9. Tú no fuiste el único que mintió

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Raúl

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Raúl

Nunca me había detenido a pensar cuantas palabras puede decir Eduardo en una conversación, no ha parado de hablar desde que llegó hace veinte minutos, pero prefiero escucharlo y llegar a mi punto después ya que de tanto hablar tendrá la boca seca y deberá escucharme.

─ ¿Cómo que no puedes acompañarme? ─ pregunta cruzado de brazos ─ puedes dejar de comer ─

─ No puedo comer mis Cheerios en paz, antes de que llegarás era lo que estaba haciendo ─ respondo llevándome un puño de cereal a la boca.

─ Solo esta noche, necesito que alguien me acompañe ─ pide sin que su tono de voz suene a que me está rogando.

─ Deberías invitar a Astrid, el otro día la vi salir brincando de emoción de tu casa ─ la referencia lo hace mirar hacia otro lado y la vista de perfil me hace ver que tensa la mandíbula.

─ Solo es una amiga, y para que lo sepas todas las chicas que salen de mi casa salen brincando ─ comenta tomando un puño de mi cereal.

─ Uña y mugre será ─ me burlo ─ ¿Creí que era muy amiga de Patrik? ─

─ También me hablo de él, pero en realidad no le puse la atención que se requiere para contarte lo que me dijo ─ hace una pausa y se lleva a la boca otro puño ─ Acompáñame al antro, te gustará la nueva trabajadora ─

Aquí vamos otra vez, una noche ahí es pasármela bien una media hora, tomar unos tragos y una persona vomitando a mi lado, es curioso que me haya pasado dos veces, pero aun así cuenta.

─ Mejor háblame de la chica que entrenas ─ propongo suspirando.

─ Hablemos de Leslie ─ su respuesta me pone alerta, no es normal que el interés de un tema de conversación entre él y yo se enfoque en ella.

─ Ella es a la que me refiero ─ declaro haciendo que su atención vuelva a mí.

Reflexiono un momento si esto es adecuado ¿Cuánto puede tardar una persona en revelar un secreto? Algunas personas tardan años y otras incluso se los llevan hasta la tumba, no es que quiera hacerme el celoso ni mucho menos pero hace semanas que lo sé y quieren verme la cara de estúpido ¿Debería molestarme? ¿Debería pretender solo unos segundos más que no se la verdad?, no es que la idea de que mi mejor amigo entrene a la chica que me gusta suene como si estuvieran intentando matarme, solamente no entiendo porque el secreto.

─ ¿Cómo lo sabes? ─ pregunta obviamente preocupado de que lo haya descubierto.

─ ¡Ni si quiera vas a negarlo! ─ grito levantándome de la silla ─ ¿Crees que soy estúpido? ─

Mi actitud no lo ha sorprendido de la manera que esperaba, él se mantiene sentado sereno comiéndose mi maldito cereal, ciento como la desesperación crece dentro de mí, al parecer ya no puedo controlar como me siento porque su falta de interés en esta conversación me vuelve loco.

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