Navidad blanca

80 8 8
                                    


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Oh, blanca Navidad...

Detestaba, no eso era poco, odiaba con todas sus fuerzas las fiestas navideñas, en primera porque ese día era su cumpleaños y no le agradaba recordar su pobre pasado ni las carencias que sufrió junto a su madre, en segundo, porque el verdadero significado de la Navidad pasaba a segundo plano y se enfocaba a un materialismo egoísta, y en tercero, porque debía soportar toda esa horda de buenos deseos y abrazos hipócritas, aunque éstos últimos los evitaba tanto como podía.

Generalmente se encerraba en casa a pasar la Navidad como un día normal más, en dado caso, prefería salir a celebrar el año nuevo con sus amistades. Lamentablemente este año no pudo escabullirse de celebrar junto a su familia, su extraña familia. Si bien, los Ackerman restantes eran solo él, su tío Kenny y su prima mestiza Mikasa, la familia creció con la incorporación de Zoë. ¿Como había sucedido eso?, ni él mismo lo comprende del todo.

Solo recuerda que hace aproximadamente cuatro años, Kenny regresó de un viaje y se encontró con él, la Cuatro Ojos y Erwin en un bar, donde obviamente aprovecho para molestarlo enfrente de sus amigos, lo que nunca percibió fue que el vejete ya se había interesado en su intelectual amiga. Y así, sin que él pusiera atención, Hange y Kenny se volvieron cercanos al grado de desarrollar sentimientos románticos el uno por el otro. De Kenny no le sorprendía, pero si de Hange, aunque sus gustos fueran maduros como por ejemplo el crush que había tenido con Keith Shadis, nunca pensó que se involucraría con su tío dos décadas mayor.

El colmo del lo bizarro fue cuando contrajeron nupcias y Hange Zoë pasó a ser políticamente su tía. "¡Que horror!" pensó cuando se daban el sí. Y dos años después llegaba un niño para solidarizar el matrimonio.

Blanca Noche Buena, mi mensajera...

El mismo mocoso que justo ahora estaba a su cuidado porque los idiotas de sus padres habían olvidado comprar sus regalos con anticipación y ahora estaban peleándose por un obsequio en el centro comercial.

―Oí mocoso, es hora de dormir ―ordenó el mayor al pequeño de un año

Justo en ese momento sonó el timbre y Levi fue a abrir, se trataba de la vecina fastidiosa que casualmente siempre pasaba por una taza de azúcar cada que él iba de visita. La chica buscaba una forma de sacarle plática al joven pero éste le contestaba secamente, sin embargo, ninguno se dio cuenta que el estar tanto tiempo con la puerta abierta, el travieso Milo Ackerman gateo hasta el umbral y se perdió en los arbustos.

―Tsk, que molesta es Hitch ―dijo Levi una vez que había cerrado la puerta ―Bien, Milo es hora...

Ackerman entornó los ojos sorprendido de no encontrar al pequeño ―¡Hey! ¿Donde estas?

Levi movió muebles, abrió puertas, busco en cestos y revisó varias veces debajo de la cama para encontrar al hijo de Kenny, sin embargo no hallo nada, fue entonces que sintió algo que contadas veces sucedió: entro en pánico.

El moreno comenzó a desesperarse y varios escenarios se crearon en su mente, lo único que podía hacer era buscarlo, tomó su abrigo y salió a la calle esperando encontrarlo por ahí, porque si no aparecía antes de que llegaran sus padres podría considerarse como hombre muerto. Apresuró el paso.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

La nostalgia vuelve al hogar...

Mein SeelenverwandterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora