Tras vivir dos años y tres meses encerrada en un amor puramente fugaz y nada verdadero, decidí soltar. ¿Soltar? ¿Soltar qué? Soltar eso, ese amor irreal el cual creía perfecto y solo era amor en monosílabo porque la única persona que amaba era yo. Soltar los malos augurios y los malos recuerdos para poder avanzar y dejar de estancarme en ese estúpido puerto que solo me brindó soledad, angustia, desconfianza y, más tarde, una repentina depresión. Quiero irme, quiero despegarme, quiero limpiarme de ese puerto al cual espero no volver jamás y por eso quiero RECOMENZAR.
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