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- Que quede claro, yo no soy tu presa, no soy la presa de absolutamente nadie. No se atrevan a tocarme porque los destruiré. 

MIDNIGHT LOVE

Ambos jóvenes atravesaron el umbral de la mansión en total silencio, en un silencio levemente incómodo

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Ambos jóvenes atravesaron el umbral de la mansión en total silencio, en un silencio levemente incómodo. Caminaban al mismo tiempo, Subaru iba unos pasos más adelante de Victoria, mientras que la joven se abrazaba a sí misma debido a las bajas temperaturas del lugar, por un momento maldijo internamente el no colocarse algún abrigo.

Cuando llegaron al extenso comedor Victoria sonrió al ver la extensa mesa cargada de distintos platillos y la chimenea brillando por el fuego que se encontraba encendido en su interior. La chica se acercó unos pasos hacia ella y suspiró con alivio al sentir la temperatura de su cuerpo volver a la normalidad, pensó por un momento en su madre, preguntándose lo que estaría haciendo o en qué estaría pensando. Una mano en su hombro la sacó de sus pensamientos.

- Victoria, estoy llamándote a la mesa. - Dijo Reiji con cierto fastidio en su tono de voz.

- Lo siento, mi mente se encontraba en otro lugar. - Contestó la chica con seguridad para tomar asiento a un lado de Ayato y enfrente de Shu.

- Seguro fantaseabas sobre cosas indebidas, cierto bitch- chan? Podría acompañarte y hacer realidad tus sueños. - Habló Laito con su típico tono cantarín mientras sus mejillas se sonrojaban.

- Deja de llamarme de esa forma porque este tenedor terminará en el medio de tus ojos, Laito. - Contestó la castaña de manera severa, sin dejar de lado la sonrisa falsa que adornaba sus labios.

- Eh Laito, deja de fantasear con la futura presa de Su Majestad. Respeta la propiedad de los demás. - Ayato miró con fastidio a su hermano mayor y soltó un suspiro antes de comer otro pedazo de carne.

- Si vuelvo a escuchar ese estúpido apodo juro que te romperé la cara imbécil. - Subaru demostraba su mal humor sin siquiera tratar de disimularlo, mientras que Kanato hablaba con Teddy, Reiji resoplaba ante cada comentario y Shu subía el volumen de sus audífonos.

- Que quede claro, yo no soy tu presa Ayato, no soy la presa de absolutamente nadie. No se atrevan a tocarme porque los destruiré. - La voz de Victoria sonó fría, su mirada se endureció y su cuerpo se tensó. Por otro lado, los Sakamaki miraron a la chica inexpresivos, algunos se preguntaron en que momento la menor había desarrollado tal carácter, durante su infancia desprendía dulzura a cada paso que daba mientras que en la actualidad solo demostraba seguridad o desafío al hablar.

- Maleducados, la cena siempre es en silencio. - Por fin Reiji trató de imponer orden, sin éxito ya que cierto rubio se levantó de la mesa sin decir palabra alguna, desautorizando instantáneamente al segundo hijo. - No esperaba modales de tu parte, vago inútil.

- Imbécil. - Murmuró Shu para comenzar a caminar en dirección hacia su habitación. Subaru también se retiro hacia el jardín, y así uno a uno hasta que solo quedaban el segundo hijo y la primogénita de los Vander.

- Victoria, me gustaría invitarte una taza de té en algún momento, eres bienvenida en mi estudio cuando lo desees. - Ofreció Reiji, con sus ojos brillando de una manera algo particular.

"No vayas, va a lastimarte" le susurró a Victoria en su oído una voz que no podía reconocer, la castaña se sorprendió pero no lo demostró, sin embargo aceptó la propuesta. - Por supuesto, cocinaré algo dulce para acompañar. Con permiso, Reiji.

Vic se levantó con agilidad y en menos de 20 segundos ya había atravesado todo el comedor y la mitad de las escaleras, ¿Quién le había susurrado en su oído aquellas palabras? ¿Por qué sintió que aquella voz tenía razón? Llegó a su habitación y soltó todo el aire contenido en sus pulmones, sintiéndose a salvo por unos segundos. Tomó un chocolate de su mesa de noche y avanzó en dirección al hermoso balcón de su habitación, contempló el hermoso cielo estrellado y la brillante luna que adornaba la oscuridad del cielo nocturno.

- Siempre odié las cosas dulces, pero a los humanos parecen encantarles. - Una voz proveniente de la habitación se escuchó en todo el silencio.

- Joder Shu, no aparezcas de la nada, menos en mi balcón. - Mencionó las castaña sorprendida, mientras normalizaba su respiración y llevaba a su boca un trozo de aquel dulce para disimular, en vano, su sorpresa.

- No debes gastar energía en disimular algo que ya sé, escucho tu respiración y los latidos acelerados de tu corazón. Aunque debo decir que es bastante agotador. - El rubio avanzó hacia la chica y apoyó su espalda en la pared del lugar para extender sus pierdas sobre la baranda.

- No demuestro jamás mis debilidades, deberías saberlo. - Victoria giró su cabeza para encontrarse con los ojos azules del contrario que la miraban fijamente. - Después de todo, a ambos nos criaron con la absurda imposición de ser las cabezas del clan.

- Ni me lo recuerdes, me daba pereza en su momento y mayor me da ahora. El estúpido de Reiji hubiera matado por estar en mi lugar, y bueno, lo hizo. - Shu soltó un bostezo y su mirada se endureció al recordar la aldea de su mejor amigo ardiendo en llamas. - Ahora que es el encargado de todo se volvió mucho más amargado.

- No sabía que eso era posible. - Victoria soltó una risa que fue acompañada por una media sonrisa de parte de Shu. - Sabes, me sorprende demasiado lo mucho que todos han cambiado, en especial tú.

- Tú también has cambiado, no eres la misma niña insoportable que me seguía por ahí. - El mayor recordó por un momento su infancia, donde la castaña lo seguía por todos los lugares a donde iba con la excusa de que era su Sakamaki favorito.

- Los papeles se invirtieron, no lo crees?- Preguntó Victoria con un tono burlón mientras se acercaba al chico. Apoyó su anatomía en la baranda, lo que le permitió examinar el rostro del rubio sin dificultad alguna.

Shu la miró a los ojos y por un instante notó lo cambiada que estaba, su cabello castaño brillaba y le llegaba un poco más arriba de la cintura, sus ojos eran desafiantes y tenían un brillo de picardía en ellos, sus labios tenían un color rojizo debido al frío y sus dientes se encontraban perfectamente alineados en una pequeña sonrisa traviesa, sus piernas largas y su cintura pequeña demostraban que los años habían pasado y había madurado. Era bonita y lo sabía, inclusive el rubio llegó a pensarlo. Instintivamente, Shu se acercó a ella, respondiendo al impulso que su cuerpo le proporcionaba.

- Yo no te sigo por ningún lado, ni te seguiré tampoco. No me interesa en absoluto lo que hagas, bolsa de sangre. - Murmuró el mayor fríamente, debido a su cercanía con la chica ella lo escuchó con claridad.

- Si no te intereso, ¿por qué me has advertido de Reiji, Shu? - En efecto, Victoria había reconocido la voz de su susurro como la de Shu desde el primer momento en el que el de ojos azules atravesó su balcón. No se preguntaba como lo había hecho ya que sabía que todos los vampiros tenían poderes y que algunos pocos causaban algún efecto en ella.

- Un destello de bondad, supongo. - El Sakamaki sacó uno de sus auriculares y se lo ofreció a la castaña. - En realidad disfruto de arruinar todos los planes de Reiji, mucho más cuando no debo ni siquiera moverme.

- Midnight love? Siempre la misma melodía, Shu. - Se colocó el audífono correspondiente para luego proseguir -  Si necesitas algún cómplice para molestar a Reiji, estoy disponible.- Vic sonrió con picardía ante la atenta mirada de su acompañante. En el fondo, muy en el fondo, ambos sabían que se interesaban por el otro, pero el orgullo es mucho más fuerte. 

Desde la lejanía 4 personas observaban a los dos jóvenes, definiendo que ya era momento de poner en marcha su plan.

- Es como mover las fichas de ajedrez, uno debe esperar y actuar con astucia para lograr el "jaque mate", para amenazar y destronar al rey. - Mencionó un peliazul a sus 3 acompañantes.

CAPITAL SINK - DIABOLIK LOVERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora