Epilogo

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Mis dedos al igual que siempre temblorosos acarician su lapida, no puedo creer que ya hayan pasado diez años y que aún su perdida me sigue doliendo, me sigue doliendo que haya dado la vida por mí, pero supongo que si dos veces he sobrevivido por dos personas es que merezco está vida, merezco el final que me prepare la vida y al cual estoy ya listo 'para enfrentar. Sonrió levemente como un idiota ladeando mi cabeza luego de haber dejado un par de rosas blancas que simboliza la paz, paz que espero tenga en donde sea que se encuentre, dejo estás rosas blancas reemplazando a las que deje, duele mucho su perdida . La pérdida de este gran hombre.

Mis dedos se frotan por el relieve que forma su nombre verderol, frotan también debajo el nombre que usaba para grabar aquellas películas que algunas veces tan masoquista las veo para recordarlo, para recordar cómo era, para ver su desnudes, para ver su sonrisa, para ver como su rostro y perfecto cuerpo se comprimía al estar a punto de conseguir su liberación. Mis rodillas se pierden entre el pasto verde, el aire que viene golpea sin ninguna piedad mi espalda removiendo mi cabello negro, no sé qué decir, no sé qué contarle está vez, así que por unos momentos permanezco en silencio viendo su tumba ignorando las miradas de las otras personas que me observan al pasar a mi lado y leer que estoy triste por la pérdida de un hombre, no me importa pues él me hizo más seguro, no me importa ya lo que piensen de mí pues he aprendido que no a todos les caeré bien, que no debo de vivir de las opiniones de los demás.

Gracias, por eso.

Mis ojos pican un poco mientras niego con la cabeza.- Aún estoy molesto porque nunca me dijiste cual era la sorpresa que me ibas a dar. –una sonrisa curva levemente mis labios, ignoro las lágrimas que se quieren acumular y desbordar, tal vez sea un maldito llorón por aún sufrir cuando ha dejado la vida hace ya diez años, pero simplemente el recuerdo sigue ahí, sigue ahí vivo aquel día y cada vez que lo recuerdo es igual de doloroso. Y las lágrimas, las lágrimas me hacen acordar que él existió, que él estuvo conmigo por un corto e importante tiempo.- Pero puedo imaginarme lo que es por el anillo que tu madre recién acepto darme hace unos días y que le pediste que lo dejara en una copa de vino que brindaríamos en año nuevo, pero no se pudo. –vuelvo negar divertido mirando el aro de oro que cuela de mi cuelo pue lo he formado como un collar, siempre lo tendré.- Me hubiera gustado que me lo pidieras tú pero para que no te quede dudas, aunque ya sabias la respuesta seguramente, hubiera aceptado ser tu esposo sin pensarlo. –

Escucho las risas de dos pequeños niños a mis espaldas que seguramente deben estar con su padre, pero no me concentro en eso, este momento solamente es de este perfecto hombre y de mí, nadie puede irrumpir ahora.- Espero que me estés escuchando aunque tal vez sigas molesto por lo que te conté el domingo pasado de que decidí dejar toda tu fortuna que me heredaste para un hogar de caridad. –una pequeña lagrima consigue liberarse de mis ojos, una pequeña lagrima que en lugar de terminar en mis labios como todas las veces termina en el pétalo de la rosa.- Te diría que no pienso seguir llorando por ti pero sería mentira, además ya habrás dejado de creerme luego de diez años. –el sol hace que el anillo que llevo en mi dedo brille, los pájaros comienzan a revolotear haciendo su feliz trinar ignorándome a mí que me encuentro en el centro de este cementerio de pasto verde y enormes árboles frondosos.- Pero lo que si te puedo asegurar es que seguiré saliendo adelante, por nosotros porque tú siempre estarás vivo en mi corazón. –

Me quedo en silencio, sin ser capaz de decir nada más, las palabras simplemente están demás y muy desgastadas luego de tantos años pero nunca está fuera de lugar decir algunas cosas, como dije desde el día que murió sobre mí en aquel auto lo iba visitar todos los días pero como eso es imposible todos los domingos, y eso es lo que hago. Cada domingo dedico un tiempo para venir a visitarlo, para hablar con él, ahora es un buen oyente. Escucho pasos firmes acercándose, pasos que adoro pues sé quién es, es momento de despedirme nuevamente.- Gracias y nos vemos la próxima semana. –

