CAPITULO 9✓

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Llegamos a la mansión, y me dejo en la entrada, todos los guardaespaldas observaban mi cuerpo y eso me daba asco.

— ¡Aquellos que sigan mirándola, morirán! —. Grito Mauricio

Todos tuvieron miedo a la advertencia de él y quitaron sus miradas de mi cuerpo, eso me dio un poco de alivio.

A lo lejos ví aun guardaespaldas diferente a los demás él se veía más tímido, me observaba con ternura y compasión, le sonreí y él se sonrojo por mi sonrisa pero la devolvió tímidamente.

Él será mi próxima escapatoria  —. Pensé

Entre y camine directo a la habitación sin ganas y deprimida por volver a este encierro.

— Esta vez no te subestimare, por lo que te voy a poner aún guardaespaldas para que te cuide noche y día —. Chasqueo los dedos y llego él mismo chico de antes

— La vas a cuidar noche y día, no quiero que salga de aquí a menos que yo lo autorice, si yo me doy cuenta de que se escapo lo pagarás con tu vida —. Ordenó y a la vez amenazo

— Si, señor —. Dijo él guardaespaldas

— Retirate por favor —. Salio no sin antes mirarme de nuevo

— Ahora que vas a estar custodiada noche y día no podrás escapar de mi —. Sonrió complacido

— ¡Ya lo veremos Mauricio Lombardí, ya lo veremos! —. Alce una ceja y sonreí de oreja a oreja

— Esperare a que lo intentes Emma Park —. Se dio la vuelta y se fue cerrando la puerta con seguro 

Me quede ahí parada viendo la puerta por unos segundos, pensando en como seducir a este guardaespaldas.

Me di por vencida, estaba demasiado cansada como para pensar en eso ahora, camine al baño y me quite rápidamente el baby doll que traía puesto o bueno lo poco que quedaba de el.

Sentí como el agua caliente bajo por mi cuerpo, calle algunos quejidos de dolor al sentirla tan dentro de mi cuerpo.

Puse las manos en la pared y pegue mi frente en el mármol, suspire cansada me estaba dando por vencida y no quería aceptarlo de verdad no quería.

Pero no encontraba algo que me ayudara, solo al guardaespaldas pero hasta el dudaba que fuera de ayuda ya que se veía y olía a kilómetros que le temía.

¡Ay como lo detestó! —. Pensé con rabia

Pase mis manos por mi rostro frustrada, ya estoy harta de esto y de él.

— ¡Maldito! —. Susurré con molestia

Cerré las llaves de la regadera y me enrolle con una toalla tapando mi desnudez, salí con pasos pesados del baño y me dirigí al armario.

Tome lo primero que ví, ya ni si quiera tenía ganas de taparme bien el cuerpo.

Me lo puse y camine desganada a la cama, me aventé sobre ella y cerré los ojos agotada.

PELIGROSA OBSESIÓN (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora