Me remuevo un poco incomodo en la cama por los rayos del sol que han de ingresar por una ventana, aunque tengas mis parpados cerrados incomoda mucho, demasiado, las sabanas que protegen mi cuerpo acarician mi piel ¿Desnuda?, un olor nunca antes sentido inunda mis fosas nasales al inhalar la almohada y con ese embriagador olor vienen los recuerdos de golpe de lo que paso en la noche anterior, la noche de la pasión y desenfreno que viví.
Un sexi hombre, un actor de películas para mayores para ser más especifico, bebiendo, sonriéndome, tentándome como la serpiente tentó a Eva y yo levemente influenciado por el alcohol y guiado por el deseo que despertaba cada célula de mi cuerpo caí en la tentación, mordí aquella manzana que me ofrecía ese adonis. Un departamento lujoso que jamás en mi vida pudiera pagar, yo abriéndome de piernas recostado en un sillón para recibir a él, yo gozando de sus penetraciones sin ningún miramiento, ambos gruñendo, yo corriéndome, él corriéndose, ambos disfrutando y gozando de nuestros cuerpos... Ambos follamos, yo hice todo eso en una sola maldita noche.
Abro mis ojos de golpe y me siento en la cama rápidamente recostando mi espalda desnuda en el respaldar, todo esto es demasiado confuso, irritante, desesperante. El cuarto con el que mis ojos se posan es mucho más lujoso que su sala, aunque no tengo unos recuerdos muy confiables con los que comparar, las paredes cremas, un gran armario de madera con las puertas abiertas que tiene en su interior hay más ropa de la que he tenido en toda mi vida, reposa en un rincón al lado de una mesa con un adorno de cristal en forma de un ángel, un gran espejo colgado en la pared al lado de unos cuadros que llevan la imagen de un dios griego echado en una cama cubierto únicamente por una almohada en la parte de su entrepierna (este hombre sí que es soberbio) en la mesita de noche descansa un reloj de oro que valdrá más de lo que he ganado en los meses que he trabaje en aquella cafetería, una lámpara apagada con el foco apagado y muchos adornos que van desde cuadros con pinturas abstractas hasta un planta artificial iluminada por el sol, le dan a este cuarto un aspecto elegante y carísimo que si lo vendiera fácilmente pagaría el alquiler del lugar donde vivo por unos 5 años.
Miro por debajo de las sabanas con un poco de temor con lo que me vaya a encontrar pero respiro tranquilo al encontrarme con un bóxer puesto, pero la preocupación vuelve a mi cuerpo en conjunto con un agudo dolor en mi cabeza al darme cuenta de que ese bóxer no es el que llevaba el día de mi cumpleaños, mis manos tiemblan levemente mientras vuelvo a tapar mi semidesnudes con las sabanas de seda blanca.
Al posar mis ojos castaños en la silla que hay al lado de una gran pantalla plana suelto un suspiro un poco tranquilo pues ahí se encuentra mi ropa, a unos pasos pero no tengo ningunas ganas de salir de esta blanda cama, hace ya tiempo que no dormía en un colchón tan cómodo, tan blando y suave, es placentero sentir como se amolda a mí cuerpo. Vuelvo inhalar el aroma con los ojos cerrados, ese aroma que me vuelve loco, que me pone los pelos de punta y despierta unos deseos jamás antes sentido, ese aroma que llama a tener sexo, ese aroma que me convierte en otra persona... El aroma del tal... Arrugo un poco el entrecejo mientras intento acordarme de su nombre... Jaime, Javier... Jeremy... Julián, si del tal Julián que me ha dado tan duro que siento que la parte trasera de mi cuerpo me duele un poco y tiene un leve toque de escozor mi entrada, claro no estoy acostumbrado a tener sexo ya que las únicas veces que lo he hecho ha sido con Paul y con un vecino que buena no eran tan dotados como Julián, no la tenían tan...
-Al fin despertó el bello durmiente. –esa voz tan ronca me sobresalta haciendo que abra mis ojos rápidamente para toparme con el mismo sexi hombre de los cuadros al lado del espejo, pero ahora que lo tengo delante se ve mucho más sexi con sus ojos verdes fijos en mi, con una sonrisa endiabladamente sexi curvando sus labios y formándose unos hoyuelos que son cubiertos por su barba negra, tan oscura como el de su cabello como del mío.- ¿Cómo amaneciste? ¿Te duele mucho? –
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Solo una Noche (Gay)
Romance¿Quién diría que todo cambiaría en una sola noche? Era solamente una noche de sexo, nada más, nunca se me cruzo por la cabeza que le gustase. Era mi cumpleaños número 18 y quería descontrolarme por un solo día así que entre a aquella discoteca...