-¿Estás seguro de lo que vas a hacer, mi niño? –me pregunta Teresa por tercera vez –mi niño, aquel apodo- mientras hace compañía esperado a que llegue Mariano, sí ya llego la hora de salir con él y me encuentro un poco nervioso, solo un poco, bueno ya tan nervioso que hasta tengo ganas de vomitar pero me aguanto para no llamar más de la atención de la que ya hago. Los alumnos siguen pasando y pasando, hablando entre ellos de lo mucho que odian a los profesores y de la fiesta que harán este fin de semana, ignorándonos claro algunos porque otros están recostados en las puertas mirando en mi dirección, mirando fijamente causando que mis nervios incremente, para ver como subo a aquel auto del hombre de los sueño de muchas de la universidad y muchos. Hasta m siento toda una celebridad de esas que lee la mujer que espera por una respuesta, las chicas que me miran con cariño a la distancia son unas fans desesperadas porque les lance una mirada, una sonrisa o le guiñe un ojo pero no, toda la atención que tengo es porque voy a salir con el chico más popular y endiabladamente sexi, no es por mí sino por mi acompañante.- Sabes que lo vas a confundir más, que él quiere otra cosa. –
Otra cosa que no le puedo dar.
Yo quiero otra cosa de Julián.
Su cosa.
Oh joder, malditos pervertidos pensamientos.
Suelto un suspiro a la par que veo como mi amiga se echa aire con la mano esquivando a le gente pasar, el sol está excesivamente caliente el día de hoy tanto que hay algunos que están con la lengua afuera –como si fueran perros- yendo con paso rápido –lo máximo que le permiten sus pies cansados- a comprar en el quiosco –que está excesivamente lleno- una botella de agua, una sola botella de agua para calmar este calor. El aire golpea nuestros cuerpos sin ningún consentimiento, hace mucho calor pero el aire es frío. Sí, es muy loco el clima pero aprovecho los golpes del aire para responder lo más sincero posible, lo más sincero sin mentirme a mí mismo, sin decir que salgo para olvidarme un poco de Julián, prácticamente lo estoy usando y me siento pésimo.- Espero que no lo confunda, que entienda que lo de nosotros no va ir más allá que una amistad. –
Solamente una amistad.
-Yo también espero lo mismo. –se ata su cabello rojo conforme mira, al igual que todas las chicas, caminar al profesor que me arruino mi promedio hace unas horas, ven perdidamente su culo moverse, su culo ajustado en ese traje. Es sexi como dije y atrae muchísima la atención, mucho más cuando sus músculos se ciñen a su traje al subir a su lujoso coche produciendo un suspiro coral de las chicas y de Paul. Teresa recupera la compostura –al igual que todas- luego de que su auto partiera y desapareciera haciendo el típico rugir, me mira fijamente con un brillo especial en sus ojos castaños, ojos que son delineado por un lápiz color negro provocando que sobresalgan más, un brillo que sé que nada bueno saldrá de sus labios que son lamidos sensualmente por su lengua, haciendo que también brillen.- Creo que deberías darle la oportunidad. –abro mi boca –de pronto reseca- para pronunciarme pero ella me corta negando con la cabeza.- Ya creo que se merece eso. –saca a relucir lo bien que le cae.- Hace años está enamorado de ti y tú no le haces caso. –se encoge de hombros.- Sabes perfectamente que no puedes seguir atado a Julián, él solo te puede ofrecer sexo y cuando eso termine, cuando no desee tu cuerpo quedarás roto, aparte de tu culo. –con sinceras palabras mi amiga hace que nuevamente vea la realidad, una realidad dolorosa pero realidad al fin y al cabo.- Pero en cambio Mariano, sabes que con él las cosas irán más allá de lo que puede pasar entre las cuatro paredes de una habitación. –suspira sacando a relucir que le cae perfectamente aquel hombre, como pensé anteriormente.- No tendrás que compartir con nadie a Mariano porque va ser médico, no es un puto. Sabes también que cuando el termine su carrera no te dejará de ver, porque él te quiere. –medio gruñe.- Dios, Edward reacciona tienes al hombre perfecto delante de ti, comiendo de tu mano, rogando por una oportunidad, esperando que aceptes su propuesta y tú tontamente aceptas una que te hace un puto. –puto, aquella palabra que representa perfectamente a Julián.- Mariano ha dejado todo por estar cerca de ti, no le importa lo que piensen sus amigos, no le interesa estar siendo alabado por todos caminando con los populares por pasar todo el receso con nosotros hablando de tonterías. Haciéndote reír, porque le gusta hacerlo. –me mira fijamente, me mira fijamente y yo le sostengo la mirada ante sus palabras calando en mi mente, abre su boca nuevamente para volverse a repetir, como disco rayado.- Es el hombre perfecto. –

ESTÁS LEYENDO
Solo una Noche (Gay)
Romance¿Quién diría que todo cambiaría en una sola noche? Era solamente una noche de sexo, nada más, nunca se me cruzo por la cabeza que le gustase. Era mi cumpleaños número 18 y quería descontrolarme por un solo día así que entre a aquella discoteca...