—¡Jack, ven aquí! ¡Ven, Jack! —Un pequeño Scott llamaba a su mascota, un pastor alemán tan enérgico como la voz del chico. Su amigo y mascota que tenía en aquel entonces además de compañero fiel desde que este vino al mundo.El animal jugaba vivaz con la pelota de tenis que Scott siempre usaba cuando se divertían en el jardín, solo que está vez, se encontraban en un parque cerca de su casa para que así el pastor alemán visitara nuevos lugares. Jack con la pelota en su boca, fue trotando hacia su amo y así entregarla para buscarla de nuevo, algo que le encantaba hacer.
Era un sábado por la mañana, un día tranquilo y ya rutina entre Scott, Jack y su madre, quien los acompañaba como forma de pasar tiempo con sus dos hijos. El sol salía de manera amable y abrazaba a todo aquel que se encontraba en su radio de manera confortable, provocando más que calor, una sensación de calidez muy cómoda, aún cuando se hacían actividades físicas. Acompañado del leve viento que de vez en cuando quería aparecer para adornar la mañana como una perfecta para que un niño y su perro jueguen, daba entrada completa a pasar horas en ese vivaz parque.
—¡Corre, Jack, corre! —Jack comenzó a correr hacia una calle, esperando la lanzada de su amo—¡Ahí va!
La pelota fué disparada hacia el cielo, rumbo a la misma calle donde Jack se dirigía, surcando el cielo con velocidad que llegado a un punto alto había bajado su fuerza y dirigiéndose al objetivo. El proyectil ya iba en caída hacia los dientes de su remitente, quien tenía calculado cuando saltar para atajarlo, su cola brindaba felicidad con sus movimientos y a la vez emoción por agarrar la bola.
—¡Scott, ya nos vamos! —Agatha, su madre lo había llamado, distrayendo al niño en el peor momento.
Como si un mal estuviera a punto de hacer una jugada horripilante, por arte crudo del destino, Jack había corrido un poco más para alcanzar la bola, con emoción la había podido atrapar y dió varios saltos de alegría por ello. Por otra parte, algo no se había dado cuenta el canino, mucho menos su amo distraído por su madre en ese momento, Jack se encontraba en medio de la calle, no del parque y eso junto a un auto dirigiéndose a una velocidad no tan lenta pero si peligrosa, con una conductora distraída. Hizo que la coincidencia más horrible sucediera.
—Ya cállate, Michael, me tienes harta con la venta de la casa, no te podrías cal... ¡Carajo! —Un fuerte choque ocurrió, y la pelota habiendo caído con un remitente feliz. Este no estuvo vivo para que su amo lo viera.
Scott, sin creerlo aún y al darse cuenta cuando escuchó el impacto tras de si, observando como el semblante de su madre cambiaba de un momento a otro, al ella misma mirar con sorpresa como ocurrió todo. Volteandose vio el ya inerte cuerpo de su amigo, su madre, de fondo, seguía en estado de shock pero como si alguien le hubiera dado una bofetada, despertó, y con pasos firmes además de rabiosos, se dirigió al auto de la irresponsable pelo castaño.
La mujer, con miedo, apagó el celular y se bajó gritando "Lo siento" a todo pulmón, mientras las lágrimas de culpa la bañaban. Agatha se dirigió y con una fuerte bofetada, bombardeó a la conductora de insultos y reclamos.
Mientras Scott, quedó parado en estado de shock. La pelota había rodado no muy lejos de su posición, él miró dónde quedó, pero ninguna articulación se quería mover a buscarlo, solo se quedó allí, inmóvil, observando al animal fallecido. El sol aún irradiaba con la misma calidez que hace minutos, solo que está vez, era el abrazo de la muerte quien daba calor a Jack, el feliz perro ahora muerto.
***
Mientras la excéntrica, confusa y perturbadora escena terminó. La cabeza de Scott daba vueltas tratando de encajar piezas de un rompecabezas que ni sabía de lo que trataba, aún así le era imposible hallar una persona muerta frente a él, cambiado en gran mayoría y en el mismo lugar donde se encontraba este mismo. ¿Este era el infierno de verdad o solo un delirio de un asesino fallecido por culpa de él? La confusión lo bañó como si un balde imposible de esquivar se tratase, pero sin más, sabiendo que pensar no le llevaría a respuestas que debía descubrir explorando más el lugar, se dió la vuelta para seguir con su camino.
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La Mansión de los Pecados
HorrorUna vida puede cambiar con solo una oportunidad, la vida de Scott Campbell es un ejemplo. Detective privado, de los mejores en su ciudad, excelente en su trabajo. Se le fue dada la oportunidad de un trabajo, un caso en particular, en una mansión en...