CAPITULO FINAL

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— Necesito que me dejes sola —. Ordene

Tardo varios segundos en responderme, pero al final accedió.

Acaricio mi cabeza y después la beso con tanta ternura que me hizo sentir aun mas frágil.

Tenia que pensar en todo lo que me estaba pasando, sabia que si estaba con el no podría pensar bien y me distraía.

— Esta bien —. Se alejo de mi y acuno mi rostro entre sus manos

Roso con la punta de sus dedos mis labios, con tanta delicadeza como si fuera a romperme. Limpio mis lágrimas y sonrió tristemente.

— ¡Lo único que quiero que sepas es que te amo de verdad y no puedo alejarte de mi jamas, de verdad no toleraría estar sin ti! —. Soltó mi rostro y sus cálidas manos me abandonaron

Camino sin detenerse a la puerta, y la cerro puso a uno de sus guardaespaldas en ella. No me inmute en querer huir, sabia que si lo intentaba mi corazón se iba a destrozar en mil pedazos y que además de eso no soportaría estar lejos de el.

Con pasos desganados camine a la cama y me recoste en ella sin cerrar los ojos por completo, si lo hacia a la mente se me venían imágenes de el y ya no quería pensar en el.

— ¡No pienses en el Emma! —. Me ordene mentalmente

Pero por mas que me esforzaba no lograba desaserme de sus manos y caricias en mi cuerpo. Sonreí al recordar cada escena con dulzura.

Me removí varias veces en la cama tratando de dormir, pero el sueño no llegaba hasta a mi y eso me frustraba aun mas de lo que ya estaba.

Sin quererlo y pensando en el fui cerrando los ojos poco a poco hasta caer rendida al sueño.

(...)

Desperté al escuchar voces en la habitación, me levante rápidamente y observe a las personas que estaban ahí.

Me observaron con extrañeza, observe el lugar y me di cuenta de que estaban cambiando la puerta y acomodando la habitación.

Busque con la mirada a Mauricio pero no lo encontré por ninguna parte, ellos siguieron haciendo su trabajo hasta terminarlo.

Dejaron la habitación como nueva, todos se fueron poco a poco una de las empleadas de la comida me había dejado de comer.

Pero el apetito lo había perdido desde la noche anterior, solo picoteaba la pobre comida.

La hice aun lado y me pare en la ventana para observar al hermoso jardín de rosas rojas.

— ¿Son hermosas no? —. Salte por la impresión que me dio al escuchar la voz de Mauricio a mis espaldas

Ni si quiera lo había escuchado entrar, toque mi pecho y me tome fuertemente de la ventana.

— Perdón —. Musito apenado

Lo observe de arriba a bajo y estaba vestido como la noche anterior, con un traje de vestir negro y despeinado, su rostro se observaba mas sereno que ayer.

Sonrió y me mostró esa hermosa sonrisa que me gustaba de el.

— Sabía que te gustaban las rosas, así que mande a que pusieran en todo el jardín rosas rojas para mi amada —. Su ultima palabra hizo que mi corazón latiera con alegría

— Gracias —. Agradecí por el gesto

— No es por nada —. Sonrió y le devolví el gesto

— Eres aun mas hermosa cuando sonríes —. Me adulo

Sentí como mis mejillas ardieron de vergüenza al escuchar esas simples palabras, me sentía como una adolescente jugando un juego de niños y que al final uno de los dos acababa enamorándose de el otro.

Así me sentía, mis manos temblaron al ver que se acercaba lentamente a mi.

— Detente —. Ordene

El se detuvo por un segundo sin apartar la mirada de mi, eso me ponía aun mas nerviosa.

Después de eso el llego rápidamente a mi y me abrazo, no dude en corresponderlo y me aferre a el como si fuera el último día de vida para nosotros.

— Tranquila no voy a hacerte daño —. Acaricio mi cabeza con tranquilidad provocando que me tranquilizara

Enterré mi rostro en su pecho y sus loción inundó mis fosas nasales, cerré los ojos grabandome su olor y cada parte de el.

Sentí que se movió y abrí rápidamente los ojos, me encontré con una mirada curiosa y una sonrisa juguetona.

— ¿Te gusta mi olor? —. Hablo burlón

— ¡Callate! —. Dije apenada

Le di un pequeño golpe en el pecho y el hizo una expresión de dolor.

Reí al ver que solo fingía de el dolor se sobaba como si en verdad fuera un gran golpe.

— ¡Pegas muy fuerte! —. Dijo adolorido

Reí a carcajadas y por primera vez en todo este tiempo me sentía feliz y mas plena.

— Te amo —. Hablo sin quitar su mirada de mis ojos

Sus palabras me sacaron de lugar, solo sonreí y deje que ese sentimiento se apoderada de mi.

— Yo también —. Me acerque a sus labios sigilosamente

Pero sin previo aviso el ataco primero mi boca, sus labios me daban pequeñas mordidas y nuestras leguas se movían al compás.

Cerré los ojos y deje que el amor llenara cada parte vacía de mi ser.

Me aferraba a su cuello y de vez en cuando jalaba su cabello provocando que gimiera en mi boca.

Nuestras leguas se peleaban por querer ser un vencedor dentro de nuestras cavidades bucales.

Sus manos se aferraban a mi cintura y bajaban a mis glúteos, con fuerza los tomaba y volvía a subir.

Nos separamos a falta de aire, mi respiración era agitada me hice aun lado tomando todo el aire posible.

Lo observe y tenía los labios rojos e hinchados por los mordiscos que le había dado. Su pecho subía y bajada tratando de estabilizar su respiración, su cabello estaba despeinado.

Pero aun así sonreía, esa una sonrisa sincera sus ojos brillaban mas que nunca y por un momento me sentí amada.

— ¡No te voy a dejar nunca! —. Se acercó rápidamente a mi y pego su frente con la mía

Puse mis manos en su cabeza y el puso las suyas arriba de las mías cerro los ojos y yo hice lo mismo.

— De ahora en adelante te amare por siempre y seras la señora Lombardí —. Aseguro

— Te juro que nunca dejare de amarte —. Hable con lágrimas en los ojos

— Te amo —. Dijimos al unisono

Y sellamos nuestro amor con un beso.

Fin...

PELIGROSA OBSESIÓN (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora