CAPITAL SINK/PECADOS CAPITALES
Con la llegada de la hija mayor del clan Vander a la mansión Sakamaki, la vida de los 6 hermanos se verá sacudida. Ella era la avaricia personificada. Tragedias, romances, alianzas y traiciones, todo se puede esperar...
"Ira. La ira es un sentimiento descontrolado y desmedido de rabia o enojo, que impulsa a cometer actos de violencia física contra otros o contra sí mismo. La ira se relaciona con la impotencia ante la realidad y la impaciencia."
"Llega a tener un rasguño o derramar alguna lágrima y juro que te romperé cada uno de los huesos con mis propias manos."
"Lo único que se hacer desde que tengo uso de razón es destrozar, no te involucres conmigo porque terminaras como esa rosa que vez allí, hermosa pero rota en su máximo esplendor" - Subaru Sakamaki
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El sexto hijo del clan Sakamaki, el único hijo de Christa y el que más sufría debido a los demonios que lo atormentaban, Subaru Sakamaki.
Todo se remonta a la unión de la bella y delicada Christa y el desalmado Tougo Sakamaki. Su amor enfermizo había sobrepasado demasiadas barreras, la ética y la moral siendo las primeras en romperse.
Las enumeradas infidelidades, las promesas rotas e incumplidas, las palabras que le prometían un falso amor incondicional, iban destruyendo lentamente el espíritu de la delicada femenina.
Sus ojos carmesí soltaban lágrimas de alegría y odio cada vez que veían al padre de su único hijo, Subaru.
Por esto, el pequeño Albino creció entre el amor y el odio de su madre, los golpes y los besos de ella, ya que por su gran parecido con su padre, Christa los confundía.
Debido a la mentalidad deplorable de la preciosa mujer, su esposo decidió encerrarla en la torre más alta de la mansión, manteniéndola aprisionada con sus pensamientos, y empujándola a la locura.
Subaru observaba a su madre desde la lejanía, ya que cada vez que la veía, ella le rogaba que la asesinara con la misma daga que le había obsequiado.
Lentamente el menor de los seis dejó de frecuentar la torre, portando en su cuello la llave de esta, la daga en su bolsillo y en su mente esos sentimientos de odio hacia sí mismo, el cual no sabía expresar de otra forma que no fuera insultando , golpeando o maltratando a su alrededor.
"Monstruo, impuro, detestable, repugnante" mencionaba Christa en cada encuentro con su pequeño mientras le acariciaba el cabello. Y ese recuerdo llegaba a la mente del ahora adolescente de ojos carmesí, sintiendo la culpa de haber destrozado completamente a la persona que más ama.
El pobre niño jamás entendió, que el era extremadamente bueno para este mundo, bueno al menos hasta que ella llegó.
