Trate de zafarme de el agarre de mis manos, pero por más que lo intentaba no lo lograba.
Recargue mi cabeza en la almohada, pensando en cada una de sus palabras, pero una me hizo sobresaltarme.
— En cierto punto agradezco el hecho de que quisieras estafarme, porque así pude conocerte y pude tenerte para mi como siempre lo había soñado —. Esas palabras no dejaban de retumbar en mi cabeza
— Él me conocía de mucho antes, me conoció primero que yo —. Pensé
Abrí la boca incrédula, por eso era la actitud de posesividad hacía mi, por que él me conoce desde hace mucho tiempo.
No me lo podía creer, mi corazón latió frenéticamente al pensar en esa palabras.
Algo me distrajo al darme cuenta de que alguien entraba a la habitación, era una mujer de escasos 50 años.
— Buenas noches señorita Lombardí —. Hablo aquella señora
Se acerco y desato mis manos y mis pies, pude sentir alivio al no sentirme amarrada.
— Buenas noches y gracias por desatarme —. Agradecí con una sonrisa
— Él señor dijo que en su closet había ropa, para que se cambiara —. Señalo mi sostén
Tape rápidamente mis pechos, y me ruborice un poco ante su acción.
— Gracias —. Volví a agradecer
— De nada señorita Lombardí —. Camino a la puerta, pero la detuve
— Soy Park, no Lombardí —. Aclare
— Lo lamento señorita, pero él señor nos dio instrucciones claras que usted era la señora Lombardí —. Se dio la vuelta y salio
Suspire frustrada, no sabía que iba a hacer ahora, o como me iba a escapar de él, sabiendo que toda la servidumbre ya me tenía el ojo puesto. Y eso aún más me iba a costar trabajo.
Me levante y me dirigí al armario, busque con la mirada algo no tan provocador.
Encontré un pequeño vestido, el que creo era el menos provocador. Me metí a bañar y cuando termine me lo puse, me acerque poco a poco a la ventana y ví a la luna en su mayor punto.
Escuche que abrieron la puerta, pero no me di la vuelta para ver a esa persona.
— Te queda bien —. Hablo Mauricio
Me di la vuelta y ví que estaba mirando descaradamente mi vestido, no me moví no tenía caso taparme de él, pues él ya conocía mi cuerpo.
— ¿Me conocías desde antes verdad? —. Pregunte para sacarme esa duda que tenía en el fondo de mi ser desde hace mucho
Ví que mi pregunta lo desconcertó, camino al sillón y se sentó en el, sirviendo dos copas de whisky.
— Sí —. Afirmo
Se levanto y me dio una copa, dude unos segundos en aceptarla pero su mirada se mostraba impaciente por que la tomara.
La tome entre mis dedos, el frío invadió mi mano, la observe por completo con desconfianza.
— Tomala no tiene nada —. Aseguro
Se tomo de un trago la suya, lo observe cautelosa pero confíe en él. Tome de golpe y sentí como hizo estragos en mi cabeza.
— Contestando a tu pregunta —. Respiro profundamente
— Si yo te conozco desde hace algunos meses, pero nunca te había investigado a fondo —. Aclaró
— ¿De donde me conoces? —. Pregunte mientras fruncía el ceño
— Estafaste a uno de mis inversionistas, eres tan cautelosa y tan buena estafando que no tenía nadie una foto tuya —. Miro a la luna
— Pero alguien me consiguió una y te conocí, cuando te ví por primera vez me encantaste y jure tenerte para mi y así lo cumpliré —. Me miro
— ¡Eres un maldito enfermo, todo lo tenías preparado, para raptarme! —. Grite con rabia
— Si, por eso nos encontramos en esa fiesta de caridad, sabía que ibas a estar ahí, no sabía como acercarme a ti hasta que tú lo hiciste y me di cuenta de que yo sería tu próxima presa —. Su mirada se oscureció
Mi mundo se vino a bajo al darme cuenta de que yo me entregue a él, sin saberlo, eso me molestaba picaba cada parte de mi cuerpo por la rabia que ahora me tenía a mi misma al entregarme a la boca de el lobo.
— ¡Que imbécil soy! —. Pensé con molestia
Me di la vuelta y observe a la ventana, si lo miraba solo lo vería con odio y en parte con vergüenza.
— ¡Déjame ir Mauricio! —. Ordené
Sentí su respiración en mi cuello, eso me ocasionaba escalofríos en todo mi cuerpo.
— ¡Nunca! —. Escupió con rabia
— ¡Sino me dejas ir te destruiré, aunque eso acabe conmigo también! —. Me voltee y lo encare
— ¡Entonces viviremos para amarnos u odiarnos, pero tú nunca me dejaras! ¡Eres mía, naciste para mi y no permitiré que otro imbécil te tenga! —. Se fue a cercando poco a poco hasta dejarme acorralada
Trate de salir, pero puso sus manos aún lado de la ventana dejándome sin escapatoria.
— ¡Piensa Emma, piensa que puedes hacer para deshacerte de él! —. Me esforzaba por pensar en algo
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PELIGROSA OBSESIÓN (+18)
Roman d'amourTERMINADA... - ¡Yo nunca seré tuya! -. Grite con rabia - ¡Te demostrare que si lo eres! -. Susurro cerca de mi oído En un descuido el me aventó a la cama y subió rápidamente a mi cuerpo, dejándome sin posibilidades de salir. Arranco fuertemente...