Unos segundos pasan hasta que siento su mano reposándose en mi hombro, la mano de mi esposo, la mano de mi amigo, de mi amante, del padre de dos pequeños hijos que hemos adoptado, la mano de mi colega pues al igual que él yo también soy doctor –sí, otro regalo de tan buen hombre, me dejo toda una carrera pagada- Lo miro mientras me ayuda a ponerme para reposar sus labios sobre los míos y darme un casto beso, le lanzo una última mirada a la lápida asintiendo con la cabeza a su nombre pues estoy seguro que él hubiera querido mi felicidad, hubiera querido que continúe adelante y eso es lo que hago.

-¿Cómo estás, bebé? –me pregunta rodeando con su firme mano mi cintura mientras nos alejamos de aquel lugar y nos acercamos a donde los gemelos juegan. Julián y George miran como la pelota rueda, ambos de cinco años, los hemos adoptado hace un año. Miro sus ojos verdes del hombre que me acompaña, por unos momentos sonriendo, mi quijada se frota contra su barba que cubre su mejilla, ambos hemos crecido y madurado, ambos nos amamos.- ¿Mejor? –

Su fuerte cuerpo es tan protector como siempre, me ha ayudado mucho a superar las coas este hombre, le estaré agradecido y espero algún día amarlo como lo hice con George, aunque ya supongo que lo hago.- Sí, Mariano. –le estoy infinitamente agradecido a él por hacerme las cosas más llevaderas, por mostrarme al igual que George que puedo ser querido, que puedo querer, que después de una tormenta llega el arcoíris, él y mis hijos son mi arcoíris. Me enseñaron que puedo ser feliz sin importar mi condición sexual y lo soy ahora con esta familia que tengo, con mi madre que vive en mi corazón y con George y Julián como deseen llamarle a aquel hombre que hasta el último minuto se preocupó por mí.

Me embriago del delicioso olor que desprende el cuerpo de Mariano, miro el sol que promete muchas cosas para este día familiar, para un futuro, y miro la intensidad de sus rayos recordándome la intensidad de sus ojos verdes con las que me veía y con los pájaros surcando el cielo emito un nuevo agradecimiento mental.

Gracias Julián por abrirme las puertas de la pasión, de la lujuria, del deseo carnal y del goce. Gracias por enseñarme lo intenso y bueno que puede ser el sexo si se realiza con la persona indicada. Gracias Julián por aquella aventura que tuvo que haber durado solo una noche pero cuando dos cuerpos se atraen, se desean es imposible ponerle un tope de tiempo, el tope para lo nuestro fue tu fallecimiento, el tope que le puso la vida que envidio nuestra manera de querernos.

Y gracias George por enseñarme que yo también puedo ser querido por alguien, gracias por protegerme hasta el último suspiro de tu vida, por todo lo que me has dado. Gracias por estar conmigo abrazándome en los momento que dormía sobre tu pecho, besándome la cabeza cariñosamente, gracias por enseñarme la existencia del amor verdadero y ten por seguro que vivirás con mi madre en mi corazón para siempre.

Sí, porque para mí, Julián siempre será aquel hombre que lo veía todo con follar, que para él todo eran aventuras de solo una noche, para él era únicamente disfrutar del momento, Julián era su lado animal de aquel hombre y George el lado que sentía, que sintió cosas por mí y yo me siento afortunado por eso, aquel hombre que creía en el amor, son distintas personas ambos, distintas actitudes o personalidades dentro de una perfecta persona... Son las dos formas dentro de un hombre con el que siempre he soñado, con el que siempre sueño.

Así, que muchas gracias Julián y George, nunca los olvidaré y espero reencontrarme con ustedes algún día, en otra vida, quien sabe... Para quizás vivir otra aventura de Solo una noche.



Solo una Noche (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora