Leslie.
No disfruto ver como las cosas se salen de control frente a mí, Raúl no tiene idea de lo que está pasando y aun así se cree mi héroe, uno que nunca pedí.
Alex no se detuvo para pensar marcharse, en cambio ya se encontraba encima de Raúl tratando de dejar alguna marca que fuera testigo de que no fue sorprendido y que se llevó un golpe sin antes haberse defendido.
─ No te quedaran ganas de golpearme cuando termine contigo ─ la voz de Alex sale con dificultad por el golpe que le da Raúl en el estómago dejándolo sin aire.
─ Vuélvete a acercar a ella y tú cara quedará irreconocible, que serás un extraño cuando acabe contigo ─ le advierte Raúl que da un golpe al aire cuando Alex lo esquiva.
La presión en mi pecho me alerta, tengo que irme y verlos así no es mi único motivo, en el trabajo quiero causar una buena impresión y ellos solo me retrasan, ambos se levantan agitados, sudando, la camisa de Raúl se rasga cerca del cuello, mi sentido de supervivencia me dice que salga corriendo sin mirar atrás y que no me importe si se matan o no.
─ ¿Ya terminaste? ─ pregunta Alex burlándose.
─ Alex cierra la boca ─ le advierto.
─ Tantos años practicando para romperle el hocico a alguien como tú ─ le escupe, y eso no logra calmar a ninguno.
El siguiente golpe que le lanza Alex a Raúl hacen desatar una serie de tragedias, más sangre sale de la boca de Raúl, veo que Alex tiene raspado el brazo, un empujón con demasiada fuerza hace que el golpe se dirija hacia mí, directamente en el hombro, estos chicos miden uno noventa, y lo ágiles no les quita lo neandertales, antes de que pueda decir algo una señora me toma del brazo y me aleja de ellos.
─ ¿Te encuentras bien? ─ pregunta mientras no deja de arrastrarme, baja fuerza con la que me sujeta hasta que estamos a un par de metros de ellos.
─ Sí ─ respondo cortante mientras los miro escupirse insultos, ambos concentrados en lo que hacen que no se han dado cuenta de que ya no estoy a su lado.
─ No deberías estar en medio de una pelea ─ comenta la señora de pelo canoso, no se ve tan vieja para tener el cabello lleno de canas pero ella me recuerda a una tía que me contó que le empezaron a salir canas a los veinte y me aseguro que es algo normal.
Como decirle a esta amable señora que me suelte porque me esta empezando a doler el brazo, veo que un señor se acerca a ellos para calmarlos, ya era hora, a caso necesitaba recurrir a una bengala para que alguien se diera cuenta de que esta calle gritaba peligro.
─ Mi esposo los calmará ─ me tranquiliza saber que alguien más se encargará de esto para no ser yo quien tenga que hacer de mediadora ─ Deberías irte a casa ─
─ Debo ir a trabajar ─ susurro
─ Bien, debemos irnos cuanto antes ─ sin soltarme empieza a caminar, pero ella ni siquiera sabe a dónde voy.
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ARRUINADOS
Teen FictionEnamorarte de una persona, bueno. ¿Pero que tal si son dos al mismo tiempo? ¿Cómo decidir cuando ambos te ponen a flor de piel? Leslie contará su versión de la historia. Su propia historia de amor, si es que se puede llamar así. Muchas personas cr...