16. Personas Cercanas

1.6K 230 81
                                    

Un puñetazo fue lo que recibió Conway por parte de Pérez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un puñetazo fue lo que recibió Conway por parte de Pérez.

A mano alzada, golpeaba el ya magullado cuerpo del hombre, desquitando toda la ira que existía en su sistema contra su rostro. Sus puños se cerraban, dándole sin tregua. Y su voz, ya estaba rota de los gritos que había pegado contra el mayor, con esa fuerza que la empujaba y obligaba a salir de una manera gutural.

Se sentía histérico, cegado por la molestia; por ese sentimiento desagradable que trepaba sobre sus entrañas, asfixiándolo.

Además de ir en incremento, esa emoción lo corrompía, haciéndolo sentir demasiado adolorido, demasiado afligido por la sensación de incompetencia a la hora de proteger a Gustabo; por no lograr reaccionar a tiempo, por no lograr prever la situación, al haber tenido de primera mano la información del superintendente.

Horacio no pudo evitar sentirse mucho más culpable, no cuando él fue de los pocos que tuvo acceso a esa información privilegiada.

Ese suceso ocurrió en consecuencia de haberlo presenciado, de observar como la persona que creía conocer cambiaba de manera radical. Como medida de seguridad, le otorgaron al chico una fracción de la información, dándole un gran voto de confianza. De esta manera, él adquirió las medidas a tomar, junto a las posibles razones del aparecimiento de Jacky, su justificación a la hora de actuar.

Ante eso, ¿Él no tenía la gran oportunidad de ver más allá, previniendo cualquier situación de ese tipo? Con esa gran pista a su alcance, el chico aun así no pudo imaginar que la situación se desencadenaría de esa manera; que escalaría a tal punto, donde los ojos de García estarían cubiertos de terror, con ruegos dirigidos a su dirección.

Sus manos temblaban de solo recrear la situación, de pensar en la vulnerabilidad que percibió en Gustabo. La señal de auxilio que gritaba sin usar su voz.

Él... se paralizó, solo pudiendo ver la escena con terror, con unos escalofríos que lo clavaban a tierra, impidiendo su movilidad.

Horacio no quería recibir el mismo trato...

Por eso no intervino.

Y fue bastante hipócrita de su parte sentir esa molestia hacia su compañero, esa desconfianza. Sentir que el mayor fue bastante cruel con él, ocultándole muchísima información, cuando Horacio actuaba de la misma manera.

La situación, además de generarle un creciente malestar, lo hizo sentirse mayormente frustrado con la infiltración, con esa relación tambaleante entre mafia y policía; ese sube y baja de emociones, donde no sabía en brazos de quien iba a morir. Día a día, él aprendía a la fuerza a lidiar con la muerte, aceptando lentamente que en algún momento quien iba a estar en ese ataúd iba a ser él.

Quien recibiría las flores, unas cuantas palabras vacías. Y, con suerte, un par de disparos para conmemorarlo. Se quedaría hecho cenizas, como un recuerdo que con el tiempo se desvanecería, ignorando lo que alguna vez fue él, dejando de existir.

𝐓𝐨𝐮𝐜𝐡 𝐦𝐞, 𝐡𝐨𝐧𝐞𝐲; 𝐆𝐮𝐬𝐭𝐚𝐛𝐨𝐰𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora