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Kevin gimió profundamente cuando comenzaste a montarlo con un ritmo rápido, tus uñas se enterraban en su espalda. Habías tomado el control de la situación y él te dejaba. Algo sobre verte encima, cabalgando su longitud como una loca era poderoso y jodidamente sexy. No podía evitarlo cuando querías dominar la situación.
" Joder, muele mi pene bebé, úsame para tu placer". Hablaba con los dientes apretados mientras te veía echar la cabeza hacia atrás con placer. Sabía que estabas disfrutándolo, sabía que te gustaba frotarte porque la dulce fricción hacía que tu clítoris cobrara vida. Conocía tu cuerpo tan bien que era asombroso. Después de disfrutar eso, comenzaste a rebotar de nuevo. Te pusiste de rodillas para ter un acceso mejor. Tus manos estaban en su abdomen mientras comenzabas a rebotar rápidamente.
" Tócame bebé" , gemiste sensualmente haciendo que sus ojos se agitaran, disfrutaba que lo llamaras con apodos. Su mano libre fue a tu pecho, masajeándolo como a ti te gusta. Pellizcando tus pezones haciéndote silbar, satisfecha con el ligero dolor que Kevin añadiría a tu piel sensible.
" ¿Quién es tu dueña bebé?" Dijiste, llevando tu cabalgata a un repentino trote lento, Kevin te miró, arqueando su ceja hacia ti.
“Tu lo eres princesa… siempre te perteneceré." Él te sonrió mientras tu mano iba a sus pezones, haciéndolo sisear una vez más. Lo mantuviste así por un tiempo, disfrutando de toda la escena. Que Kevin estuviera dispuesto a ser un sumiso para ti era algo con lo que ustedes dos habían llegado a un acuerdo. Ambos sabían que para su intimidad sería lo mejor.
" Mi turno, bebé " , apretó Kevin mientras sus brazos rodeaban tu cintura y te giraban, inmovilizándote contra la cama. Te acostaste debajo de él cuando su estocada se aceleró, haciendo que tus brazos subieran a la parte superior de tu cabeza. Agarrando la almohada, sus ojos se cerraron revoloteando mientras él seguía golpeándote.
" Todo es diversión y juegos, hasta que necesito correrme, bebé". Él gimió en tu pecho, su boca encontró tus pezones. Chupaba y mordía haciendo que eches la cabeza hacia atrás en éxtasis.
“ K-Kevin… eso se siente tan bien bebé,” Tu voz era débil pero tenía una pasión tan acalorada detrás, Kevin no pudo evitar abrir más tus piernas. Necesitaba golpear ese punto determinado que hace que tus ojos se pongan en blanco. Encontró su ritmo al igual que encontró tu lugar, tus manos fueron a su pecho. Queriendo marcarlo, necesitaba sentir más dolor de él. Entonces se lo diste.
“ Joder, eso se siente jodidamente increíble bebé. Pero es mi turno, ¿recuerdas? Me toca jugar ”. Tus ojos estaban cerrados pero pudiste escuchar la sonrisa de suficiencia. Luego se inclinó y le dio un mordisco a tu pecho, haciéndote gritar tu liberación. Lo sintió, tus bonitas paredes rosadas cerrándose sobre él dolorosamente haciéndole gemir profundamente en tu pecho mientras vaciaba su semilla en ti. Tus manos se entrelazaron en su cabello, la humedad te hizo darte cuenta de lo sudorosos que estaban ambos. Ambos jadeaban. Levantó la cabeza para atrapar tus labios en un beso descontrolado, sus ojos te admiraban.
"Me encanta cuando tus mejillas se ponen rosadas así, es tan lindo".
