está a mi lado con sus fuertes y seguros brazos aprisionando mi cintura desnuda, adonis que roba el aliento a cualquiera.

Logro darme la vuelta lentamente al su agarre no estar tan fijo como pensaba y al despegar su erección matutina de mi culo me arrepiento instantáneamente, no porque ya no sienta su duro, largo y grueso pene aprisionando mi culo; no porque ahora mi hombría se frote con la de él si no la razón de mi arrepentimiento es por quedar a solo centímetros de esos labios levemente abiertos y muy enrojecido que deseo besar locamente, labios que son carnosos y rojos como una manzana, una fruta prohibida representa muy bien a él que es una persona prohibida para mí. El aliento que expide se combina con el mío calentando mucho más este momento en el que me dedico solamente a observar sus perfectas facciones. Mi pecho roza el suyo al ambos respirar, su corazón late muy tranquilo en cambio el mío pareciera que estuviera a punto de darme un taquicardia por lo acelerado que está. Sí este es el afecto que provoca en mí.

Mi corazón comienza a bombear sangre a toda velocidad como si estuviera en una maratón. La sangre va en conjunto con el deseo que crece poco a poco como mi pene al frotarse con el suyo. El deseo baña cada centímetro de mi cuerpo al trazar leves círculos con mis dedos en sus brazos fuertes que son fruto de seguro días y días en el gimnasio, él emite leves murmuraciones poco entendibles para mí aunque claro estoy muy perdido observándolo memorizando como se ve en mi cuarto pues de seguro será la última vez que lo tenga acá conmigo. Entreabre un poco más al mi mente engañarme haciéndome creer que ha pronunciado mi nombre, sus carnosos labios que está a solo centímetros que el míos cada vez se vuelven más tentadores. Sus parpados se encuentran cerrados y sus pestañas acarician lentamente unas pequeñas ojeras que recién me doy cuenta que tiene, sus pobladas cejas lo hacen ver mucho más sexi en conjunto con su barba que roza mi quijada haciendo que una sonrisa curve mis labios. Verlo así dormir muy tranquilo con el sol iluminando todo su espectacular cuerpo cubierto solamente por aquel bóxer rojo en el que se ciñe perfectamente la gruesa cabeza de su pene, lo hace ver tiernamente encantador despertando muy confusos deseos en mí, aparte de una ligera mueca de dolor pues este hombre nunca estará a mi alcance, él es demasiado sexi y creo que yo decir que soy guapo sería alagarme mucho. Él es como un dios y yo a su lado soy un simple mortal.

-¿Ya terminaste de violarme con la mirada? Aunque basta que me digas que quieres que te de duro y con gusto lo hago. –sus verdes ojos se entreabren mirándome fijamente al igual que el día anterior brillando mucho, esos pozos verdes que son mi perdición, que cada vez me llama a que me deje llevar simplemente por mis impulsos, por mis deseos carnales, por el fuego que crece en mi interior como lava hirviendo. Alejo un poco mi cara sonriendo un poco avergonzado al sus manos posarse en el inicio del lugar donde se encuentra quizás la zona que provoca más placer en mí, en curvatura que hay por debajo de mi espalda, el inicio de mi redondeado culo que desea desenfrenadamente volver a ser penetrado y está vez poder acordarme de cómo fue. Ambos nos sonreímos mientras él traza leves círculos por sobre la cintilla de mi pantalón de pijama copeando la acción que hago en sus duros brazos. No hago ningún ademán de querer alejarlos pues mientras la cama se amolada perfectamente a nuestros cuerpos me permito disfrutar de sus atenciones.- Que buena manera de despertar. –habla frotándose lentamente con mi erección, ambos soltamos leves gruñidos sin apartar nuestras miradas ni mucho menos nuestros cuerpos.- Que deliciosa y dolorosa erección matutina que tenemos. Deseo enteramente que puedas calmar mi erecto pene. –

Solo una Noche (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora