NOMINREN

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Serendipia ; Descubrimiento o hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se peoduce de manera accidental, casual o por destino, o cuando se busca algo distinto.






























La mañana había sido exhaustiva para Renjun. La farmacia había estado completamente llena y las horas pasaban paulatinamente, tanto así que su cuerpo ya no resistía más. Ahora se encontraba revisando los estantes del almacén para asegurarse de que nada faltaba y que no necesitarían nada más ese día. Pensaba un poco en su vida, llevaba tiempo viviendo de manera monótona, ya todo se estaba volviendo un poco tedioso y absurdo. Trabajaba en la mañana, salía una hora antes que su novio Jeno del trabajo, pasaba por él y lo esperaba, para finalmente ir a su departamento a descansar. Y así era cada día de su vida, se repetían las mismas acciones una y otra vez.

En ese momento se cuestionaba sus acciones, llevaba tantos años junto a Jeno, que ya no sucedía nada inesperado y llegaba a ser soporífero, ya ninguno quería ni siquiera hablar en la noche. No tenían mucho para decirse, era como si todo se hubiese convertido en una esfera de certeza de que el día del otro había sido como cada uno de ellos. Eso era molesto, pero no querían romper, porque no era aburrimiento entre ellos, sino de las circunstancias en las que estaban viviendo. Renjun solo quería un cambio; algo rápido, repentino y extraño, así como una tempestad luego de un día soleado.

Cuando su reloj anunció que ya eran las dos de la tarde, y ya había terminado con sus quehaceres en la farmacia, se alistó para salir. Le entregó las llaves a su compañero YangYang, quien atendía desde las dos de la tarde hasta las diez de la noche, y se dirigió a la parada de autobuses para ir por Jeno. Les hacía falta dinero, pues él solo era asistente de farmaceutico, y Jeno trabajaba en una biblioteca, los ingresos no eran tantos como esperaban ya que aún no ascendían a Renjun y Jeno no pudo hacer la universidad como para tener un trabajo mejor. Tomó el autobús y este lo llevó hasta la biblioteca que le pertenecía a los Lee. Claro, no a parientes de Jeno, sino a los esposos Lee Donghyuk y Mark.

Llegó al lugar y esperó a Jeno, bebiendo un poco de café en la cafetería junto a la biblioteca. Una galleta le fue dada, una de esas galletas de la fortuna, de modo que la abrió para saber qué traía escrito en el papel que llevaba dentro. Serendipia; leyó mentalmente. No era un suceso en específico, pues de todas formas una serendipia en un suceso inesperado y desconocido, pero eran solo tonterías. Nunca pasaba nada fuera de lo común en su vida, sería estúpido creerle a una galleta. Cuando el reloj dió las tres, volvió a la puerta de la biblioteca para esperar a Jeno allí, y el rubio salió cargando un par de libros que le alquilaron. A decir verdad, Jeno también estaba harto de la monotonía en su relación, ni siquiera sentía ganas de tocar a Renjun. Se veía absorvido por preocupaciones y por el aburrimiento de que todo fuera una replica del día anterior, de modo que solo dormir lo calmaba.

- Y... ¿Cómo fue el día? - Cuestionó Renjun. Iban tomados de la mano, camino a su departamento.

- Bien, supongo. No hubo mucha clientela, pero es de esperarse, poca gente usa la biblioteca o las computadoras de una biblioteca hoy en día. - Dijo el menor, encogiendose de hombros. - ¿Y el tuyo qué tal?

- Normal, nada interesante. Mi jefe Minghao salió un poco más temprano junto a su esposo Hansol, de modo que todo quedó para mi unas horas. - Dijo, encogiendose de hombros. - Es bueno, me pagará extra por eso.

- Genial.

Llegaron a su departamento, aquel lugar tan aburrido. Las paredes eran de color café, tan apagado; la parte de abajo de estas estaba un poco descascarada; sus muebles eran negros y sin ningún tapizado llamativo; incluso la heladera era aburrida, pues estaba casi vacía, olvidaron ir de compras. Jeno encontró una lata de bliz, gaseosa que habían pedido por una aplicación, un tanto estúpido pero como a Renjun le gustó el muñequito, decidieron provarla. Renjun tomó una ducha mientras Jeno leía un libro llamado "De Seúl al cielo", un poco peculiar, ya que solía leer libros más profundos y poéticos, pero fue una recomendación de Chenle y Jisung.

La puerta sonó, llamando la atención de ambos, ya que Renjun salía del baño de su habitación secando su cabello. No estaban seguros de quién sería, podrían ser Chenle y Jisung, los dos menores siempre caían sin preguntar y se quedaban a dormir en el cuarto extra que tenía el departamento. Renjun se acercó a la puerta y abrió, pero allí no estaban ni Jisung ni Chenle.

- Hola, buenas noches, mi nombre es Na Jaemin. - Saludó con una reverencia, un joven de cabello rubio con un gran mechón azul, soriendo de oreja a oreja. Renjun podía jurar que esa sonrísa era la más hermosa que había visto. - Disculpe las molestias a esta hora, pero me dijeron que aquí alquilaban una habitación y hasta ahora pude venir. Me gustaría saber si puedo solicitarla.

Renjun se quedó helado, claramente aquel joven se había equivocado de dirección o le habían jugado una broma pesada. Sin embargo, el chino estaba tan absorto en la belleza y ternura del joven, que no podía decirle que no era el lugar que buscaba. - Ho-Hola, si, pasa y esperame un segundo.

Renjun dejó pasar al chico y le permitió sentarse en la sala, para luego llevarse a Jeno hasta la cocina.

- No podemos decirle que no, y el dinero nos vendría bien. - Dijo Renjun, susurrando.

- Pero ni siquiera lo conocemos, podría estar loco. - Bufó el rubio.

- Estaremos bien. Anda, necesitamos ese dinero. - Pidió Renjun.

Jeno suspiró. - Bien, dile que si, ya veremos qué pasa luego.

























































Serendipia... Ahora la galleta que había comido hacía dos años atrás, le parecía un poco más coherente y verdadera. La serendipia no se espera, es un suceso afortunado que no se busca y solo sucede. Eso era Jaemin en la vida de ambos, la llegada accidental del de mechón azul había sido su serendipia. Aquella noche en la que llegó por accidente buscando una habitación rentada, tomaron viaje solo por el dinero que podría ayudarles, pero Jaemin se volvió más importante de lo que esperaban. El menor era como una brisa fresca de verano; como un terremoto que llegó a sacudir la vida de Renjun y Jeno y a mejorarla. Jaemin los había sacado de la monotonía, y eso les gustaba.

- ¡Ya estoy en casa! - Saludó Jaemin. Se habían vuelto unidos en dos años, pues Jaemin era muy sociable y agradable. - Traje para cocinar una cena especial, supuse que su mensaje incluía eso de mi parte.

Renjun y Jeno estaban sentados en la mesa de la cocina, viendo como el menor dejaba la bolsa de papel con distintos alimentos sobre la mesada.

- Sientate, Nana. - Pidió Jeno, señalando la silla frente a ellos.

- ¿Por qué estan tan serios? - Cuestionó el menor, sentánsose frente a ambos sin chistar.

- Tenemos que decirte algo... - Dijo Renjun. Jaemin hizo un movimiento, indicandoles que los escuchaba. - Cuando llegaste pensamos que sería bueno para nuestro bolsillo, y para serte honestos, no alquilabamos habitación hasta que tú tocaste la puerta.

- Pero ahora las cosas han cambiado un poco. Antes de ti todo era monótono y aburrido por aquí, incluso nos costaba llevar nuestra relación. - Dijo Jeno esta vez.

- ¿A dónde quieren llegar con todo esto? - Cuestiono Jaemin.

- Te agradecemos por mejorar nuestra vida. - Dijo Renjun. - Y queremos que... Queremos que seas parte de nuestra relación, queremos que seas nuestro novio.

Jaemin se quedó tieso, rojo hasta la punta de sus orejas, no sabía qué debía decir o como debía reaccionar. - Te amamos, Jaemin. Nosotros nos amamos, pero también a ti, y es por ello que queremos compartir nuestra vida de esta manera contigo. Solo si tú quieres. - Sonrió Jeno.

- ¿P-Por qué conmigo? - Cuestionó el menor, con nervios.

- Porque eres nuestra serendipia.

𝕠𝕟𝕖 𝕤𝕙𝕠𝕥𝕤 ; 𝕟𝕠𝕞𝕚𝕟𝕣𝕖𝕟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora