Valiente, parte 1

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Notas: las letras en cursiva son parte de la letra de la canción.

Advertencia: contiene Spoilers del manga, aunque no son muy explícitos.

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En un mundo lleno de luchas entre reinos, donde el más fuerte sometía a los débiles y las feroces batallas entre ejércitos eran frecuentes. Dos naciones estaban en constante conflicto desde hace cien años: Eldia y Paradis. Ambas naciones tenían un origen común donde habían sido el imperio más grande de la antigüedad. Fue hasta las invasiones marleyanas que el imperio se dividió en dos y esto sembró el odio entre las dos partes que alguna vez fueron un mismo pueblo.

Volar, balancearse, ir hasta el final...

Los Reiss, descendientes directos de la divina madre Ymir por medio de la familia primigenia Fritz, reinaban en Paradis, que era un amplio territorio lleno de ricos recursos naturales con los que construyeron unas murallas que los protegían contra los enemigos, famosas por su altura y por su impenetrabilidad.

Los Tybur que gobernaban Eldia desde que el imperio se dividió, eran aliados de Marley y enemigos acerrimos de los Reiss, por lo que se veía difícil alguna tregua o tratado de paz entre las dos naciones.

Si bien en años anteriores, las tensiones fueron controladas por el pacifismo del rey Uri de Paradis; actualmente el asesinato a manos de un paradisiano de Lady Tybur, hermana del actual rey eldiano William, habían propiciado agresiones y hasta pueblos consumidos por el fuego. Por lo que el nuevo monarca Rod había decretado la formación de un ejercito numeroso para hacerle frente a los eldianos, aunque la mayoría de ese ejercito se conformaría por hombres de campo que se verían obligados a dejar a sus familias y tierras para salvar a su nación.

Vagando por el camino eterno...

Las noticias tardaban en llegar a las provincias lejanas, como lo era el pueblo de Karanese. Lamentablemente el decreto real llegaría tarde o temprano, separando familias, como lo era la reducida familia Ral, compuesta unicamente por padre e hija. Pietro era un campesino que había quedado viudo cuando nació su única hija Petra, una joven que apenas rozaba los quince años y seguía soltera. Pietro hacía dos años que sufría de problemas del corazón por lo cual había dejado de hacer tareas que requerían mucho esfuerzo, razón por lo cual Petra era el pilar del pequeño pero acogedor hogar. El señor Ral había insistido en varias ocasiones en que su hija forjara un matrimonio y dejará de vivir solo para servirle, más su terca hija hacía caso omiso a sus recomendaciones.

–No es una carga Padre –le decía la pelirroja– y no quiero casarme solo por presión de la sociedad

Así era el carácter de la muchacha, amable, inteligente y servicial, habilidades que la hacían una buena candidata a esposa, no obstante también era astuta, inquieta, rebelde y soñadora; tal vez esas eran las razones que ahuyentaban a sus pretendientes.

Por desgracia el día en que llegó el decreto, ni las promesas de matrimonio, ni las lágrimas, ni las suplicas hicieron cambiar de opinión a Pietro cuando fue reclutado por el ejercito.

–¡No puede ir en sus condiciones! –mencionaba Petra entre lágrimas– ¡Si va así seguro que morirá!

–Al menos pelearé por mi país –dijo solemne el hombre maduro– ¡Pelearé para que tú puedas tener un futuro! –decía también con los ojos llorosos

Mein SeelenverwandterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora