CAPITULO 11

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— ¡Entonces te destruiré hasta que me dejes libre! —. Amenace

— ¡Sabes que nunca te dejare libre si no es conmigo, y si piensas destruirme lo haremos juntos, pero lo que si te aseguró es que no podrás huir de mi jamas! —. Su pierna rosaba con mi sexo desconcentrandome

— ¡Pero te haré sufrir hasta que aceptes que me perteneces! —. Su mano viajo a mi sexo

— ¡Dejame en paz, maldito enfermo! —. Moví mi cabeza a otro lado para que no pudiera ver las pequeñas lágrimas que querían salir de mis ojos

Después de eso metió con fuerza sus dedos dentro de mi.

— ¡Ahh! —. Gemí al sentir como se movía dentro de mi

— ¡Así es Emma gime mas para mi, tus gemidos son musica para mis oídos! —. Susurro cerca de mi oído

Cerré los ojos con fuerza, sus palabras me excitaban aun más, quería taparme los oídos para no escucharlo mas y poder oponer resistencia ante la tentación, pero su agarre se aferraba mas a mis manos sin soltarlas.

— Tu cuerpo sede ante la lujuria y tentación que tienes hacia mi, que aunque no lo digas en el fondo de tus pensamientos quieres que te folle tan duro y que te lleve al clímax, que quisieras que mis manos delinearan perfectamente tu esbelto cuerpo y que complazca cada uno de tus deseos —. Su voz se escuchaba excitada

Abrí los ojos abruptamente al sentir como roso su erección cerca de mi vientre plano, sus manos eran unas maestras para tocar mi sexo. Mordía mis labios con frustración al querer callar mis gemidos de excitación.

No quería abrir los ojos sentía su pesada mirada en mi rostro y eso me daba vergüenza sabiendo que lo estaba complaciendo con mis expresiones.

— No los calles —. Ordeno

Sus dedos se sumergían mas y mas dentro de mi sexo, mi clítoris palpitaba al sentir como su pulgar le daba pequeños golpecitos atormentándolo. 

Arquee mi espalda sintiendo como la madera fría se impregnaba en mi cuerpo caliente, eso me hizo concentrarme dándome cuenta de que estaba cayendo en sus trampas.

Pero como no caer si era un adonis y un maestro con sus dedos dentro de mi, sentí como lamió mi mentón y eso hizo que me excitara aun mas de lo que ya estaba.

— ¡Detente por favor! —. Rogué aun con los ojos cerrados

— ¿Por que? Si yo se que no puedes resistirte a la lujuria y el calor que emana dentro de tu sexo —. Abrí los ojos y me tope con un rostro tan excitado

— Por que no quiero caer en tus trampas —. Asegure

— ¿Pero cuales trampas? ¡Si el deseo y la excitación nunca ha sido una trampa entre tu y yo! —. Hablo indignado

— Solo dejame sola —. Dije sin mirarlo

Soltó el agarre de mis manos y saco sus dedos de mi sexo, no sin antes tomar mi mentón con fuerza para que lo mirara.

Metió sus dedos dentro de su boca saboreando mis jugos con placer, entre abrí la boca al ver como lo hacia atormentándome sin poder hacer nada.

— ¡Saben deliciosos! —. Afirmo

Cerré la boca de golpe al darme cuenta de que no podría contra la excitación que sentía por tenerlo dentro de mi, pero solo de pensarlo mi corazón se apretaba contra mi pecho como si lo que hiciera estuviera mal.

Me hice aun lado, y ese calor que tanto me llenaba de paz me dejaba otra vez.

Abrió la puerta pero se detuvo antes de salir.

— Solo ten en cuenta que tu cuerpo y el mio fueron hechos el uno al otro y que tu naciste para mi —. Después de eso cerro la puerta con tanta delicadeza

Me quede parada ahí pensando en cada una de sus palabras que tarde o temprano se iban a cumplir lo sabia, lo presentía en el fondo de mi corazón.

Me desnude con prisa y me metí a la ducha deje que el agua fría chocara con mi cuerpo caliente, no me moví ni un solo segundo de ella.

No quería tallar mi cuerpo, sabia que si lo hacia borraría cada una de sus caricias y no lo quería hacer.

— ¿Pero que me esta pasando? —. Me pregunte mentalmente

— ¿Me gusta? —. Frunci el ceño ante aquella pregunta

Al pronunciar esa palabra y recordar sus caricias en mi cuerpo mi corazón latió con fuerza como si se emocionara por eso a lo que todos llaman amor.

— Pero yo no creó en el amor —. Susurré

Tome mi cabello con fuerza y me fui deslizando poco a poco dentro de la regadera las ganas de llorar invadieron mi cuerpo y no me opuse ante ello deje que salieran y se mezclaran con las gotas de agua que mojaban mi rostro.

Junte mis piernas y las pegue a mi pecho con fuerza las abrace, deje que mi barbilla se recargara en ellas mientras desahogaba mi sufrimiento.

PELIGROSA OBSESIÓN (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora