Capítulo 24

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El viaje fue eterno, a tal punto que el día se convirtió en un bello atardecer, esto último si no fuera porque iba a internarse. Todo el lugar era de color blanco, a tal punto que desesperaba y mareaba, el alemán arrugó el seño mientras era guiado por dos hombres uniformados, su habitación era una de las últimas que había y para su suerte, estaba vacía, eso era un favor para el, lo último que menos quería era socializar. Se encontraba bastante cansado.
Una vez dentro le explicaron su horario, a las 9 am debía ir al comedor a desayunar, a las 10:10 debía volver a su habitación, a las 12 pm era su hora con el psicólogo, a la 1 pm debía volver al comedor para almorzar, a las 2:30 pm había una actividad grupal que duraba dos horas, para terminar la cena que sería a las 7:20 y no olvidar que a las 5 pm una enfermera les dejaría una merienda a cada habitación. Las luces se apagan a las 9 pm, por tanto a esa hora debe estar dormido, para comprobar eso, varios doctores y/o enfermeras pasarán a cada habitación procurando que todos ya estén en la cama, por tanto, advirtieron ambos hombres, nadie puede fingir ni mentir o su estadía aumentará.
Lo último que mencionaron antes de irse, es que el alemán no puede recibír visitas ni llamar hasta que mostrara un avance.

-Como si alguien fuera a visitarme.- rodó los ojos el tricolor-

Lo único que hizo fue tirarse a la cama, trataría de dormirse y ya mañana pensaría en que hacer para salir pronto de ese lugar, quizás podría fingir en estar bien y convencería a los doctores, sin más preámbulos cerró sus ojos.

Y así fue, prontamente se durmió. La noche fue tranquila y así como llegó la noche llegó el día, rápidamente se arregló las vestimentas, a pesar de que ahí le darían de todo tipo de ropa, no se seguía estando a gusto, le incomodaba pero aún así trataba de pensar en otra cosa, la puerta fue abierta por una enfermera.

-Oh, ya se encuentra despierto, es hora de desayunar.- indicó que la siguiera-

A pesar de haber muchas personas, no había mucho ruido, eso fue lo único que le agradó al alemán, debido a que tras hacer la fila para tomar una bandeja con el alimento, un doctor junto a un guardia, intervinieron y le entregaron un vaso con agua. Con cierta duda tomó lo ofrecido hasta que observó como el doctor le mostraba una pastilla, sacó la voz para quejarse hasta que fue interrumpido.

-Es un tranquilizante.- su voz era tan suave y lenta que irritaba a quien la escuchara-

Incrédulo, recibió la pastilla y con cierto disgusto la tomó, el doctor lo único que atinó fue a sonreír y marcharse, cuando por fin obtuvo su bandeja, se sentó en un lugar un poco apartado, intentaba darse ánimos, por lo menos, en este lugar no era el centro de atención como cuando estaba en la sala de reunión de la ONU. Con respecto a la comida, no se quejaba aunque esta no tenía ningún sabor, con extremada delicadeza desayuno, si bien no le gustaba estar en otros lugares que no fueran su hogar quería dejar una buena imagen, al igual que todos tenía sus manías y una de ellas era que odiaba la suciedad.

Se levantó de su asiento y se acercó a la cocina, agradeció por la comida y sin más preámbulos fue a su habitación, como había dicho el doctor, a las 12 tenía su cita con el psicólogo, por tanto, quería estar preparado, comenzó a pensar en las posibles preguntas que este le haría y sin más , se autodescribio y practicó una presentación, cuando notó que se escuchaba bien, se quedó sentado en la cama esperando que fuera la hora, la habitación no tenia ningún objeto aparte de lo ya mencionado, le desesperaba que no hubiera algún reloj por más pequeño que fuera.

Sin más, otra chica de alrededor de 50 años lo vino a buscar y lo guió a una sala, en donde un señor de casi la misma edad se encontraba arreglando unos papeles, al notar la presencia del tricolor detuvo su acción y le dedico una sonrisa, era la misma persona que le había dado los tranquilizantes en el comedor.

-Hola, alemania, soy el Dr. Smith y seré tu psicólogo.- la enfermera ya se había retirado de la habitación- toma asiento.- indicó un pequeño sillón que estaba al frente de él-

-Es un gusto conocerlo.-

-¿Cómo te sientes el día de hoy?.

Esa pregunta por más simple que pareciera era todo lo contrario, ni siquiera sabía cómo se sentia realmente, ¿desde hace cuanto que alguien le preguntaba como estaba?, cuando iba a responder con un simple "estoy bien", el doctor empezó a reir.

-No creas que empezaría una terapia con esa pregunta, eres tan serio Alemania.- secaba algunas lágrimas producto de la risa-

-Ya lo creo haha- intento seguirle la corriente algo incomodo-

-¿sabes?, es difícil hacerle terapia a alguien tan popular.- se cruzó de piernas- quiero decir... ¡le estoy haciendo terapia al hijo de Third Reich!-

-uh...¿gracias?.-

-Vamos, no estés tan tenso.- dio un largo suspiro y comenzó a hablar- como sabrás desde hoy en adelante seré tu sicologo, por tanto debes acostumbrarte a mí, comenzaremos con un par de preguntas simples, respondelas con total sinceridad. ¿Alguna vez tu padre te golpeó?

-Ninguna.

-Vaya, eso fue rápido, sigamos, con solo una palabra, ¿como te describirias?.

-Trabajador.

-Perfecto, ¿Alguna anécdota que quisieras contarme?.

-Oh, no salgo mucho, por tanto es complicado contar una.

-Tu padre te encerraba.-susurró escribiendo en su cuaderno-

-¿Qué? ¡no!.

-Estás alterado, eso me hace sospechar que si ocurrió.

-Eso no es cierto, borre lo que escribió.

-Sabes Alemania, e estado haciéndole terapia a muchos países, más de lo que tu crees y es imposible que una bestia como tu padre no te haya dañado.

-¿Disculpe?, mi padre no es una bestia.

-Tu pequeño corazón no quiere admitir que fue rota por tu supuesta familia.

-¡¿De qué está hablando?!

-No te preocupes, gente como tú tiene salvación.- su mirada se volvió fría- yo puedo repararte, te lo aseguro.

-¡No confunda las cosas!- el corazón del tricolor palpitaba con rapidez-

-Solo tienes que ir al camino del bien, yo te guiare hasta allá, confía y reza para que la maldad se vaya de tu cuerpo. No saldrás de aquí hasta que eso ocurra, cuidare bien de ti, igual como lo hice con tu padre.

-¡¿Qué?!- ¿había escuchado bien?, ¿su padre?-

-¡Es momento de comenzar Alemania!- se puso de pie alzando ambos brazos hacia el cielo- aquí todos todos tus pecados serán eliminados y serás un hombre de bien, ¡un hombre totalmente nuevo!

El Alemán se levantó de su asiento, ¿Porqué derrepente este hombre le causó tanto miedo?.

-Espere... debe haber un error.

-¡Llevenselo!-Un guardia entró a la habitación posicionándose detrás del alemán-






¿Igual a el? RusGerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora