RENMIN

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Renjun observaba confundido la puerta de la habitación de Jaemin. No comprendía aún por qué su querido novio estaba tan enfadado como para lanzarle un zapato en medio de su frente y gritarle que se fuera, para finalmente cerrarle la puerta en la cara. ¿Qué había hecho mal? Realmente no tenía ni la más remota idea de cuál fue su error. Jaemin a veces era impulsivo, seguro se le pasaría en unos minutos e iría a buscarlo para tomarle fotografías, así solía ser.

El chino se dejó caer en el sofá de la sala, dando un sonoro suspiro. Realmente estaba esperando que Jaemin apareciera, pero el peli-blanco no daba ni señales de vida. ¿Y si se había quedado viudo? No, que locura... Pero ¿y si, si? Renjun se levantó alterado del sofá y corrió nuevamente a la puerta, pero esta seguía cerrada. Resignado, soltó un bufido y se dejó caer al suelo, sentado, apretujando sus mejillas con sus puños cerrados.

— Yo que tú, mejor entro. Vi a Jisung entrar hace unos minutos y no ha salido desde entonces. — Dijo Chenle, caminando en dirección a la sala.

— Tú siempre tratando de hecharle leña al fuego. Obvio yo confio en Nana y se que en algún momento me abrirá y me hará saber que nada pasó. — Chenle se encogió de hombros y siguió su camino.

3... 2... 1...

— Pero no confio en Jisung ni en nadie.

El castaño pateó la puerta con la poca fuerza que tenía y rompió el cerrojo. Jisung estaba recostado en la alfombra, intentando animar a Jaemin con una charla motivacional, pero parecían estar igual de depresivos.

— Bueno pinpollo, tus servicios ya no son requeridos. Eres idol, no psicólogo, sal de aquí. — Bufó. Jisung salió a toda prisa, jamás había ido tan rápido.

Jaemin estaba abrazando una almohada, con un lindo pucherito y su ceño fruncido. Se veía tan lindo que Renjun no podía pensar que estaba enfadado y él aún no entendía por qué. Se acercó y se arrodilló frente al menor, que extraño era tener que arrodillarse él.

— ¿Quieres hablar? — Jaemin negó. — Pues vas a tener que hacerlo, porque me estás frustrando.

— Vete con tu tribu de Jackie Chan's, total, tu atención es para ellos. ¿No? — Renjun reaccionó.

— ¿Estás celoso? — Rió.

— No le veo la gracia. — Bufó el menor.

— Sabes que te amo solo a ti, solo que convivir con ellos me recuerda a mi hogar.

— Pues yo se decir hola, gracias y soy un tonto. Puedo transportarte a tu hogar tranquilamente. — El peli-blanco agachó su rostro, enterrándolo en su almohada.

— Hey. Te prometo que solo somos tú y yo contra el mundo, nadie más.

— ¿Lo prometes por el meñique?

— Así es. Es una promesa que no se puede romper. Te amo Nana.

— Y yo a ti.

𝕠𝕟𝕖 𝕤𝕙𝕠𝕥𝕤 ; 𝕟𝕠𝕞𝕚𝕟𝕣𝕖𝕟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora