Capitulo 3

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Los músculos de su cuerpo hacen fricción al quitarme la mochila que llevaba colgada en mi hombro y con ello quitarme el aire que sale junto con mi alma, me quedo como un completo idiota viendo como ese polo se ajusta perfectamente a su cuerpo y muy perdido por la corriente eléctrica que posee mi cuerpo al verlo sonreír ladeando la cabeza mostrándome sus perfectos dientes blancos. Pero logro salir de mi asombro al ver como abre la puerta del asiento trasero de su coche, cabe aclarar que cuando se agacha un poco su firme trasero se ciñe al pantalón sacudo la cabeza concentrándome en la actual situación al ver cómo deja como si nada mi maleta en su auto para luego cerrar la puerta de un estruendoso golpe que ahuyenta a un perro que se acerba al auto para olerlo. Luego camina a la puerta del copiloto y en un movimiento de un caballero sacado de esos libros que uso para sostener mi cama, la abre señalándome con la mano el interior.- Adelante. -dice con sorna ignorando por completo los silbidos que le lanzan, si que tiene irradia mucha felicidad este hombre.

Alejo mi mano cuando él la coge tanto por la electricidad que siento como por la confusión que en mi cerebro se comienza a presentar al mirarlo y mirarlo para cada vez parecerme más guapo, sacado de un sueño.- No. -respondo ante su incredulidad y la de muchos que ahogan u grito de exclamación.- No pienso ir a ningún lado contigo. -mi voz en este momento no es muy confiable y la sonrisa que en sus carnosos labios se expande hacen que quede completamente claro que es así, mi voz es apenas un susurro que a nadie convence.

-Vamos, hombre. -dice rascándose con un dedo la frente muy cerca de su cabello un poco más largo pero igual sigue pareciendo un corte militar de no ser por aquel pequeño copete que lo hace ver más atractivo. Conforme lo observo más y miro como su pantalón aprisiona de una manera perfecta sus muslos debo admitir que con el pasar de los días se ha puesto mucho más bueno, claro si eso es posible. Tan atractivo me parece que siento una ligera incomodidad en mi entrepierna.- En verdad Edward, necesito hablar contigo. Solamente hablar. -su tono de voz parece una súplica, pero más vale andar con cuidado con este hombre. Una rubia se choca contra un árbol por estar perdidamente mirándolo, bien al menos no soy el único idiota que cae en sus encantos.- Vamos a almorzar antes que cause más accidentes. -mira de reojo como otra chica casi se cae de bruces al suelo por mirar su entrepierna, si creo que todas son unas perras.- Al parecer en esta universidad no están acostumbrados a ver tanta belleza, lo que es muy raro. -sus intensos ojos verdes se posan en mi castaña mirada.- Pues acá estás tú, nene. -

-Deja de acariciarme como si fuéramos los grandes amigos, joder. -medio gruño apartando su trigueña mano que va muy en contraste con la blanca piel de mi mejilla que acariciaba lentamente, con mucha paciencia como si fuera un muñeco de porcelana, mirándome con ternura aunque de seguro son todas ideas mías y lo único que quiere es volver a llevarme a la cama.-¿De qué quieres hablar conmigo? -

-Ven conmigo a almorzar y hablaremos ahí. -me sonríe ladeadamente volviendo a acariciar mi mejilla.

-No pienso ir a ningún lugar contigo. -pronuncio en un susurro al ver como sigue frotando con la yema de su grueso dedo mi mejilla haciendo que su sola caricia provoque que mi corazón lata a mil, no entiendo nada lo que está pasando pero mientras lo miro más y más se me hace más difícil apartarme de él lo cual es increíble y extraño pues es la segunda vez que lo veo.- No pienso ir a ningún lado. -

Se acerca lentamente a mi generando que nuestras respiraciones se entremezclen, una de sus grandes manos se posan en mi cintura conforme la otra sigue con su trabajo en mi mejilla levemente sonrojada, las mías solo yacen a mis lados inmóviles sin poder reaccionar ante absolutamente nada, solamente parpadeo rápidamente al igual que el latir de mi corazón, una sonrisa burlona se expande en sus labios que rozan levemente los míos sin ser capaz de besarlos lo cual agradezco ya que no quiero perder más la cabeza.- Venga sube. -vuelvo a negar con la cabeza pero débilmente.- Mejor me alejo un poco para que respires, no quiero que te me mueras. -suelta una carcajada haciendo que recupere la cordura y frunza el ceño al ver como se vuelve a recostar en el capo de su auto con las piernas cruzadas al igual que sus manos.- ¿Vienes o no? -

Solo una Noche (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora