Capítulo 27

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Rápidamente sus lágrimas fueron secadas, el contrario que no sabía que hacer solo se mantuvo en silencio. El tricolor aún con cierta tristeza fue al comedor a dejar su bandeja y pidió a las enfermeras poder retirarse a su cuarto, estás al ver su rostro no dudaron en aceptar.

¿Hasta cuándo tendría que vivir con ello?, el mayor no mentía.

-Si muero, nadie lloraría.

Intentó dormír para alejar un poco su pesimismo, quizás lo ayudaría a despejar su mente.

El sonido de la puerta abriéndose, lo hizo dar un salto en la cama, prosiguió a restregar sus ojos que ardían un poco por el llanto ejercido con anterioridad. Soltó uno que otro bostezo y se levantó de la cama, evitó cualquier tipo de contactó visual y prosiguió a seguir al guardía.

En un instante recordó la pastilla que se encontraba en su manga y evitando cualquier ruido, boto la peculiar "droga" al suelo. Sonrío interiormente por cometer su cometido.

Cuando por fin estubo en la sala con el extraño doctor, se sentó en una silla negra extrañamente muy cerca del contrario, trató de ignorar ese detalle. Ambos hombres quedaron de frente en frente, cosa que incomodó al país.

-Ten.- le entregó una píldora rosada con una dulce sonrisa.-

Oh no, otra de esas pastillas. Si la persona con quién charló en el comedor tiene razón debe ser otra droga, no podría ocultarla en su boca por mucho tiempo debido a que se deshaceria y terminaría ingeriendola de todas formas. Tampoco era una opción tirarla por ahí.

-¿Sucede algo?.

Negó rápidamente con la cabeza y con las manos algo temblorosas tomó la píldora y se la trago sin demora alguna.

-Buen chico, ¿sabés? eres más obediente que tu padre, él sí que era un cascarrabias.- Río- y sobre todo, eres más débil que él.- sonrío complacido al ver que la droga comenzaba a hacer efecto en el alemán.-

Una gota de sudor tras otra comenzó a caer de la frente de Alemania, su pulso comenzó a acelerarse y su cuerpo comenzó a temblar. Intentó levantarse pero su cuerpo no respondía, su angustia aumentó cuando el doctor se levantó de su asiento y se acercó peligrosamente hacia el.

Con sus asquerosas manos comenzó a tocar los muslos del alemán, mientras que su boca se acercó al cuello del nombrado anteriormente, empezó con pequeños y cortos besos para luego utilizar su lengua, dando mordidas y lamidas en la zona.

-Eres tan delicado, pensé en hacerlo después de un tiempo pero no me pude resistir a la tentación, tu olor es igual a la de tu padre. Provocas que me caliente demasiado Alemania.- su mano derecha tomó firmemente la suave mano del tricolor para dirigirla hacia su entrepierna, la cuál resaltaba un bulto.- hermoso.

Con gran fuerza y brusquedad tiró del cabello del alemán provocando que éste soltara un grito de dolor mezclado de jadeos, lo dejó sentado en el suelo, mientras con excesiva necesidad desabrochaba su propio cinturón para sacar el miembro de este.

-Ya sabes que hacer.- guío la cara del tricolor hacia su pene.-

Alemania tomando un poco de fuerza cerró su boca lo más que pudo.

-Oh~ no te resistas lindura, sabes que esto es lo que deseas. Vamos, pruébalo. Dios, Third Reich...Third Reich...te deseo tanto.- cegado en total placer, el de bata blanca comenzó a gemir.-

El miembro del doctor estubo apunto de entrar en la boca del contrario, si no fuera porque una enfermera totalmente alterada entró sin pedir permiso a la habitación.

-¡Doctor!, ¡el paciente #514 se escapó!.

-¡Tsk!, la próxima no te salvarás.- amenazó al de orígen alemán y procedió a romperle la camisa, dejando todo su pecho al descubierto, lo mismo hizo con su pantalón pero en vez de romperlo solo le bajó el cierre y desabrochó el botón, mostrándose a vista el boxer negro que el contrario traía, quería humillarlo a más no poder. Debido a la falta de tiempo, tomó unas esposas y las apretó lo más fuerte que pudo en las muñecas del alemán, ambas manos comenzaron a ponerse rojas.- odio hacer las cosas apuradas. Pero ¿Sabés Alemania?, cuando tu padre estuvo aquí, disfruté tanto sus gritos de dolor puro y ahora mírate, tú serás el siguiente. ¡Por fin mi colección estará terminada!

-E-estas en-fermo.- como pudo, el tricolor habló.-

De su maletín sacó una jeringa con un líquido extraño y lo inyectó en el brazo del alemán sin piedad alguna.

Desde el primer instante en qué el líquido entró en el organismo del Alemán sintió un dolor indescriptible, jamás había sentido algo así, sus gritos no dudaron en salir.
Quería patalear pero le era imposible, el doctor lo estaba torturando.

-Tu voz es exquisita.- lamió el hilo de saliva que caía por los labios del país producto de sus gritos- pero estás haciendo mucho ruido, pequeña puta. Agh cállate, ya terminé, ahora tengo que darte tu regalo a pesar de que te portaste mal pero como es tu primera vez, seré piadoso.

El de bata blanca fué otra vez a una mesa que tenía varias herramientas como bisturís e tijeras, sacó un bozal.

-Aquí tienes perra, te sacaría los dientes de la puta piraña que tienes pero es mucho por hoy, me cansaste.-Le insertó el bozal bruscamente a tal punto que la boca del alemán comenzó a sangrar-

-¡Mhgn!.

-Nunca lo había dicho, pero Dios, tus ojos son tan hermosos, dorados como el oro puro...quiero arrancarlos. Lo haré la próxima vez.

El alemán tembló al escuchar sus palabras. Como un estropajo dos guardias lo arrastraron hacia su habitación, su cabeza daba vueltas y no podía pensar en nada por culpa del dolor. Cuando llegaron a su cuarto lo tiraron hacia dentro como cual muñeco.

La tortura duró aproximadamente 1 hora, el alemán derrotado y sin fuerzas, se encontraba tirado aún en el piso, de la misma forma en que lo habían dejado, su pecho bajaba y subía. Por fin, los efectos de las drogas habían disminuido un poco.


¿Igual a el? RusGerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora