CAPITULO 8✓

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Mis manos temblaron aún en el tronco, mis respiración se torno agitada y mi corazón latía con fuerza por el temor de tenerlo detrás de mi.

Me voltee lentamente y lo observe aún sin camisa y con una mirada más que furiosa, pegue mi espalda a el tronco y me aferre a el.

— Debo admitir que si eres una buena estafadora, seduciendo y haciendo trucos —. Toco levemente sus labios

— No pensé que fueras a caer tan rápido —. Aclare

— Sabés que caería rápido, porqué ya todo lo tenías planeado —. Aseguro

— ¿Ahora que voy a hacer contigo Emma? —. Observo mi cuerpo sin pena alguna

— ¡Nada, porqué yo no te pertenezco! —. La furia invadió mi cuerpo

Y sin pensarlo dos veces aproxime mi mano a su rostro con todas mis fuerzas, ví que se giro levemente y con la punta de sus dedos toco su mejilla rosada por mi golpe.

— ¡Te voy a destruir Mauricio Lombardí! —. Asegure con rabia

Quise salir corriendo de ahí, pero antes de darme la vuelta por completo, él me tomo fuertemente del brazo y me azoto contra el árbol. Su cuerpo se pego más al mío dejándome sin escapatoria.

— ¡Pues entonces nos destruiremos juntos Emma Park! ¡Porqué eres mía y de nadie más! —. Su respiración chocaba con mi rostro

Sus ojos se habían vuelto tan negros como la noche por la furia que emanaba de él, de su ser.

Me sentí acorralada, cada vez que estaba con él me sentía tan pequeña que quería desaparecer para no sentirme así.

— ¡Eres un hijo de puta! —. Grite con rabia

Puse mis manos en su pecho y empecé a golpearlo con todas mis fuerzas, deje que mis lágrimas salieran a flote mientras cesaba mi furia. Lo observe pero no lo había movido ni un solo cm, solo se me quedo viendo con tristeza.

Después de eso, en un descuido mío el agarro mis dos manos y las puso encima de mi cabeza, enterró su rostro en mi cuello y lo empezó a lamer.

— ¡Déjame me das asco! —. Quise patearlo, pero como lo pensé metió su pierna entre las mías

— Sabés debo admitir que me tienes tan excitado por la ropa que traes puesta, pero también debo admitir que voy a matar a todo aquel que observe tu escultural cuerpo con deseo —. Sus palabras me dejaron helada del miedo

— ¿Por que no puedes entender que eres mía? —. Preguntó molesto

Observe a la luna, la única que veía todo el infierno que estaba viviendo. Me perdí en su esplendor, ya no opuse resistencia ante él, sabía que no iba a poder derrotarlo.

— Porqué en mi cuerpo, corazón y alma no hay un sello de propiedad tuyo —. Dije sin mirarlo

— ¡Déjame ir! —. Implore aún con lágrimas en los ojos

Tapó mi campo de visión con su mirada oscura y me observo con tristeza.

— ¿Por que no me puedes dejar ir? —. Buscaba una respuesta a esa pregunta que tantas veces me hacía

— Porqué repudio la idea de que vas a estar con otro hombre que no sea yo, porqué odio la idea que le vas a entregar tu amor a alguien más que no soy yo y porqué de solo pensarlo me enferma que me dejarás y te iras con alguien que si pueda hacerte feliz —. Con su pulgar limpio mis lágrimas derramadas

— Ver como ríes con otro, como besas a otros como deseas a otros es mi perdición —. Hablo con rabia

— ¡Eres un maldito egoísta! —. Hable sin dejar de mirarlo

— ¡Solo piensas en ti y nada más que en ti! ¡No piensas que a cada segundo que paso a tu lado te odio más y más, que no sabes como me siento por dentro que me quiero morir! ¡Que a cada mañana que despierto me doy cuenta de que estoy en un sueño y que mi maldita pesadilla eres tú! —. Grite

— ¡Si, acepto que soy un maldito egoísta, pero no puedo dejarte ir y no te dejare jamás! —. Soltó su agarre de mis manos y me abrazo con fuerza, aferrándose cada ves más a mi

Quise poner mis manos en su pecho, pero no lo logre ya que él no me lo permitía, sentía como su corazón latía con fuerza al abrazarme con tanta intensidad.

Sentí su respiración en mi cuello, como si yo fuera su única tranquilidad, sus enormes manos se aferraban a mi pequeña espalda con dulzura y posesión.

Pasaron largos minutos y se separo de mi, sentí como ese calor que invadía mi cuerpo al sentirlo cerca de mi había desaparecido. Observe su mirada triste y llena de rencor y odio.

Me cargo y se aferro a mi cuerpo para que no pudiera escapar de él, no lo intente ya que ví a los guardaespaldas por todos lados y no llegaría lejos y menos con su agarre en mi cuerpo.

PELIGROSA OBSESIÓN (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora