CAPITAL SINK/PECADOS CAPITALES
Con la llegada de la hija mayor del clan Vander a la mansión Sakamaki, la vida de los 6 hermanos se verá sacudida. Ella era la avaricia personificada. Tragedias, romances, alianzas y traiciones, todo se puede esperar...
Al dirigirse hacia ellos, todo a su alrededor se hizo pedazos. Los trozos de aquella realidad cayeron sobre el frío suelo como pequeños pétalos de las más delicadas flores.
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- Nunca es tarde para abandonar la partida, o al menos reiniciarla. - La voz ronca de Subaru retumbó en el silencio de aquella glorieta fría, sacando a Victoria de sus pensamientos.
- Aunque reiniciara seguiría en el mismo punto. - Respondió llevándose las manos a los bolsillos de su chaqueta.
- Maldición, desde cuando te das por vencida? - Subaru recuperó su tono de voz fastidiado al notar el poco entusiasmo de la chica. - Eres aburrida si no das al menos un poco de pelea. - Continuó mientras se cruzaba de brazos.
- No se por qué pelear sabes? No tiene sentido mi presencia aquí. - Mencionó Vic dirigiendo su mirada al chico de ojos rojos.
- Joder, yo no soy tu psicólogo como para darte estúpidos consejos de vida pero escucha bien porque lo diré solo una vez, tienes el carácter y la fuerza para pelear en lo que se te antoje, pero si tú no lo decides jamás lo lograrás. - Soltó el albino con dureza, a pesar del tono frío en las palabras Victoria sintió un calor familiar y la sensación de que no se encontraba sola, sintió el deseo de abrazarlo y pedirle disculpas por irse, cosa que se prometió que algún día haría.
- Tienes toda la razón. - La chica lo observó para luego acercarse unos pasos - En mi niñez siempre me ayudaste, inclusive cuando no podías ni reconfortarte a ti mismo. Gracias, Subaru. - Victoria se encontraba extraordinariamente sensible y sincera, y aquellas palabras había querido pronunciarlas desde que charlaron la primera noche en aquella glorieta.
- Solo lo dije porque siento lástima por ti, que no se te suba a la cabeza. - El pequeño tono carmín en las mejillas de Subaru hizo reír levemente a la chica.
- Cuando menos te lo esperes, te habrás encariñado con mi presencia y seremos casi tan buenos amigos como antes. - Respondió con ironía, mientras se acercaba al albino.
- Lo único que se hacer desde que tengo uso de razón es destrozar, no te involucres conmigo porque terminaras como esa rosa que vez allí, hermosa pero rota en su máximo esplendor. - El menor del clan Sakamaki comenzó a caminar en dirección contraria.
- Correré el riesgo y sabes que yo no suelo arrepentirme de nada. - Las palabras pronunciadas por la castaña golpearon el silencio, mientras que el frío del invierno se vio camuflado entre la sensación de un hormigueo agradable cargado de esperanza en los corazones de ambos.
- No me haré cargo por las consecuencias. - Murmuró mientras le dedicaba a su contraria una sonrisa ladina. A pesar de sus esfuerzos de disimular su sensación de esperanza, Subaru se permitió sonreír, entre tanta oscuridad y tristeza se permitió brillar por un momento.
