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Harry estaba tan desconcentrado ese día que se dedicó a fruncir el ceño y dibujar garabatos en su cuaderno en sus clases, estaba sensible por haber tenido una fuerte pelea con su padre donde éste le había gritado como de costumbre que era una persona inservible y sinceramente, no quería hacer nada. Se encontraba en algo así como en un juego de emociones. Recogió con un poco de pereza su cabello y pasó su lengua por sus dientes. El timbre del descanso sonó, avisando a todos que podían salir y aturdiendo a Harry. Estaba fuera de sí en totalidad.

Pensó que hablarle al ojiazul sería algo así como una terapia, él sabía que Louis le hacía bien y molestarlo le podría alegrar el peor de los días, claramente, eso significaba tener la atención del chico puesta en él por mucho tiempo.

Lo buscó en la multitud de alumnos y del bullicio, era una tarea un poco dificil ya que Louis no tenía la estatura más comprometedora del instintuto, por suerte para Harry mismo, él la tenía de sobra.

  Divisó al chico caminando hacia un basurero, llevaba el pelo desordenado y una sudadera gris que lo hacía lucir más tierno de lo normal.

—¡Lou!—llamó. El susodicho volteó fastidiado y rodó los ojos.

—¿Qué quieres?

—¿Cómo estas?—preguntó, su sonrisa se hizo presente.

—Mira, Harry. Odio que me hables—le admitió sin rodeos, el ruloso volvió a fruncir el ceño.

—No he venido con intención de molestarte, creí que podríamos tener una conversación normal.

—¿Y tú por qué quieres una conversación normal, conmigo?

 Él se encogió de hombros—. Me caes bien.

—¿Luego de molestarme por tanto tiempo me dices que te caigo bien? Aquí va, Styles, tu me caes mal.

Harry sintió a su corazón apretandose un poco—. Lo siento, Lou—era lo único que pudo decir.

—Lo que sea, debo ir con Megan.

—Lo digo enserio—repitió, apenado.

—No tengo tiempo—le cortó. Se dió la vuelta y comenzó a caminar hacia su amiga.

A Harry se le nublaron los ojos. Hoy no era su día.

shoes»larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora